EN CASA DE DEMETRIO.
Daniel salió de la clínica acompañado de su padre y Celeste que no perdía ninguna oportunidad para estar con él. Daniel extrañó la ausencia de Christal que no estuvo presente como los demás días, quizás estaba enferma o cansada, _ pensó con un poco de nostalgia _.
Demetrio lo había convencido para terminar la recuperación en casa de él, aunque la idea no le agradaba de un todo teniendo en cuenta lo difícil que le iba hacer desprenderse de Celeste que lo asfixiaba a cada momento, terminó aceptando la propuesta de su padre. Esa era realmente la intención de Demetrio, él buscaba que su hijo aclarara el malentendido con Christal de una vez por todo y regresará con la chica.
Después de un largo viaje Daniel llegó a su casa paterna, ese lugar no le traía recuerdos agradables, allí permaneció solo en su niñez y tuvo una adolescencia de rebeldía, excesos y vicios… casi nunca iba a visitar a su padre.
Tal cual lo había ordenado Demetrio. El chofer llegó por Christal y su tía Helena quienes aún no estaban listas, Christal llevaba puesto un hermoso vestido azul que le combinaba con sus bellísimos ojos, su embarazo no se notaba y aún conservaba un cuerpo estilizado y bonito. Su tía le sugirió dejar el cabello suelto que con su piel blanca hacía un contraste muy bonito. Helena se decidió por un vestido negro mas clásico, pero muy elegante para la ocasión. Ella tenía rasgos característicos muy similares a los de Christal, solo que los ojos eran de color negros. Cuando las veían juntas imaginan que eran madre e hija, aunque Elena se veía muy joven para serlo. Una vez estuvieron preparadas subieron al automóvil y el chofer emprendió su viaje de regreso a la casa de Demetrio, tardarían unas cuantas horas en llegar por ser en otra ciudad.
David, Tamara y Celeste también fueron invitados a la cena, hecho que a Daniel una vez que se enteró, le pareció bastante desagradable.
Pronto llegó la noche y con ellos los invitados, la primera en llegar fue Celeste quién llegó muy eufórica por el regreso ver Daniel a casa, inmediatamente saludó a Demetrio se abalanzó hacia éll entre abrazos y besos.
-¡Daniel me alegra tanto verte tan bien!- _ pronunció Celeste _.
-Quisiera creerte pero da la casualidad que no confío en víboras-. _ respondió Daniel _.
-¿Qué puedo hacer para que vuelvas hacerlo?-
-Puedes comenzar con dejar de asfixiarme con tu presencia. Eso estaría muy bien cariño-.
Daniel se levantó del sofá y se fue a su habitación, dejándola a ella en la sala con Demetrio, quien los observaba sin intervenir.
-Celeste ¿quieres un consejo?. Déjalo que aclare sus ideas con respecto a Christal. Así solo vas a conseguir que te deteste-.
-Señor Demetrio, usted sabe que yo amo a Daniel y quiero lo mejor para él. Que en este caso soy yo. No veo cuál es el problema.
-Hermosa, no se si en verdad eres lo mejor para él-.
-Al parecer usted también se ha puesto de parte de esa estúpida aparecida-.
-Es una chica agradable, un poco obstinada y sencilla para Daniel. Pero tiene buen corazón eso no lo puedo negar, porque me lo ha demostrado todos estos días en la clínica-.
-Christal no es más que una aparecida, oportunista y caza fortunas-.
-No lo creo-.
En ese momento llegaron Christal y Helena quien estaba sorprendida con lo enorme y lujosa que era la casa del padre del padre de Daniel. El mayordomo las recibió y fueron conducidas a la sala donde las recibió el señor Demetrio. Quién al ver nuevamente a Helena, no fue capaz de disimular los nervios tenía, ella estaba tan hermosa como si estos ocho años no hubieran pasado. El tiempo se detuvo para él en ese preciso instante.
Helena por su parte se quedó paralizada al ver a Demetrio, su rostro se hizo pálido y sus manos temblorosas. Demetrio fue el primero en hablar para romper el silencio del ambiente.
-Me alegra mucho que estén aquí. Espero hayan tenido un buen viaje.
-Sí señor. A nosotras nos alegra que nos haya invitado a su casa que por cierto es muy bonita. Quiero presentarle a mí tía de la que tanto le he hablado-.
Demetrio se acercó a Helena y se presentó como si no la conociera, con la caballerosidad que lo caracteriza a él. Notó lo frías que tenía las manos y lo nerviosa que se veía. Celeste por su parte se retiró con el pretexto de ir a tomar aire fresco.
Demetrio condujo a Christal a la habitación de Daniel para poder quedarse a solas con Helena.
Cuando Christal ingresó a la habitación Daniel estaba dormido, los medicamentos le producían mucho sueño y pasaba la mayor parte del tiempo dormido.
Ella se acercó pero él no se dio cuenta, le acarició la frente y Daniel despertó al sentir la calidez de sus manos en su rostro.
Para él fue maravilloso ver esos ojos azules, no pudo contener un impulso, la tomó de la cintura y posó un beso en la boca de Christal. Empezó suave saboreando sus labios sin lastimarla porque para él besar la boca de ella era como tocar el cielo, cuando lo hacía no le importaba nada y se entregaba sin medir reservas. Christal cayó presa en el deseo reprimido de todos los días que lo acompañó en la clínica, no pudo oponerse y disfrutó tanto como él aunque sabía que cuando acabase ese beso todo volvería a ser igual como antes.