Tal vez, Siempre Seras tú. (editando)

25. El final de un amor

Desde ese día George está más distante de mí, no me deja que vaya a la cafetería pues cree que puedo armarle muchas escenas de celos con cualquier mujer.

-Buenos días- digo desde la cama.

-Buenos días- dice vistiéndose a prisa.

-George, déjame ir contigo hoy, quiero ayudarte- pido acercándome a él por la espalda.

-Chelsea, ya te dije que no- dice volteando a mi mientras abrocha su camisa.

-Espera, ¿me acabas de llamar por mi nombre? -  pregunto confundida.

-No empieces por favor.

-George, ¿Ya no me amas? - le pregunto frente a frente inclinándolo a mí.

-No lo sé- confiesa y eso hace que mi corazón se rompa.

- ¿Como que no lo sabes? – pregunto con voz débil y lágrimas en mis ojos.

-Chelsea, estos últimos días me he sentido raro- dice mientras se dirige al espejo para acomodar su cabello.

- Pero ¿por qué? Desde que perdí a nuestro bebé, eres otro.

-Si, no lo sé, pero solo quiero despejar mi mente, y no es que no quiera estar contigo, pero siento que es mi culpa que hayas pasado por todo esto.

-George, Te amo, y si paso esto es porque tal vez no era nuestro momento- digo abrazándolo por la espalda.

-Pero.

-Pero ¿Qué? Ni siquiera me has preguntado cómo me siento, no me has tocado desde hace días, ya no me siento especial para ti- le reprocho.

-Lo siento mucho, de verdad perdóname, pero es que he estado saliendo con Amy por cuestiones de un proyecto y la encuentro atractiva y creo me enfoque en ella- termina por confesar.

- ¿De qué proyecto? – trato de no darle importancia a lo que dijo de ella.

-Quiere comprar la cafetería.

-No sabía que la querías vender.

-No quiero, pero quiere que sea el comedor de sus empleados, a mí me pagarían un importe por comidas, pero sería moverme a donde ellos están.

- ¿Y ella te gusta? - pregunto con un nudo en la garganta.

-Admito que es muy guapa y atractiva- dice mientras se pone sus tenis.

- ¿y?

-Si, me gusta- confiesa una vez más.

-Está bien- digo y corro al baño cerrando la puerta.

-Chelsea lo siento, no quise mentirte, no sé, cuándo estoy con ella soy otro.

- ¿De verdad? - contesto del otro lado de la puerta.

-Creo hemos atravesado por tantas cosas como para que esto se vaya de un día para otro.

- ¿Qué quieres decir? – pregunto mientras abro la puerta del baño - ¿Quieres el camino libre con ella? - pregunto.

-No- dice tomando mis manos para acercarme a él.

-Entonces por qué me abandonas, y me dejas de hablar.

-Lo siento, es que es raro, no lo sé, soy muy torpe para esto.

-Solo quería una cosa, que estuvieras conmigo, que me abrazaras, que me dijeras que todo iba a estar bien y fue lo contrario, como si no te haya importado mi salud o el hecho de sentirme vacía por completo.

Su aspecto cambia, y sus ojos se llenan de lágrimas -Perdóname, de verdad lo siento mucho, soy un tonto, quería darte tu espacio, pero lo hice mal.

-Tan mal que me hiciste sentir la peor persona de este mundo- confieso.

Me abraza y me besa, al fin después de varios días. -No cierres la cafetería- pido -ya estoy mejor y déjame ayudarte- agrego.

-Si, seremos el equipo que solíamos ser- propone así que nos vestimos y salimos a hacer unas compras, vamos caminando tomados de la mano, como solíamos hacerlo.

-Al fin se les ve felices- dice el Sr. Const cuando nos ve pasar.

-Si- contesta George, hacemos las compras para el día, casi llegando recibo una llamada.

-Chelsea- escucho la voz de Grecia.

-Grecia- contesto alegre de escucharla.

- ¿Cómo han estado? – pregunta.

-Muy bien- digo, pero por dentro quiero contarle todo.

- ¿Abrirán la cafetería? – pregunta entusiasmada.

-Si, ya vamos para allá, espera, ¿cómo sabes que está cerrada? – pregunto confundida.

-Estoy aquí.

Colgamos el teléfono, le doy la noticia a George, así que nos apresuramos para llegar.

-Chelsea, George- corre a abrazarnos.

Entramos a la cafetería y nos ponemos a platicar en lo que Noah le ayuda a George a acomodar las cosas.

- ¿Y esta sorpresa tan inesperada? – pregunto mientras como una manzana.

-Noah le quiere pedir mi mano a George, creo de eso hablaran- confiesa en voz baja.

-De verdad, Grecia, Felicidades- digo sosteniendo su mano.

-Si, estoy muy feliz, muchas gracias.




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