David llegó al apartamento de Tamara y ella lo recibió como siempre con besos y caricias que él fingió agradarle. La verdad para él, ella había perdido todo el encanto a pesar que era una rubia hermosa con un cuerpo de locura capaz de seducir a cualquier hombre que se le llamase la atención.
-Amor te veo estresado. ¿Quieres un masaje? _ preguntó Tamara _.
-Prefiero un trago y que me cuentes como te fue con Demetrio-. _ respondió David _.
-La verdad muy mal, no se si es muy caballeroso o a tu tío no le gustan las mujeres-.
-¿Porqué? Dices eso-.
-Él estuvo con evasivas todo el tiempo, ni siquiera se fijó en mi cuerpo, a decir verdad me sentí como si estuviera almorzando con mi padre-.
-Así de mal te fue-.
-Sí, Demetrio es caballeroso y un hombre muy decente. La verdad no creo ser capaz de seducirlo ¡me siento mala!-
-¡Cariño eres mala!-
-Eso depende de la persona amor-.
-Veo que ya no me eres muy útil, supuse que tú seducirías a Demetrio y no fuiste capaz-.
-Puedes buscar otra persona-.
-Tamara. No me has entendido bien, lo nuestro se acabó-.
-¿Estás bromeando?-
-Te hablo muy enserio-
-Déjame decirte que no te vas a deshacer de mi tan fácilmente. ¡Yo se mucho de ti!-
-No te atrevas a hablar o de lo contrario te vas arrepentir-.
David se paró del sofá para irse sin deseo de tener una discusión con Tamara, pero ella insistió en continuar. Le rogó que no la abandonara que ella continuaría con el plan de seducir a Demetrio pero él le dejó muy clara su posición. Tamara se llenó de ira y empezó a golpear a David quien le propinó una fuerte cachetada en su rostro para que reaccionara.
-David no sabes de lo que soy capaz. Dime algo, ¿estás con la bruja Celeste? ¿Me abandonas por ella?-
-No sabes lo que dices. Mejor me marcho-.
-David te juro que tú y esa zorra me la van a pagar muy caro. Nadie se burla de mí. Maldito desgraciado puedes contar tus días que el infierno se te aproxima muy pronto.
-No te temo a tus amenazas. ¡No seas estúpida! le diré a mi tío que te encuentras loca. Trataste de seducirlo siendo mi novia, estoy seguro que me va a creer-.
David se marchó y Tamara se quedó sola llorando de coraje. No podía creer que él la había abandonado de esa forma tan miserable. No tenía amigos y la única persona que pensó en llamar fue a Anthony, tiempo antes habían sido novios pero no funcionó porque ella era muy ambiciosa y además pensaba que Christal tenía algún interés en él. Por eso odiaba a Christal y decidió quitarle a David a toda costa.
Tamara empezó a beber licor y en un alto estado de embriaguez fue a buscar a Anthony a su apartamento. Él se sorprendió al verla en ese estado tan deprimente, ya no la amaba y aunque le molestaba su actitud tampoco le tenía rencor alguno.
-¿Tamara qué haces aquí?-
-Antonhy te necesito-.
-Lo único que necesitas es darte una ducha y un café bien cargado. ¿Como hiciste para llegar hasta aquí en ese estado?-
-No lo sé-.
-Entra antes que me arrepienta-.
Anthony le ayudó a quitarse la ropa y la metió en contra de su voluntad a la ducha, luego esperó y la envolvió en una toalla sin mirar más de lo necesario. La llevó al cuarto y le prestó algo de ropa que le quedó muy amplia porque él tenía un cuerpo musculoso. Ella le pidió que la abrazara aunque él se rehusó y terminó aceptando ante su insistencia. Ella empezó abesar su cuello pero Anthony le pidió que se detuviera no era conveniente hacer algo tan estúpido con una chica tan superficial y además él amaba a Christal. Tamara se empezó a desnudar y le pidió que le hiciera el amor como antes sin pensar en nada ni en nadie más. Ella necesitaba sentirse deseada por un hombre ante el rechazo de David.
-Tamara… tu eres hermosa... pero no creo que esto sea buena idea _ respondió Anthony _.
-¡Hazme el amor! es lo único que te pido. No quiero compromiso, tan solo una noche. Mañana todo terminará lo juro-.
Anthony tampoco era de piedra y su deseo le pudo más que su fuerza de voluntad, terminó aceptando la propuesta de Tamara aunque le parecía un poco descabellada.
Esa noche Tamara descubrió lo que era hacer el amor con un hombre en verdad, él no la trato como a una cualquiera si no que la hizo sentir una mujer valiosa y llorar de felicidad, quizás en el fondo de su corazón él aún aguardaba un poco de amor por ella y el ver su tristeza le permitió aflorar sus sentimientos. Anthony también tenía su corazón roto y el sentimiento era mutuo.
Ambos durmiendo abrazados sin saber porque, era extraño pero esa sensación los hacía sentir cómodos. Pronto llegó el amanecer y un nuevo día acababa todo lo ocurrido esa noche, no había explicación solo ella se levantó, se dio una ducha y en el momento de escapar de aquel lugar él la sorprendió.
-Tamara no tienes que huir, no estoy enamorado de ti. Te confieso que lo ocurrido anoche fue muy especial y siento que los dos lo necesitábamos. No hay razón para huir de mí, créeme que soy lo suficientemente adulto para entenderlo. Ven a desayunar conmigo-.