Que al final había sido lo que Ayra le había contado en una de sus tantas conversaciones en el hospital. Ellas se habían echo grandes Amigas. Verlas juntas me hacía tan feliz como ver a Cassie Tratar a Jade. Ella realmente la amaba mucho.
Entonces supe en ese momento que Ayra no sólo había cambiado mi vida sino la vida de todos.
-Te ves guapo-dijo Amber acomodando la corbata blanca de mi traje azul celeste. - Estoy muy feliz de que seas parte de nuestra familia, se que tuvimos muchos problemas pero eran jóvenes y tampoco hicieron las cosas de la mejor manera. Charles y yo solo estábamos intentando hacerlo bien con todas nuestra fuerzas - Dijo como si se estaba justificando y disculpando al mismo tiempo.
- Nunca he pensado lo contrario, me consta que la has amado desde que decidiste hacerla tu hija - Le dije sonriendole y ella me abrazo.
Connor rompió su silencio eterno y por fin se animo a dirigirme la palabra - Yo también quería disculparme, no tuve las bolas en su momento para poner a Cassie en su lugar, pero sentí miedo al rechazo de mis padres y deje que mi miedo los hundiera en su momento -
- Esta bien Connor, no te culpo y creo que ella menos, Nadie logro hundimos mira aquí estamos todos - Dije y el me abrazo - Es tan injustos, ustedes merecen tener su final feliz -
- pero si este es nuestro final feliz, y yo estoy cumpliendo mi deseo, me casaré con la mujer de mis sueños que me dio también una hermosa hija y una gran familia - Dije y el se calmo.
La música comenzó a sonar y Ayra entró de la mano de Charles. Ella tenía un vestido azul celeste realmente hermoso. Alabama se había destacado y tenía un velo típico de su país que la hacía ver perfecta.
Ambos se acercaron y Charles me la entregó en las manos. - No hace falta que que diga que la cuides porque ese siempre fue tu trabajo. Lo hiciste muy bien. Gracias por amar tanto a nuestra hija. Tienen mi bendición - Ayra lo abrazo le dio un beso en la mejilla. El la beso en la frente y se fue a sentar a su lugar. Ella tomó mi mano y el cura comenzó la ceremonia.
Poco tiempo después entró Jade con los anillos. Y había llegado el momento de hacer nuestros votos. Ella comenzó:
-Mylas fue la primera persona en mi vida que sin ninguna pizca de lástima me miró, me sonrió y me tendió su mano. Y aunque la primera vez que no la sostuve. La segunda vez que me la ofreció la tomé y jamás volví a soltarla. Me aferré tanto que fui yo la que di el primer paso, el primer beso y también planee nuestras primera vez- Yo enrojeci de vergüenza y todos comenzaron a reírse. Ella me dijo lo siento muy bajo y yo la mire mal. Ella continuó
- El sin duda alguna fue el regalo del cielo por todo lo que alguna vez se me arrebato. Porque desde que él llegó a mi vida hasta en los días mas grises siempre ahí estaba pintandome arcoiris...Entonces amor gracias, gracias por tomar mi y no soltarla mas nunca, gracias por quedarte tantas veces que te dije que te fueras, gracias por cuidarme, amarme y bajarme cada estrella del cielo con tal de hacerme feliz. Lo lograste en todas las formas posibles e imposible. Y sí! Claro que acepto ser tu esposa hoy, mañana y en especial para siempre. - Dijo colocando el anillo en mi dedo. Solté el aire rápidamente y seque mis lágrimas.
-Bueno como pueden ver yo soy la niña de la relación, lo digo por lo sentimental y quedado. En serio ella fue la que dio el primer beso, yo solo me lo imagine 3000 veces antes y Ayra solo una. Ella se lo imagino y lo hizo. De una sin rodeos. Y así como ella se aferro a mi cuando yo le di mi mano yo también lo hice con ella. Se me ha escapado tantas veces, y aquí estoy. Es la segunda vez que le pido matrimonio y aun estoy asustado pensando en que ella va a salir corriendo en cualquier momento. Por esa razón no voy extenderme en decir tantas cosas. Solo diré que desde la vi supe que ella sería mía y yo por siempre suyo. Asi que mi pequeño dragon gracias por hacerme el sueño realidad de convertirme en tu esposo- Dije y coloque el anillo en su dedo. Y antes de que el cura terminara la típica frase "Y los declaró marido y mujer" Ella ya estaba besándome.
Un beso tan fuerte como el primero pero tan amargo porque sería el último. Ella lo sabía y yo también. Por eso rogaba que no se acabará. Pero como la magia no dura para siempre la realidad nos golpeó la cara.
En pleno almuerzo, ella simplemente comenzó desvanecerse. Y mientas todos estaban alterados corriendo de un lado, llamando a la ambulancia, y llorando.Yo solo decidí quedarme tranquilamente a su lado sosteniendo su mano como siempre, hasta su ultimo suspiró de aliento.