Tan Solo Una Noche

Una noche de amor

Se encontraban cenando pero al parecer nadie tenía hambre a pesar que los platos estaban deliciosos, miradas asesinas iban y venían con frecuencia entre los invitados. 

David por su parte disimulaba el coraje que le producía ver a Christal con Daniel, mientras Demetrio y Helena ni siquiera se determinaban para no levantar sospecha. 

En toda la cena hubo mucho silencio, se podía sentir el más mínimo movimiento hasta que al fin Daniel lo interrumpió. 

-Me alegra que estén todos reunidos. Aunque no se qué estamos celebrando. Supongo ¿que el hecho de que no esté  muerto?-

Todos lo vieron con malas caras excepto Christal y David agregó con sarcasmo:

-¡Mala hierba no muere! querido primo. Nos alegra tenerte de vuelta. Además tienes mucho trabajo pendiente en la oficina. También por lo que veo Christal y tú ¿han vuelto?-

-No tengo pensado volver a la oficina, debo resolver unos pendientes. Mi relación con Christal es solo de amigos.

Christal respondió a David con un leve movimiento de cabeza en el que confirmó lo dicho por Daniel, mientras Celeste sonrió al escucharlo.

-En efecto hijo me parece que debes volver a la oficina en cuanto termine tu recuperación-.

_ intervino Demetrio _.

-Lo siento querido padre pero tengo otras prioridades en mi vida antes que ser un ejecutivo modelo. Ese título lo podemos dejar a tu estimado sobrino-.

La cena se tornó bastante pesada porque Daniel no paró de lanzar sarcasmos a David y a Demetrio. La relación padre e hijo no era la mejor y apesar que Demetrio lo acompañó en la clínica durante su instancias en ella, había un abismo de distancia entre los dos que no permitía a Daniel acercarse a su padre.

Inmediatamente terminó la cena David se excusó diciendo que tenía un pendiente y Celeste por su parte también se marchó. 

Helena le pidió a Christal volver a casa pero teniendo en cuenta que vivían en otra ciudad Demetrio no se los permitió porque le parecía bastante peligroso para ambas y en el estado de Christal no era conveniente. Por lo tanto pasarían la noche allí y al día siguiente regresaría a casa. Una vez se instalaron en las habitaciones de huéspedes, se dispusieron a dormir. Helena estaba confundida, se dio una ducha, se soltó el cabello y se colocó un pijama que encontró en una bolsa de regalo encima de la cama. De pronto sintió unos golpes en la puerta, abrió y ahí estaba Demetrio quien ingresó a la habitación sin ser invitado, él le puso seguro a la puerta y tomó a Helena con sus brazos.

-¿Qué haces Demetrio?-

-¡Amarte con locura! Cómo lo he hecho estos ocho años después que me abandonaste-.

-Estás confundido. Yo no soy la clase de mujer que tú buscas tener en tu vida.

-Helena si no deseas esto tanto como yo, dilo y enseguida me marcho-.

-No se trata de eso. Tengo miedo de ti, de mi y del futuro.

-Entonces no pienses en el futuro y vive el presente ¡Este momento!-

Demetrio la besó apasionadamente y ella se entregó  a su deseo, sus cuerpos se fundieron con el anhelo y la angustia de no haberse tenido en ocho años, él acarició cada parte del cuerpo de ella mientras se excitaba  al verla desnuda. Helena decidió tomar la iniciativa como lo hacía antes, a Demetrio le gustaba que le hiciera sentir placer y ella sabía exactamente cuáles movimientos lo hacían enloquecer, la pasión entre los dos se volvió incontrolable hasta llegar al punto de experimentar juntos un éxtasis de emociones con movimientos rítmicos en una entrega total.

Cuando se recuperaron no podían creer que habían hecho el amor nuevamente. Él la abrazó y le dijo que nunca logró arrancarse de la piel su recuerdo, que la seguía amando tanto como antes. Luego se ducharon juntos y terminaron haciendo el amor nuevamente como el par de amantes enamorados que habían sido en el pasado, hasta dormir placenteramente abrazados el uno al otro. Nadie imaginaba que Demetrio era un hombre egocéntrico, ambicioso y frívolo. Era capaz de poner el mundo a los pies de aquella mujer que tanto amaba. La cena no fue más que una excusa de Demetrio para volver a estar con Helena.

Christal también apareció en el cuarto de Daniel quien dormía efecto de los medicamentos,  se deslizó bajo las sábanas y lo abrazó suavemente para no despertarlo, no podía creer que estaba allí en su alcoba, de repente sintió una mano que la acarició delicadamente. Los labios de Daniel se apoderaron de su boca, el deseo se salió de control y terminaron haciendo el amor bajo las sábanas, fundiendo sus cuerpos en uno solo. Daniel no paró de decirle al oído cuánto la amaba y lo mucho que la deseaba. 

Esa noche el amor invadió aquella casa donde la soledad reinaba, el mañana era incierto y  por eso prefiero disfrutar cada instante sin pensar en el mañana.




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