Cuando Christal colgó el teléfono, sonó el timbre de la puerta. Ella salió de su habitación, bajó las escaleras en silencio a pesar que su cabeza quería explotar y abrió la puerta. Para su sorpresa era la persona que menos quería ver en ese preciso momento.
— David ¿Qué haces aquí a esta hora?¡Está de noche y es tarde!
— Te quiero a tí y tú lo sabes. Solo que el motivo de mi visita es otro.
— Déjame decirte que no quiero nada que venga de tí.
—Lo que voy a contarte es algo muy delicado.
— Entra pero sé breve.
— Se trata de Daniel. Hoy lo encontré con Celeste besándose en su oficina y luego salieron juntos a un bar. Él en ese momento estaba en el apartamento con ella, Celeste me contó todo. Te lo había advertido y no me hiciste caso. Daniel solo usa a las mujeres y luego las desecha. Acaso tú crees en verdad que la muerte de Violeta fue a causa de una sobredosis? ¡Déjame decirte que no! Él la asesinó cuando estaba bajo los efectos de las drogas que consumía. Su padre movió sus influencias y compró funcionarios para evitar que cayera a prisión. Esa es la razón porque Daniel trabaja en la empresa aunque no le agrada, tiene un pacto con su padre — David tomó aire y miró con lástima.
Mientras Christal apenas contenía su llanto y antes de derrumbarse en los brazos de David le dijo:
— ¡Eso no es cierto! Tú eres un maldito mentiroso capaz de hacer cualquier cosa por manchar su nombre.
— Entonces dime porqué está en el apartamento de Celeste. Acaso no crees que ellos tienen una relación.
— Esa mujer me dijo que es su ex novia y que él estaba borracho.
— ¡Son amantes! Siempre lo han sido. Tú eres la única que no lo sabía. A Daniel sólo le interesaba acostarse contigo, ella es igual a él por eso están juntos. No tienen corazón, mienten y sólo les importa el dinero de mi tío. Te dije que hay un acuerdo de matrimonio entre los dos.
Tanta información le estaba destrozando a Christal el corazón en mil pedazos, no era posible que este fuese el mismo hombre del que ella se había enamorado. Estaba tan aturdida, ella se había entregado a él porqué sintió que la amaba y afrontar la realidad le era casi imposible. No era posible que Daniel la hubiera usado. Después de un silencio ella volvió a la realidad y se apartó de David.
— Tú no eres la persona más indicada para desahogarme. Olvidaste que también me engañaste. ¡Eres un hipócrita! Me contaste todo esto para vengarte de él.
— Eso no es cierto. Sí lo hice es por tí. Aún te amo a pesar de todo lo que ha pasado y no quiero verte sufrir.
— David te pido que te marches y me dejes sola. ¡No quiero verte, ni hablar más contigo!
David se levantó del sofá y caminó hacia la puerta mostrando arrepentimiento, mientras ella esperaba para cerrar la puerta y derrumbarse por completo.
Ya en el auto David tomó su teléfono móvil y marcó a Celeste quien contestó de inmediato.
— ¡Querida! le he contado todo a Christal y está destrozada.
— Ves qué fácil era separar a esos dos. Tú sabes que nunca pierdo y cuando me propongo algo siempre lo consigo.
— Dime el imbécil de mi primo ¿Dónde está?
— En mi cuarto. Está tan borracho que mañana no va a recordar nada de lo que pasó hoy.
— Celeste tenemos que celebrar nuestra Victoria.
— David alguien puede vernos juntos y eso en este momento no nos conviene a ninguno de los dos.
— Sí, tienes razón. Puede ser en un lugar discreto como mi apartamento.
— Ese no es precisamente un lugar discreto pero me encanta la idea. Te buscaré mañana después que me deshaga de Daniel.
Christal se encerró a llorar en su habitación, lamentaba que su tía no estuviese porque necesitaba desahogarse. No tenía otra opción, tomó el teléfono y llamó a su amigo Anthony quien llegó en cuestión de minutos a su puerta. Ella le hizo seguir a su habitación y se tendió en sus brazos y entre lágrimas comenzó a contarle todo lo que había pasado.
— ¡Anthony! tenías razón. Daniel es igual o quizás peor que David. ¡Me mintió cuando me contó su historia! ¡Está con Celeste la mujer esa que David nos habló!
— ¡Cálmate Christal! Siento decirte esto pero te lo advertí desde el principio.
— No quise escucharte ¡Fuí una tonta!
Él la abrazó fuerte y la consoló. Sentía satisfacción de lo ocurrido, a pesar que le dolía ver a Christal así. Ahora tendría una nueva oportunidad de acercarse a ella y esta vez no la iba a desperdiciar como antes.