31.Empezamos juntos para siempre

Tomamos un taxi y hacemos un recorrido por más de dos horas, veo un paisaje hermoso lleno de campos verdes, llegamos a una casa grande con un jardín hermoso.

-Es aquí- dice Alex mientras toma mi mano.

-Es hermoso- digo mirando todo a mi alrededor.

Toma las maletas, paga el taxi y entramos por un cancel blanco, vemos como 2 personas corren a ayudarnos.

-Príncipe Alex, volvió.

-Si Micaela y Rogelio, miren ella es Chelsea.

Ambos me miran con cara de sorpresa, -Bienvenida Srita. Chelsea- quitándome las maletas de las manos.

Entramos por el jardín, veo muchas flores, pastos verdes recién cortados, entramos a la casa y es muy rustica, pero bonita, me llega un olor a pasta recién hecha, caminamos por los amplios pasillos y llegamos a las habitaciones.

-Bueno, tendrán que dormir separados está bien, aquí será su habitación.

Ambos sonreímos.

-Es lo correcto- dice Alexander.

Entro a la habitación y es enorme, veo una cama gigante en la habitación, me gusta, pero no tanto como mi recamara del palacio, aunque la vista aquí es más neutral.

-Descansa Chels, tendré que ir por unas cosas.

-Está bien- contesto recostándome en la cama.

Veo por la ventana que Alex se va con el señor encargado de la casa, así que decido dormir una siesta, que me relaja por completo.

Tocan a la puerta-Pase- digo con un ojo entreabierto.

-Señorita Chelsea, ¿Quiere merendar algo?

-Oh, si claro, en un momento bajo- sonrió.

Se retira y veo el reloj, son las 12 del medio día, me levanto, me pongo unas botas que por extraña razón había puesto en mi maleta. Bajo y está la señora Micaela en la cocina.

-Dígame ¿Cuánto tiempo tienen trabajando aquí? Por alguna razón no había escuchado de esta casa. Pienso.

-Desde que me case con Rogelio señorita, hace 20 años.

-Wow, eso es increíble, entonces el señor es su esposo.

-Así es señorita.

- ¿Y tienen hijos?

-No, desafortunadamente, no podemos ser bendecidos con una criatura señorita.

-No sabe cómo lo siento, no quería, lo siento.

-No se preocupe, usted es diferente a Chloe.

-Ah, ella si vino aquí verdad, si a mí tampoco me gustaba para Alexander.

-Ella era mala y manipuladora, pero bueno por algo nuestro señor se la llevo.

-Si, lo sé, siempre le dije a Alexander lo mismo, pero bueno, sabes yo también estuve casada.

- ¿De verdad? - me mira con asombro.

-Si, pero, él me engaño cuando más lo necesitaba y le pedí el divorcio, yo- trago saliva -Yo, perdí un bebé.

-Lo siento mucho señorita Chelsea- me abraza.

-Si, Dios, tal vez no quería que fuera el momento- suspiro.

-Si niña él sabe lo que hace, pero mírese ahora esta con Alexander, y ambos se ven muy felices juntos.

-Si, estamos juntos- sonrió.

Escuchamos que llega la camioneta y ambas salemos a recibirlos.

-Amor- me dice Alex con una mano arriba saludando.

Solo sonrió y veo que traen muchas cosas.

-Se trajeron el mercado completo- dice Micaela viendo las cajas de comida.

-Algo así Micaela- Contesta Rogelio.

Meten la cosas a la cocina y nos sentamos en la isla que está en medio.

-Dile Rogelio- dice Alexander.

-Micaela, el joven Alexander nos acaba de comprar boletos pa que nos vayamos de viaje a Londres, donde siempre has querido ir- dice muy feliz

Micaela con las manos en la boca, -De verdad joven Alexander.

-Si Micaela, sé que celebran 20 años de matrimonio, es un regalo.

Ambos abrazan a Alexander -Pero no deberán de decirle a mi madre que nos dejaron solos.

-Está bien joven- dicen ambos.

-Ándale Micaela, vamos a hacer maletas- dice emocionado -El avión sale en 4 horas.

Ambos van a sus habitaciones emocionados, y Alexander se acerca a mí, me toma de la cintura y me besa.

-Nos quedaremos solos eh- dándole un codazo con mirada picara.

Solo me guiñe un ojo y sale para ayudarles a subir sus maletas.

-Vamos a llevarlos- me hace señas para que me suba a la camioneta.

Vamos camino al aeropuerto que esta como a una hora y media, pero nos adaptamos tan bien con ellos que hasta chistes van contando.

-Llegamos- dice Alexander.

Salimos y les hacemos compañía en la sala de espera, mencionan su vuelo y nos despedimos de ellos.