Tan inalcanzable

Capitulo 2 Reunión inesperada

Hoy el señor Jenkins uno de nuestros más antiguos clientes, un hombre de 65 años me pidió que lo acompañe a una reunión en un restaurant con un posible socio de expansión para su empresa inmobiliaria.

 

Estamos en uno de los mejores restaurantes de la ciudad con un área reservada solo para los que estarán en la reunión.

 

Es un lugar muy caro y con estándares de etiqueta muy altos, yo di uso de un vestido muy elegante que tenía nada llamativo pero que resaltaba mi silueta, es color vino y me llega a la rodilla, me puse unos tacones altos y una cartera a juego, acomodé mi cabello y puse un toque sutil de maquillaje.

 

Entre al área reservada como siempre imponiendo y haciendo uso de mis atributos, caminado un poco sensual pero no al extremo de lo vulgar, acepto que me gusta ser el centro de atención. Llegue a la mesa y salude a todos formalmente, me presenté con los que no conocía y me senté a lado del señor Jenkins, comenzamos la reunión sin contratiempos, yo revisaba los papeles y los libros que habían traído los participantes de la reunión escuchaba y preguntaba algunas cosas ocasionalmente, hablaba con el señor Jenkins de algunos datos y seguimos así por alrededor de 2 hora, el trato se cerró favorablemente para todos.

Estaba lista para levantarme y salir del lugar cuando llego El, un hombre increíblemente guapo y con porte de ser empresario, elegante y formal.

 

Se disculpo con todos por llegar tarde y pregunto si podía hablar de sus negocios o ya era muy tarde para todos, me acerqué al señor Jenkins y le dije que era mejor pactar otra cita, admito que quería verlo por más tiempo, pero también sabía que debía ver a otro cliente en el despacho en 30 min.

 

Me levante y dije, lo siento señor, pero me tengo que retirar, la reunión era a las 4:00 y son las 6:15, sería mejor pactar otra cita y hablar acerca de su plan de negocios y ver si es beneficioso para mi cliente. Ahora si me disculpan tengo que irme.

 

El me hizo mala cara y dijo: que puede ser tan importante como para que no pueda cancelarlo y seguir aquí, por que perder el tiempo en pactar cita para otro día si estamos aquí todos los interesados y podemos hacerlo ahora.

 

Me disponía a contestar cuando, el señor Jenkins se levantó de la silla y dijo: señor Ramston siento mucho no poder seguir por hoy con la reunión yo le pedí a la señorita Moyano que me diera 2 horas de su apretada agenda el día de hoy y he sobrepasado por un poco el tiempo requerido, que le parece si hacemos otra cita y hablamos sobre estos asuntos.

 

Ahora sabía que se apellidaba Ramston, se me hacía conocido el apellido, pero no le tome importancia, más que nada veía su actitud prepotente y con aires de ser el quien mandaba que me daba rabia

 

Ramston: señor Jenkins si la señorita tiene que irse puede hacerlo y nosotros podemos hablar de nuestros asuntos, la realidad es que no la necesitamos.

 

En ese momento sentí que la sangre se me subía a la cabeza, quien se creía este tipo para decir eso, acaso no sabía que soy la mejor, estaba a punto de decirle todas las cosas que se me ocurrían en ese instante y podía ser capaz de golpearlo, primero decir que nada debía ser más importante que su reunión y ahora que no me necesitaban ahí, que le pasa.

 

Jenkins: señor Ramston agradezco su tiempo, pero debo irme, si aún está interesado en hacer negocios conmigo déjeselo saber a mi asistente, para poder pactar cita con la señorita Moyano y poder vernos, sepa que no hago ningún negocio sin ella presente. Le agradezco a todos su presencia en esta reunión. Comenzó a caminar a la salida.

 

Jenkins: Vanessa, no dejes que ningún hombre con ego alto te hable de esa manera, sé que vales muchísimo como Contadora y como persona.  

 

Vanessa: Gracia señor Jenkins.

 

Me despedí con un nudo en la garganta y salí disparada de ahí para llegar a tiempo a lo reunión en la oficina y por qué no quería que nadie viera las lágrimas que salía de mis ojos, tanto por frustración por no haberle dicho nada a ese hombre arrogante, como por las palabras tan dulces del señor Jenkins.

 

Varios días después recibí la llamada de Anne la asistente del señor Jenkins para pactar cita con él y el señor Ramston, otra vez tendría que toparme con ese hombre, tan guapo, pero tan arrogante.

Le dije que tenía disponible en la agenda el viernes a las 2, que podía ser un almuerzo.




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