Christal no le contó a su tía el encuentro que tuvo con el padre de Daniel y rogó a Anthony guardar el secreto. Al día siguiente ella debía ir por los resultados de los exámenes pero lo haría sola para no preocuparse Anthony. En los últimos días se sentía un poco mareada, tenía náuseas y la comida le provocaba muy poco por alguna razón. " ¡Santo cielo quizá estaba embarazada! " pensó con angustia e ilusión.
Daniel perdió su norte y las riendas de su vida. Sin darse cuenta estaba por tocar fondo en un abismo en el que él mismo se lanzó quizás por cobardía.
La noche oscura y fría le hacía recordar el día que conoció a su ángel de ojos azules. Él se encontraba tomando una copa de licor, había perdido a Christal por un momento de debilidad, no recordaba nada de esa noche maldita que pasó en compañía de Celeste.
Desconfía de su ángel, los celos le nublaba el pensamiento y el solo imaginar que Christal y Anthony se entendieran lo ponía mal. Empuñó fuerte sus manos hasta el punto de quebrar la copa lastimando su mano con el borde de un vidrio. "Soy un tonto" ( pensó con un poco más de cordura) Él había sido el primer hombre en su vida.
— ¡Maldición! Voy a recuperar a Christal así sea lo último que haga en la vida.
Daniel tenía una pelea clandestina programada para esa noche, se tomó su última copa y subió al ring. Cada vez que él peleaba se transformaba y dejaba a flote su lado oscuro. No existe más regla que acabar a golpes el oponente y eso era precisamente lo que él hacía, aunque recibió algunos golpes no fueron tan certeros como los que el impacto en su contrincante quien no resistió mucho tiempo sus golpes.
Las mujeres enloquecen al ver el torso desnudo de Daniel, los tatuajes y piercing que llevaba sobre su piel blanca lo hacían ver muy sexi pero él solo tenía ojos para Christal.
Cuando salió de la bodega donde participaba en las peleas, sintió que alguien lo seguía en medio de la penumbra, sin prestar mayor atención continuó por la calle desolada y al pasar por el callejón recordó aquella noche que conoció su ángel de ojos azules. Estaba perdido entre los recuerdos cuando un golpe en su espalda interrumpió aquel momento, él sintió como el frío de un puñal penetró en su cuerpo instantáneamente en dos ocasiones, no tuvo tiempo suficiente de reaccionar. Solo vió correr a un hombre en la oscuridad. El dolor en la espalda era intenso y estaba sangrando mucho. Su frente empezó a sudar y un frío recorrió su cuerpo, no llevaba su teléfono móvil, la calle estaba solitaria como aquella noche. Él sentía que perdía las fuerzas, como pudo recorrió la corta distancia hacia su apartamento mientras traía a su mente el recuerdo de Christal, aquellos momentos vividos, quizá no la volvería a ver nuevamente y eso le hizo llorar amargamente.
El dolor se hizo más fuerte, una sensación de sequedad en sus garganta le impedía casi respirar y una sed intensa se apoderó de él. Daniel se desmayó en un andén ante la mirada de unos pocos transeúntes. Pronto alguien llamó una ambulancia y fue trasladado a una clínica cercana.
Cuándo Daniel ingresó a la clínica no portaba documento alguno y por lo tanto nadie sabía su nombre para dar aviso a su familia. Lo llevaron a cirugía de inmediato porque el puñal había perforado un riñón y tenía un sangrado interno. Su situación era crítica, otra persona en su condición no resistiría la cirugía pero se notaba que él era un hombre fuerte.
El cirujano entró a la sala donde se encontraba el paciente y se sorprendió mucho porque se trataba del hijo descarriado de su amigo Demetrio. Quién creyera que operaría el hijo de un amigo y este no tenía la menor idea. La cirugía fue un éxito solo faltaba esperar para saber cómo evoluciona el paciente.
En casa el señor Demetrio no asimilaba aún la noticia, la posibilidad de ser abuelo lo llenaba de esperanza porque era un hecho que su hijo Daniel era un caso perdido. La idea no lo emocionaba del todo porque la chica era de clase media, pero tampoco le era indiferente. Quizá un hijo sería razón suficiente para que Daniel saliera del abismo en el que se encontraba. Después de un largo rato decidió ir a dormir y cuando se entraba en la cama sonó el teléfono. "¿Quién llama a esta maldita hora?" Demetrio levantó el teléfono un poco molesto.
— Sí. ¿Dígame qué ocurre para que llames a esta hora de la madrugada?
— Demetrio sé qué es un poco temprano… pero debo contarte algo que ha ocurrido-ñ.
— Maximiliano no podías esperar hasta el amanecer, hace poco me dormí y ya me estas despertando.
— Es acerca de tu hijo.
— ¿Apareció?
— Sí, está en la clínica.
— Dime ¿Está herido? ó … ¿Está muerto? Maximiliano contestame por favor.
— Está vivo. Lo acabo de operar porque lo apuñalaron y su situación es muy crítica. Mejor ven a la clínica y te explico.
— Enseguida salgo.
Demetrio llegó lo más rápido que logró teniendo en cuenta que él vivía en otra ciudad.
Al llegar buscó a su amigo quién lo colocó al tanto de la situación. La operación había sido un éxito pero Daniel se encontraba en la unidad de cuidados intensivos con pronóstico reservado, debido a la gravedad de sus heridas y el sangrado interno que por poco acaba con su vida.
Demetrio no tenía mente para la empresa, ante la situación decidió llamar a David y pedirle que se hiciera cargo del puesto de presidencia en su ausencia porque él por primera vez en su vida acompañaría a su hijo.