Lu
Parecía irreal, el destino había conspirado y ahora volvía a estar frente a ese chiquillo, ahora no tan chiquillo, su tacto, su beso, todo perfecto.
Luego de nuestro instante de risa, besos y caricias nos despedimos, prometiendo vernos esta noche, conversar y aclarar nuestros sentimientos.
Me sentía nerviosa, pensaba en todo, si volvía a desaparecer, nunca me había enamorado, nunca había tenido este sentimiento que tengo ahora.
- Hoy estas más distraída que nunca chiquilla -- la voz burlona de Cielo me hizo salir de mis pensamientos. --
- Estaba pensando en las cosas de la vida, las vueltas que da en momentos que ni nos imaginamos – mi corazón latía tan solo recordar lo vivido momentos atrás –
Pasamos la tarde viendo películas, riendo y conversando de todo un poco, la vida de Cielo no había sido fácil pues perdió a sus padres a muy temprana edad.
- Que tal me veo – le pregunte a Cielo, había decidido optar por un hermoso vestido color cielo, el cabello suelto y poco maquillaje.
- Hermosa Lu, serás la sensación de los ojos de ese amor tuyo – jajaj no podía evitar reír de las ocurrencias de mi Cielo, en tan poco tiempo nos habíamos complementado muy bien.
Salí rumbo al encuentro de Frank, esperaba llegar primero para sorprenderlo, faltaban aun 20 minutos para la hora pactada.
Luego de 40 minutos, mi paciencia empezó a surgir efecto, me sentía molesta, no podía ser posible que olvidará nuestro encuentro. Las lágrimas amenazaban con salir y me reusaba a ello, no le daría el gusto, eso jamás.
- Hola Luciana – escuche a mis espaladas –
- Hola – no podía creer, lo que me faltaba – que deseas mmm lo siento, pero no se tu nombre –
- Eso es lo de menos – respondió tajante – solo venía a comunicarte que Frank no vendrá.
- Eso por lo visto ya lo sabía – respondía haciendo un movimiento con mis manos – acaso lo vez por aquí – respondí en su mismo tono –
- Tranquila, solo vine abrirte los ojos, Frank nunca se fijaría en ti, eres tan poca cosa, mírate, no estas a su altura – maldita infeliz, como dolían sus palabras – es mejor que no te hagas ilusiones – como si no supiera que estoy re metida por algo que ni empieza—
- Yo no vivo de ilusiones – me mordí la lengua para no llorar – y valgo mucho, quizás el que sea poca cosa es Frank que no es tan selectivo para escoger sus compañías, o sino mírate tú – di media vuelta, necesitaba salir de aquí –
- Que te pasa – la deje con la palabra en la boca – yo le puedo dar lo que tu nunca le podrás dar, lárgate de una vez – la escuche gritar.
Las lagrimas solo rodaban, necesitaba gritar, me sentía utilizada, solo robo mí primer beso, mierda, pero como se siente, así de mal se siente que te rompan el corazón, reí para mis adentros, no quiero saber del amor nunca más.
Llegue al cuarto que compartíamos con Cielo, por suerte ella no estaba, me tire a la cama y no supe a que hora me deje llevar por el sueño.
- Lu, despierta – mmm Cielo, Cielo.
- Luciana tu mamá – que que
- Que pasa con mamá – mi amiga me miraba con el rosto rojo de haber llorado, sabía que algo malo había pasado.
- Lo siento amiga – fue lo único que me dijo y me abrazo a ella – el entrenador te espera a la salida para llevarte al aeropuerto.
No supe más, perdí las ganas de llorar, las ganas de vivir, el entrenado me explicó que mamá había sufrido un accidente y no había logrado salir adelante, estaba ida, no supe ni como subí al avión.
Cuando llegue mi papá me esperaba en el aeropuerto y me abrazo tan fuerte que solo en ese instante me quebré, mi corazón estallo en mil pedazos, mi madre había muerto y con ella yo también lo había hecho.
- Todo estará bien mi Lu, papá está contigo – era lo único que papá me repetía mientras me frotaba la espalda.