CAPITULO III: UN PASO ADELANTE

CAPÍTULO III

UN PASO ADELANTE

-¿Sabes quién vino a la fiesta ayer?

-¿Quién?

-Steven.

-¿Steven? ¿El que fue tu novio en el pasado? ¿El hermano de tu prometido? ¿Estamos hablando de ese Steven?

-Sí, ese mismo.

-¡Oh rayos! ¿Hablaron?

-Sí.

-Deja de responder con monosílabos y cuéntame con lujo de detalles, ¿Qué opina de que te estés por casar con su hermano?

-No sé si quiera hablar al respecto, se portó grosero y se dedicó a tratar de hacerme sentir mal, no entiendo realmente cuál es su problema. Nick y yo empezamos nuestra relación mucho tiempo después de que él se fuera.

-Aun así debes tratar de entender que no es normal ver a la mujer que una vez amó prometida a su hermano.

-Lo sé.

-Bueno cambia esa cara triste, la vida de una novia puede estar lleno de muchos sentimientos mas no de tristeza ¿Cómo ves tu vestido?

-Tienes razón y yo creo que mi vestido esta hermoso.-respondí mientras me miraba de todos los ángulos frente al espejo.

-Tú estás hermosa, obviamente tenía que quedarte perfecto lo elegí yo y soy la mejor en estas cosas.

-Más humilde no creo que podrías sonar.

-Gracias.

-Sabes que estaba siendo sarcástica.

-Como sea- solo me reí con su respuesta, Miranda había sido mi amiga por cinco años y si algo había aprendido de todo ese tiempo era que todo con ella era risas aún en el peor de los momentos podía lograr sacarle una sonrisa a cualquiera.

Miranda fue de mucha ayuda cuando Steven se fue, de hecho la conocí un par de meses después, nos hicimos amigas rápidamente, o debería decir que ella insistió en ser mi amiga.

-¿Dónde anda esa cabeza tuya?- pregunto mi amiga, nos encontrábamos en una cafetería después de un largo día de preparativos, agradecía al cielo haberme pedido el mes libre.

-Lo siento, estoy toda llena de pensamientos, tantos que no hacen más que enredarse en mi cabeza.

-Te entiendo estás a tres semanas de casarte y todos los preparativos pueden llegar a ser muy cansados.

-Sí, ni que lo digas, eso sumado a…

-¿A qué?

-Nada, olvídalo- No le podía decir que últimamente no dejaba de pensar en Steven, no era acerca nada en particular, ni tenía que ver con un sentimiento romántico hacia él, simplemente estaba llena de dudas. Su regreso me había llenado de preguntas respecto a muchas cosas, preguntas que me solían atormentar especialmente durante la noche.

-Vale, sabes que puedes confiar en mí- se veía preocupada- no estarás pensando echarte para atrás.

-¡No!- respondí tan pronto había terminado de hablar- amo a Nick y casarme con él es lo que quiero. ¿Qué te hizo pensar eso?

-No lo sé, creo que… no sé cómo decirlo, supongo que lo dije por el hecho de que tú a un principio no lo querías más que como un amigo y a veces todavía pienso que tu amor hacia él no es más que costumbre- no entendía que la había llevado a pensar eso- No me lo tomes a mal, sólo que cuando te conocí hablabas tanto de lo que tenían tú y Steven, con tanto amor y por momentos siento que no iguala a lo que tu dientes por Nick. Sabes qué déjalo la que sabe mejor respecto a sus sentimientos eres tú.

-Tienes razón, el amor que alguna vez sentí por Steven fue tan fuerte y tal vez lo que siento por Nick nunca llegue a igualarlo, lo cual no quita que amé a Nick y que lo que sentí por Steven forma parte del pasado. Además creí que lo que tenía con Steven duraría para toda la vida y no lo hizo.

-Hablando del rey de Roma…

-Hola Valentina- interrumpió Steven antes de Miranda pudiera terminar de hablar.

-Hola- respondí mientras me ponía de pie para saludarlo- te presento a mi amiga Miranda- dije señalando a mi amiga-Miranda, Steven.

-Mucho gusto.

-Igualmente, aunque es una lástima que me tenga que retirar tan pronto.- mi amiga agarró su bolso.

-Entonces ya nos vamos- imité su acción.

-No te preocupes por mi Vale, puedes quedarte a hacer compañía a tu amigo- ¿Qué se traía entre manos?- Necesitan hacer las paces- contestó ella en voz baja mientras me daba un beso de despedida en la mejilla para luego hacer lo mismo con el recién llegado.