Aún recuerdo cuando tenía 7 años, esa fue la primera vez que mi madre me llevo consigo a una cita con una de sus amigas de la infancia, recuerdo que me puso un vestido amarillo con unos lazos color naranja, es uno de los días que nunca lo olvido, pues aún tengo la foto de ese día.
Llegamos a un restaurante muy elegante, mi mamá estaba ansiosa por esa cita tan especial.
Cuando llegamos, vi a una mujer muy bella con un vestido azul cielo, su piel era clara, sus ojos verdes brillaron cuando nos vio, corrió a abrazar a mi madre.
-Mírate nada más, no has cambiado nada- alago a mi madre mientras nos acercábamos.
-Mírate tú-, le contesta mi mamá- estas más bella que antes- le dijo dándole una vuelta mientras ella sonreía -no me digas que es tú hijo- desvió su mirada mientras señalaba a una silla, donde había un niño de 9 años.
-Si, es mi hijo- afirma orgullosa.
-Pero mira, tu niña, esta enorme, ¿qué edad tienes? - pregunta al mismo tiempo que se acerca a mí.
-Tengo 7 años- conteste apenada.
El niño simpático se levanta de la silla, se acerca a mí y me toma de la mano.
-Ven, vamos a jugar- dice mientras me jala a unos juegos que estaban enfrente de la cafetería.
Yo me hago para atrás, pues no lo conocía y me daba pena jugar con él.
-No, quiero a mi mamá – dije mientras corría adonde estaba ella.
-No te preocupes, yo te cuido, me llamo Alexander y seré tú mejor amigo- dijo mientras me tomo con una mano mi cachete.
-Está bien, yo soy Chelsea, pero ¿lo prometes? - Le pregunte, inclinando mi dedo meñique hacia el como símbolo de promesa, siempre lo hacía con mi mamá.
-lo prometo- junto su dedo al mío y cerramos la promesa.
Nos tomamos de las manos y empezamos a jugar en la resbaladilla, en los columpios, en el sube y baja, fue una tarde muy divertida.
Después de casi 2 horas, nuestras madres nos hablan.
-Alexander, Chelsea, vengan ya nos vamos- nos llamaba su mamá, la bella Alexia.
Mi madre me toma en sus brazos -Me dio muchísimo gusto pasar una tarde tan maravillosa contigo- le dijo mientras le daba un beso en la mejilla.
-Me encanto haberte visto después de tanto tiempo- agrego Alexia.
-Mamá ¿Cuándo nos volveremos a ver? - interrumpió Alexander.
-Muy pronto- Confirmo su madre.
Con señas de despedida, les dije adiós, y salimos del café, recuerdo que ellos se quedaron en la cafetería un poco más.
Mi madre conmigo aun en brazos, cruzo la calle y levanto la mano para pedir un taxi, yo me quede dormida a medio camino.
Desperté con mi pijama de ponis, era mi favorita, ya era de día, y un olor a hot cakes me hizo levantarme de la cama.
En la cocina estaba mi madre, con su delantal que le había hecho en el preescolar, tenía diamantina, listones de diferentes colores, pero ella lo portaba con orgullo, mi primera obra de arte lo llamaba ella.
-y ¿Como te la pasaste ayer? - me pregunto dándome la espalda en lo que volteaba un hot cake.
-Muy bien, fue muy divertido haber jugado toda la tarde- conteste rayando mi libro de colorear que siempre estaba en el desayunador de la cocina.
- ¿Quieres volver a jugar con Alexander? - me pregunto mientras volteaba con un plato en la mano.
-Si, me divertí mucho de verdad, me gustaría volver a verlo- dije contenta.
-Te tengo una sorpresa- dijo en lo que se acerba a una cajonera de la sala -Mira esto- me muestra una invitación muy elegante, con detalles dorados.
- ¿Quien cumplirá años mamá? – pregunte intrigada.
-Sera cumpleaños de mi amiga Alexia, la mamá de Alexander y el motivo de la reunión era para invitarnos personalmente.
-De verdad mamá- emocionada salte de la silla y corrí a darle un abrazo.
-Si amor, así que tenemos que desayunar rápido, para ir a comprar unos vestidos, porque mi amiga es muy importante y mucha gente ira a su fiesta de cumpleaños- finalizo con un beso en la frente.
-Si mamá- corrí a comerme mis hot cakes y un vaso de leche.
Nos vestíamos para salir de compras, estaba emocionada, escogería el vestido más bonito para verme espectacular.
Entramos aun tienda llamada Zaar-s había de todo, ropa para mi mamá y para mí, era una tienda para la familia, había muchísimos vestidos muy bonitos, pero uno de ellos llamo mi atención, un vestido azul turquesa con detalles de pedrería, unas flores y un tul hermoso.
-Mamá, este es el vestido que quiero- dije emocionada dando pequeños saltos.
-Esta hermoso mi niña, yo elijo este para hacer juego- tomo uno turquesa de cintura alta y manga corta.
Fuimos a los probadores, nos los pusimos y nos veíamos divinas, estaban hechos para nosotras.
- ¿Que dices? - me pregunto mi mamá.
Editado: 01.04.2021