Tan Solo Una Noche

Un excelente padre

Era fin de semana y Christal no tenía clase en la universidad, Anthony estaba trabajando en el bar y la tía se encontraba en otra ciudad en viaje de trabajo. Ella continúa en su cama observando en silencio una fotografía de Daniel mientras abrazaba su almohada, de repente sonó el teléfono. 

— ¡Buenos días! ¿Cómo estás?

— Bien señor Demetrio.

— Christal te llamó para contarte que Daniel ha reaccionado, estuve hablando con él hoy e insiste en verte.

—¿Él está bien? ¿Quiere verme? ¿Daniel está consciente?

— Así es. Ya envié el chofer por tí.

La alegría de Christal era inmensa, sin duda jamás olvidaría ese día porque el alma le había vuelto al cuerpo con aquellas palabras y como no estar feliz si el padre de su hijo estaba bien. Ella amaba profundamente a Daniel  aunque quisiera demostrar lo contrario. Christal llevó las manos a su vientre tratando de abrazar a su bebé, porque la felicidad que sentía en ese momento era muy grande.Tomó un vaso de jugo con unas galletas para no despertar sus náuseas, mientras esperaba el chofer.

Cuando llegó a la clínica, Demetrio la acompañó a la habitación de Daniel, ella trataba de disimular la felicidad de su rostro aunque le era casi imposible. Cuando entraron a ver a Daniel Demetrio la dejó a solas. Él se veía mucho mejor, ya no tenía tantos aparatos y una sonrisa en su rostro iluminó su cara en el momento que la vio llegar. Ella enmudeció y las lágrimas salieron de sus ojos pero esta vez era solo de felicidad. Se acercó un poco a él, con sus manos entrelazadas para evitar el deseo que sentía  de abrazarlo.

— ¿Cómo te sientes? —  preguntó Christal.

— Con tú presencia estoy mucho mejor, puedes acercarte un poco. Déjame tocar tu mano.

Ella se acercó en silencio con unas inmensas ganas de abrazarlo pero el recuerdo de él con Celeste era imborrable de su mente. Daniel le tomó la mano a Christal y entrelazo sus dedos con ella, el silencio en la habitación se hacía insoportable hasta que ella lo interrumpió.

— Daniel tenía miedo... pensé que ibas a morir como mis padres.

— No mi princesa, no puedo abandonarte. Ahora más que nunca voy a estar a tu lado, te lo prometí aquella noche y lo voy a cumplir.

Ella retiró su mano con asombro al escuchar sus palabras. 

— ¿Por qué lo dices?

— Mi padre me colocó al tanto de todo lo ocurrido en mi ausencia.

— ¿Te lo dijo?

Ella se sintió defraudada, nunca volvería a confiar en Demetrio. 

— Mi padre pensó que quizás no lo harías. Temía que tomaras distancia en cuanto yo reaccionara.

— No sería capaz de ocultar un  bebé, solo que no era el momento más adecuado. 

— ¡Christal mírame! Eres la persona que más amo en la vida. Sabes que un hijo es una razón muy grande para querer vivir al igual que tú. Te juro que voy a dejar atrás todos mis vicios y seré un excelente padre para el bebé. 

Ninguno de los dos lograron contener las lágrimas y ambos lloraron de felicidad, si bien las circunstancias de la vida los había separado, el destino se empeñaba en unirlos de cierta forma para siempre. No hubo más palabras, él se limitó a tomar la mano de ella, Daniel estaba débil y pronto cerró sus ojos quedando dormido. Ella contempló su rostro con ternura, no le guardaba rencor porque lo amaba aunque la herida en el corazón continuaba abierta. 

Una enfermera interrumpió el momento cuando ingresó a la habitación y le pidió a Christal que saliera para ella a realizar su trabajo. Ella dejó un beso en la mejilla de Daniel quien dormía placenteramente y salió a encontrarse con la realidad que le esperaba en el pasillo. 

Como era de esperarse allí se encontraba David, Tamara, Celeste y Demetrio con quien solo compartió una mirada sin decir palabra. 

Cuando iba a subir al automóvil, Demetrio la detuvo.

— ¡Christal!  Debo agradecerte por venir a la clínica.

— No tiene que agradecerme, lo hice por mi bebé. Daniel es su padre y eso no lo puedo evitar.

— ¡Miente muchacha! lo hiciste porque aún lo amas.

— Señor Demetrio. Con todo respeto eso no lo voy a discutir con usted.

—No te preocupes no es mi asunto. Ni pienso interferir en sus problemas, solo ustedes pueden solucionarlos. Pero mi nieto sí lo es y es algo que no voy a discutir.

Christal lo observó muy sorprendida, nunca permitiría que ese hombre dañara la vida de su bebé como lo había hecho con la de Daniel.




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