Tan Solo Una Noche

Un brindis por la felicidad


 

Una vez que regresaron a casa. Dubian y Helena ayudaron a descender del automóvil a Demetrio.

En la puerta lo esperaba su hijo Daniel, la felicidad de ver a su padre recuperado era enorme. Demetrio evidenció un poco de preocupación en el rostro de su hijo. Sin lugar a dudas algo no andaba bien porque Daniel se encontraba nervioso. 

Al ingresar a su casa Demetrio se llevó  una enorme sorpresa, Christal había invitado gran parte del personal de su empresa, por lo menos los más allegados a él.  Había flores, globos y serpentinas por todo el lugar, al igual que letreros de bienvenida en el que decía: "te queremos mucho Demetrio". En ese momento él comprendió los nervios de Daniel a la perfección, sabía que el artífice de todo esto era Christal. La sorpresa de Demetrio era enorme porque nunca imaginó ver su casa de esa forma, ni una reunión y menos tantas personas felices por su regreso. Si bien en otro tiempo algo así lo hubiese tomado con una ofensa. Era el momento de cambiar de actitud y valorar el enorme esfuerzo de la chica que a pesar de su estado había trabajado incansablemente. 

Cuando Christal vio a Demetrio corrió hacia él y lo abrazó como si fuese su padre quien hubiese vuelto a la vida nuevamente. A Christal ya se le notaba bastante el embarazo, al igual que había aumentado de peso pero Daniel la seguía viendo tan hermosa como antes.

—¡Señor Demetrio! no sabe el gusto que me da verlo de nuevo en casa—

—¡Gracias hija! porque eso eres de ahora en adelante para mí—

—Gracias por considerarme de esa forma, usted también es como un padre para mí. Me alegra verlo tan recuperado, espero que no le moleste la bienvenida que le preparé por que a Daniel no le pareció buena la idea—

—No hija, al contrario me encanta y valoro mucho tu esfuerzo y el de mis nietos. Todo esto ¿lo hiciste sola?—

—Con los empleados por que Daniel aparte de tener muy mal gusto es perezoso—

—Apenas te haz dado cuenta—

—Veo que soy el tema de conversación, ¿padre cómo estás?—

Daniel abrazó a su padre cómo no lo hacía  desde que era un niño, una lágrima escapó de sus ojos, evidenciando la emoción que le producía ver a su padre con vida y fuerte como un roble. Los espectadores quedaron sorprendidos ante la muestra de afecto de parte de Daniel hacía su padre, nunca habían visto antes a Daniel hacer algo más que dejar en vergüenza a Demetrio con sus actos o chistes fuera de lugar.

—Hijo, no sabes cuanto tiempo esperé un abrazo tuyo, este día y este momento sin duda no lo pienso borrar de mi mente—

—¡Padre perdóname! no he sido un buen hijo. Te he culpado por años de cosas que solo eran a causa de mi irresponsabilidad. No imaginas cual arrepentido me encuentro—

—Lo sé hijo, lo importante es que hoy vamos a empezar una nueva vida y los malos recuerdos van a quedar atrás—

—Padre por cierto, trate de persuadir a Christal para que no decora tú casa de esta manera pero me fue imposible—

—Pierde cuidado, yo nunca hubiese pensado en algo así pero no se ve tan mal, incluso creo que me a  gustado—

—¡Daniel! ¿De qué hablas? si todo me quedó hermoso. Si escuchaste a tu padre, a él le gustó—  

—Lo sé mi vida, mi princesa no te enojes era una broma. Valoro mucho tu esfuerzo y debo reconocer que tienes talento para esto. La casa de mi padre no tiene nada que envidiar a un castillo de hadas—

Todos rieron con las bromas de Daniel quien tenía un sentido del humor sarcástico pero al final terminaba agrandando, incluso Christal terminó aceptando que la emoción le había jugado una mala pasada y había exagerado un poco pero que a pesar de eso se veía hermosa la decoración.

Esa noche pasaron una velada espectacular, todos reunidos en familia y amigos. Cuando llegó la hora del brindis Demetrio alzó su copa para decir unas palabras a los invitados. 

—Queridos amigos quiero agradecer a todos por estar acompañándome, realmente me siento un poco cansado pero ustedes me han brindado toda su energía. Voy a provechar esta oportunidad para hacer algo que anhelo con todo mi corazón—

Dubian se acercó  a Demetrio y le entregó un cofre Dorado muy pequeño. Todas las personas estaban a la expectativa hasta que Demetrio nuevamente habló, tomando a Helena  de la mano y mirándole  fijamente a los ojos mientras le entregaba un hermoso anillo de Diamantes que Dubian le había  comprado para la ocasión.

—Helena  ¡amor mío! ¿Aceptas ser mi esposa?—

—Demetrio… no puedo creerlo… Por supuesto que acepto ¡Te amo!—

Los invitados aplaudieron mientras Demetrio le colocaba el anillo a Helena. Ahora en verdad nada iba a opacar la felicidad de Demetrio Rodríguez, dos hermosos nietos venían en camino, había recuperado a su hijo y estaba pronto a casarse con la mujer que era el amor de su vida. 

Daniel también aprovechó el momento para decir unas palabras:

—Yo quiero brindar por mi padre, que es un excelente hombre. Por su felicidad y la de Helena que va ser la mejor madrastra que pueda tener. Por estar reunidos en esta noche con ustedes y comprobar que la felicidad sí existe que somos nosotros los que nos empeñamos en rechazarla. Por mi esposa y mis bebés que amo con todo mi corazón pero lo más importante por la segunda oportunidad que la vida me dio y esa lección que me enseñó  que en "Tan solo una noche" la vida te puede cambiar para siempre. ¡Salud amigos!—




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