- Este es el plan.
La sonrisa de Tristan no se borraba desde que su hermano mayor había aceptado ser su aliado. En cambio, el rostro de Ryan se notaba muy pensativo, ponía en duda cada situación. ¿Realmente quería perder a su hermano por completo? ¿Quería entrar al lado maligno de su hermana? Pasaban las horas y ambos seguían planeando infinidad de cosas para que Aiden no cumpliera los 100 días.
Siempre daba vueltas por su cuarto, dudaba y dudaba por todo. Odiaba dudar, lo hacía sentirse débil, inútil e impotente ante la situación. Se cruzaba siempre a su hermano mayor, lo odiaba. Isaac siempre lo hostigaba con preguntas, apenas se veían este lo agarraba y le preguntaba por Aiden, lo mismo con Tristan. Ella se reía, a él le temblaba la voz.
- No puedo hacer esto Tristan.
Ambos hermanos se juntaron en la habitación de la menor. El rostro de su hermana mostraba pura furia, no entendía cómo podía cambiar tan fácil de opinión. Realmente le molestaba.
- ¿Y qué paso con nuestra alianza? Dijiste que me ayudarías con lo de Aiden.
- No puedo hacerlo. No puedo dañar a mi gemelo.
El cuarto quedó en silencio. Tristan daba vueltas a su alrededor, soltaba leves carcajadas, murmullos y suspiros. Se acercó a su hermano y solo le dio una cachetada, aun riéndose en su cara.
- Fue Isaac ¿verdad? Te lleno la cabeza de cursilerías de hermandad, familia, etcétera. – caminaba alrededor de su hermano, gesticulando con sus brazos y rostro.
No estaba equivocada. Isaac le hablaba de esas cosas, pero aun así él no le prestaba atención. Todas sus ideas eran propias, parecidas a las ajenas, pero igualmente de su pertenencia.
- No necesito que otros me llenen la cabeza, tú también lo haces y ya no quiero oírte. Estoy cansado de esto Tristan, no quiero seguir y punto.
Ryan salió de su cuarto apenas terminó de hablar. Su hermana se acercó hacia la puerta y comenzó a los gritos.
- ¡Deja de esconder lo que sientes Ryan! ¡Vas a terminar solo de todas maneras! ¡No intentes contenerte! ¡Tu cuerpo se hará una pesadilla!
Ryan ni siquiera se volteó a verla. Tristan en cambio se sintió muy mal luego de decir eso. Empezó a llorar y a reír, recordaba muy bien esas palabras. Se sentó en el suelo, nunca había recordado algo de lo que veía. Llamaba a su padre a gritos y no aparecía. Llamó a Ryan y no apareció. Llamó a todos sus hermanos y solo apareció uno.
- ¿Ahora pides ayuda? Realmente te hubiese ayudado mejor en otro momento a recapacitar. – Isaac la miraba sonriendo, se puso en cuclillas frente a ella.
- Ayudame Isaac, por favor. – tartamudeaba llorando, tosía cada tanto e intentaba levantarse, aunque su hermano no le dejaba.
- Calmate, respira lento. Al tener visiones no tendría que suceder esto, si pasa es porque algo está mal en ti.
Tristan obedeció, respiro lentamente logrando calmarse. Se levantó con ayuda de su hermano y se sentó en su cama. Siguió con los ejercicios de respiración mientras su hermano la miraba.
- No es tan difícil pedir ayuda, pero si la pides por algo incorrecto luego no recibirás para algo necesario.
- Yo no puedo hacer que saquen a Aiden.
- No, pero puedes decirle a Ryan que lo haga, que termine esa maldita apuesta en buenos términos.
- No quiero que él gane.
- Tu sabrás que hacer. – se puso de pie y se retiró del cuarto.