Tan solo yo: tal vez no sea el momento

Capitulo 8. Una chocolatina

Hoy es el último día de clases, pues mañana empiezan las vacaciones de Junio y no saben lo feliz que estoy por eso. Necesito un espacio y un tiempo para pensar en todo lo que ha venido ocurriendo, en cada cosa que tengo que mejorar, cambiar y demás. 

Muchas cosas han cambiado y otras mejorado, con Alessandro cada vez hablamos mas, nos hemos vuelto unidos aunque creo que a todo eso le pongo un límite, pues aún no le he contado toda la historia de lo que pasó con Evan, él solo sabe que fue una mala relación, que terminó y punto y aunque me ha preguntado no he querido decirle más. 

Respecto a Evan con él ya no he vuelto a hablar hace como más de 2 semanas, aunque la verdad yo no voy a insistir en hablar con él, creo que él lo único que hizo fue empeorar mi ego y autoestima con su manera de ser y menospreciarme de todo. 

El timbre está sonando lo que significa que es hora de descanso, lo cual hoy me gusta, pues estaré con Salomé y toda su manada de amigos, bueno, no tan así, pero es verdad.

-- Vas a despertar - dice la susodicha y yo solo la miro divertida por lo que estaba pensando, la llamé con la mente o algo así.

-- Lo siento - levanto las manos en señal de paz y agrego - yo ya voy, tengo que guardar varias cosas y llamar a mi madre, ve y yo te alcanzo - y nada de lo que dije es una excusa, tengo muchas cosas tiradas desde cartulinas hasta diferentes tipos de marcadores y demás y es porque estábamos haciendo un trabajo, además tengo que llamar a mi mamá.

-- ¿No ibas a comprar nada de comer? - lo olvide y si salgo tarde las filas van a estar imposibles.

-- Que suerte que te tengo a ti - le digo mientras bato mis pestañas de una manera "tierna", aunque es más para hacer el chiste.

-- ¿Que te compro? - dice rodando los ojos y soltando un suspiro - con la condición de que cuando volvamos a comprar la que va a hacer esa fila serás tú - me sonríe, sabe que odio hacer fila para comprar.

-- Solo te lo estoy pidiendo una vez, no por todo el mes o el año, pero okey - ruedo los ojos y agrego lo que quiero que me compre, le doy el dinero y ella se despide victoriosa pues va a comprar de mi dinero dulces.

(...)

En este momento estoy en un bus y voy hacia mi casa, estoy agotada física y mentalmente y es que ha sido una semana repleta de evaluaciones y demás, después de estar con Salomé empeze a sentirme terrible y ahorita siento unas ganas horrendas de vomitar, ya quiero llegar y poder descansar. 

Creo que nunca había sentido tanta emoción por llegar a mi casa como hoy, saludo al portero y le agradezco por abrirme el portón pues a mí como cosa rara se me olvidó el pin que es para abrir la reja del conjunto. Tocó el timbre de mi casa y nadie abre, solo escucho a mi perrita saltar en la puerta por mi llegada, llevo acá como 5 minutos o más pero nadie abre así que optó por ir a portería.

-- Buenas tardes - le digo al celador - disculpa ¿Alguien dejo unas llaves para mí? Casa 97 - veo que se dirije a los gabinetes dónde están los recibos y demás de cada casa.

-- Mmm no - dice mientras niega - aquí no hay nada - en este momento me odio a mi misma, nunca pero NUNCA he sido alguien despistada pero no sé que tengo con perder llaves, después de la primera vez ya no volví a insistir y ahora me pasa esto.

-- Okey, gracias - le sonrió al portero y me voy.

(...)

-- ¡Ay no, por Dios! - digo mientras me río a carcajadas, cuando me devolvi a mi casa después de que supe que tendria que esperar a mi abue pues seguro fue por mi hermana, me senté en la puerta y empecé a hablar con Alessandro quien me llamo y se rió de mi mucho por no tener llaves, ahora yo me río de él por escuchar una conversación de él con su madre - Creo que ya ambos tenemos la forma de burlarnos del otro - y suelto a reír, no lo puedo evitar, fue gracioso lo que su madre dijo al saber que hablaba con alguien.

-- Si, pero no es gracioso - dice en un tono "enfadado" aunque se que se está haciendo.

-- Para mi si y mucho! - el suspira y rie conmigo. 

-- No sabes cuánto me gusta hablar contigo - agrega en un tono de voz casi inaudible pero que yo si oigo y paro de reír, no sé porque pero mi corazón empieza a latir más rápido y siento arder mis mejillas - yo... - no lo dejo terminar pues lo interrumpo.

-- A mi también me agrada muchísimo - suelta una risa algo... No sé si es ¿Nerviosa? Y  creo que estamos igual, esta semana cada que hablamos nos han salido comentarios así a menudo y siempre son tan profundos, no sé cómo explicarlo, pero en su tono y en el mío se escucha mucha sinceridad cuando decimos cosas así pues normalmente se nos salen, no les pasa que están hablando con alguien y dicen lo que piensan y no lo que quieren decir.

-- Me alegra - dice sacandome de mis pensamientos, escucho una vos a lo lejos y se que es mi hermana por lo que con todo el pesar del mundo tengo que dejar a Alessandro, no quiero una ronda de preguntas con mi abue.

-- Oye, te dejo ya viene mi abue.

-- Te diste cuenta de que hablamos por... - calla un momento y prosigue - exactamente 20 minutos.

-- Pues ahorita que veo si, me imagino que salió más tarde, no lo sé. Hablamos más tarde - le resto importancia aunque en realidad me intriga muchísimo pues en total llevo aquí como media hora los 20 minutos que hable con Alessandro y los otros 10 en que toque, pregunté al celador y fui a la tienda, se me hace raro que hallan demorado tanto.

-- Si, te dejo - cuelgo y veo a mi hermana venir y no viene saltando como suele hacerlo, sino que en vez de eso, viene cojeando y con algo en la cara, cuando llega a mi la detallo y veo que está golpeada.

-- ¿¡Que te paso!? - pregunto alarmada pues tiene las rodillas raspadas unas más que otra, la nariz y mentón con crema y las manitos rojas.



#28114 en Novela romántica
#17659 en Otros

En el texto hay: adolescentes, romance adolescente

Editado: 11.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.