Relatado por Ashton
Tengo una reunión con unos posibles clientes a las 4 y mi vuelo está retratado, debo salir ayer, pero como me imaginaría que mi vuelo estaría retrasado.
Llego tarde a la reunión y veo que están levantándose y despidiéndose, no puede ser tengo un gran proyecto de inversión que ofrecerles y no podré presentarlos por la demora de mi vuelo.
Haré lo posible por que lo escuchen.
Saludo y les digo si podía hablar de mi plan de trabajo o si ya era muy tarde, esperando que me dieran el espacio y poder hablarlo.
Estaba molesto por llegar tarde y eso se me notaba, cuando estoy molesto suelo ser un poco arrogante y fastidioso. Eso me han dicho, es uno de mis defectos, aunque quisiera cambiarlo creo que lo hago involuntariamente. Soy obseso con el control de mi tiempo y por eso no me gusta llegar tarde a ninguna reunión ya sea formal o informal.
Veo a una hermosa mujer en medio de un montón de empresarios, todos hombres. Pienso por un momento que debe ser una dama de compañía de alguno de estos viejos millonarios.
La hermosa mujer se pone de pie y dice que ella se tiene que ir, que la reunión era a las 4:00 cosa que yo sabía y que eran 6:15 cosa que también sabía.
Sabía que estaba llegando tarde me molestaba que me lo recordaran porque no me gustaba llegar tarde.
Dijo que se podría pactar otra cita y podría hablarse de los beneficios que obtendría su cliente.
Cuando dijo eso caí en que lo que había pensado antes, que ella era una dama de compañía y uno de estos viejos era su cliente.
De inmediato me moleste y dije si había algo que pudiera ser más importante y que ella no lo pudiera cancelar para escucharme, es tan arrogante esta mujer pensé.
¿Por qué piensa que su tiempo vale más que el mío?
Escuché que el señor Jenkins comenzó a hablar por ella, ahora sabía con quien venía, era con el más viejo de ellos. Debe ser una dama de compañía cara pensé.
Dijo que él había pedido que ella le diera 2 horas de su tiempo para estar ahí y que ya se había pasado. De nuevo pensé que debía ser una broma, por que debería importarme a mí el tiempo de una mujer como ella, que se gana la vida de esa manera.
Debe ser más cara de lo que me imaginaba.
Me encontraba muy cabreado por escuchar que la defendiera así y no hice más que contestar que si Ella tenía que irse que se fuera y que nosotros hablaríamos de negocios.
¿Por qué debería estar alguien como ella escuchando cosas que no iban con su círculo de vida?
El señor Jenkins contesto de nuevo que tenía que irse y que, si quería una cita que la hiciera con su asistente para pactar con su acompañante y hablar de negocios, me quedé realmente impactado, quería decir que está dama de compañía significaba mucho más para el de lo que pensé.
Ashton debes aprender a medir tus palabras dije a mis adentros.
Tuve que llamar a la asistente del señor Jenkins y páctalos una cita para almorzar a las 2 pm en un restaurante.
Ahora tenía que quedarme algunos días más en la ciudad por esta reunión, pero la realidad es que me interesaba mucho la fusión con la empresa de Jenkins.
Se llegó el día y vi llegar al señor Jenkins solo, me sorprendió un poco ya que pensé que llegaría con su hermosa acompañante.
Debió estar molesta conmigo por como la trate, pero sigo pensando que una mujer como ella no debería está aquí.
Unos minutos después la vi entrar se veía tan hermosa, sensual y segura de ella mismas. Se acercó al viejo Jenkins y le dio un beso muy cariñoso, bueno como no debería hacerlo si es su cliente.
Me saludo cortésmente y se sentó a lado de Jenkins el inmediatamente le dio los documentos que yo le di sin siquiera verlos. Por qué ella debí leerlos y no el. Realmente me sorprendió y aún más me sorprendió que sacara un marcador de textos amarillo, un bolígrafo y un iPad de su bolso.
Ahora resulta que tenía que agradar con mi contrato a ella y no a él, esto si era increíble.
La vi hablar con el muy cerca y le mostraba los puntos en el contrato y en el iPad, no lograba escuchar bien lo que decían, solo veía que él estaba muy atento a sus palabras.
Yo solo podía verla es hermosa, tiene unos ojos preciosos y unos labios que muero por morder, no creo que el viejo no quiera dejarme disponer de los servicios de esta mujer.
Un momento después Jenkins hablo, me dejo saber que había discutido con su acompañante los puntos que aceptaban y los que no en el contrato, también que había algunos que se podían cambiar y así hacer negocios.
Casi me caigo de la silla al pensar que esta mujer realmente tenía a este hombre haciendo lo que ella quería.
Le dije que ella me diera el iPad y me explicara los puntos, quería saber sus objeciones, saber por dónde iban las peticiones de esta mujer.
Comenzó a hablar y comencé a darme cuenta de que ella no era cualquier mujer, era preparada y sabía hablar de negocios muy bien, no podía negar que tenía soltura y manejo de los conceptos contables y administrativos de la empresa de Jenkins.