Lu
Era una tarde fría de invierno, que acompañaba de forma perfecta mi estado de ánimo, con tan solo diez años llevaba a cuestas el dolor de la separación de mis padres...
- Lu, date prisa, es hora de irnos.
- Es necesario que asista mamá, la verdad estoy cansada y no quiero asistir a esa reunión, seguro será para conocer a niños desagradables -- trate de hacer mi mayor esfuerzo en no ir, pero al parecer fue inútil.
- Date prisa, te espero en el auto, lleva un abrigo, seguro habrá una gran tormenta.
- Esta bien -- seguro será una larga tarde.
Viajamos alrededor de media hora, el tráfico es interminable, pero me encantaba deleitarme con los colores de los edificios, extraño tanto a papá.
- llegamos -- me alertó mamá, sacándome de mis pensamientos.
El lugar era hermoso, una recepción a las afueras de la ciudad, tipo campo, se respiraba aire fresco, al ingresar había un gran letrero que decía "Bienvenidas chicas rosa" era un encuentro de compañeras de un club al cual mi mamá perteneció en su adolescencia.
- Parece increíble que hubieran detenido ese nombre - exprese en un tono sarcástico mirando a mi mamá-
- Hija, no eres quién para juzgarnos, además señorita usted con diez años, hace y dice más cosas "increíbles" así que calladita se ve más bonita.
- A veces pienso que yo debería ser tu hermana y no tu hija, además soy el vivo retratado tuyo, o al menos eso dicen los abuelos.
Al ingresar pude observar varias mujeres en entre 20 a 50 años, al parecer eran varias promociones las que se habían reunido.
- Fíjate por donde caminas niñito - exprese molesta al sentir mi blusa toda mojada.
- No fue mi intención, además venías distraída, deberías cerrar la boca, no sea que se te meta un bicho.
- Eres un tonto - exprese con convicción, pero al mirarlo fijamente, mi corazón dio un salto, y es que esos ojos negros eran simplemente hermosos.
- Pues prefiero ser tonto a ser pedante y grosero.
- Ummmm eres un - y no puede concluir mi fino insulto porque así como llegó se marchó.
La tarde fue lenta, y entre mi blusa mojada y el frío que empieza hacer, decidimos regresar ante de lo previsto.
Teníamos un mes de haber llegado al pueblo que sería nuestro nuevo hogar. Y hoy sería mi primer día de clases en la escuela matutina.
- Mamá, date prisa o llegaremos tarde.
Camino a la escuela, mamá me dio para la colación, era mi primer día y yo lucia impecable, con mi uniforme todo en su lugar y mi cabello negro sería sin duda la sensación.
- Pasaré por ti a las 2, que tengas un lindo día Lu - me decía mi madre mientras estampaba un sutil besos en mis mejillas.
- Igualmente mamá, lindo día, te amo.
Sentía temor al ingresar, todo era nuevo y diferente, sentía la mirada de los niños sobre mí.
- Tú, se puede saber que haces aquí?
- Bendita suerte la mía, pensé - y justo en ese instante, al girar, estaba el causante de mis desgracias, por suerte hoy no me estropeó la blusa.
- Yo -- lo dije con la mejor sonrisa -- supongo que lo mismo que tú, estudiar, solo espero que no sea en la misma sala, niñito.
- Pues prefiero pedir que me cambien antes que eso suceda.
- Será lo mejor, no soportaría tener que verte todos los días - expresé.
- Quien no lo soportaría sería yo - empezaba a perder la poca educación que tengo-
Y justo en ese momento, cuando empiezo a creer que se marcharía, giró en redonda y me miró con esos bellos ojos que sentí mi corazón parar, ¿será posible que exista una conexión a nuestras edades? me pregunté.
- Sabes una cosa, pensándolo bien, es un gusto que seas mi compañera, así tendría a quien hacerle la vida imposible.
Y así iniciaba un nuevo capítulo en mi vida, sin mi padre, en un lugar nuevo y con un niño que tiene un no se que... Sin duda este sería un largo año, pensé...