Nikola salió de la casa que habían usado como refugio, con la mirada aún fija en el lugar donde yacía Caspian. Al voltear hacia adelante, lo único que vio fue la espalda de Zoe alejándose a unos metros de distancia.
—¡Zoe! —gritó Nikola para que lo esperase. Pero ella no respondió y siguió corriendo.
Nikola, al ver esto, no tuvo más opción que correr tras ella para no quedarse atrás.
MIENTRAS TANTO, CON EL RESTO DEL GRUPO DE EXPLORACIÓN 9
Jack y María estaban sujetos al vagón que se dirigía hacia las afueras de la ciudad, con el único propósito de dejar atrás a ese demonio.
—¿Y Nikola y Zoe? —preguntó María.
—No podemos hacer nada por ellos —respondió Jack.
—¿Y Caspian? —preguntó Maelys con voz débil y tono de preocupación.
—Él... creo que no vendrá con nosotros —dijo María, bajando la mirada.
Maelys se quedó callada un momento, luego murmuró:
—Caspian podrá salir bien. Lo sé.
Jack la miró en silencio, luego dirigió su mirada a María. Ella le devolvió una expresión desconcertada, como si no entendiera cómo Maelys aún podía tener fe.
María se acercó a Jack y le susurró al oído:
—¿Cómo se lo diremos cuando él no regrese?
Jack no respondió.
—Simplemente... no se lo diremos.
María comprendió entonces las intenciones de Jack. Él no quería ver bien a Maelys, aunque eso significara ocultarle la muerte de su compañero.
—¿Y qué harás con esa foto que le tomaste a Maelys cuando estaba con el pecho al aire? —preguntó María entre susurros.
Jack cambió su mirada, adoptando una expresión fría, sin temor a las consecuencias.
—La usaré para chantajearla —respondió en voz baja—. Ya no quiero ser su víctima.
Entonces comenzó a recordar todos los abusos de Maelys durante esos meses en la base: cuando lo obligó a votar por ella como líder, cuando lo trataba como inferior antes de que fueran el Grupo de Exploración 9.
Tras revivir esos recuerdos, murmuró para sí mismo:
—Ya no más.
María notó un cambio en él, una transformación profunda.
—No es la única manera, Jack —insistió ella, también en susurros.
—Para mí sí. Tú no pasaste por lo que yo. Ella te ve como débil, y como eres mujer, te protege. A mí, por otro lado... —hizo una pausa, pensando en Caspian—. Y él... él no tiene nada que temer.
—Pero, Jack... no necesitas sentirte débil. Me tie...
Maelys interrumpió el momento:
—¿De qué están hablando, chicos?
Jack le respondió con un tono seco:
—De que ya estamos por irnos.
A Maelys le bastó esa respuesta. No dijo nada más, solo ocultó su preocupación por Caspian detrás de una expresión firme.
VOLVIENDO CON ZOE Y NIKOLA
Nikola seguía a Zoe para no perderla de vista.
—¡Zoe! —gritó de nuevo.
Ella seguía sin responder.
Nikola no tuvo otra opción. Se quitó su brazo protésico y lo lanzó. El brazo golpeó a Zoe en la nuca. Instintivamente, ella se volteó y apuntó con su brazo convertido en blaster, lista para disparar. Al ver que era Nikola, bajó el arma y continuó su camino, esta vez caminando en lugar de correr.
Nikola corrió hasta ella, recogió su brazo, se lo volvió a colocar y la alcanzó, caminando a su ritmo.
Zoe no dijo nada.
—Veo que mi brazo salió volando, ¿no? —bromeó Nikola.
Zoe seguía en silencio.
—Y... bueno... entonces tú serás la nueva líder, ¿no?
Al escuchar esas palabras, Zoe se giró bruscamente, lo agarró del cuello de su polo, lo levantó al aire y exclamó:
—¡No puedo creer que tú...!
Pero al mirarlo a los ojos, lo soltó, bajándolo con delicadeza. Luego dio media vuelta y siguió su camino.
Nikola se quedó quieto en el lugar donde lo había dejado.
Zoe, al notar que no la seguía, se detuvo, volteó ligeramente el rostro y dijo:
—No te quedes atrás... a menos que quieras perder a alguien más.
Nikola no respondió.
Zoe se dio la vuelta y, al seguir caminando, chocó con alguien más. Era un sujeto más alto que ella.
—Veo que no son lo suficientemente fuertes para esta misión —comentó el extraño.
Zoe retrocedió, convirtiendo su brazo en bláster y apuntando hacia él.
El sujeto levantó las manos, sonriendo:
—Tranquila, muchacha. No soy ese machista. Jajajaja.
Zoe se quedó desconcertada. Nikola se acercaba desde el fondo, caminando hacia ellos.
—Nikola, no me digas que planeabas renunciar a ser el líder —dijo el extraño, sin mirarlo.
Nikola se detuvo.
—¿Y los demás? ¿Acaso Maelys tuvo que protegerlos?
—No... Maelys está fuera de servicio —respondió Nikola con seriedad.
—Ya veo... —el extraño sonrió burlonamente—. Ahora es frágil. ¿Tan rápido pasó de fuerte a débil?
Nikola no respondió. Zoe habló:
—¿Y tú con qué derecho dices eso?
El extraño suspiró, se acarició la barbilla y dijo:
—¿De verdad no se acuerdan de mí? Aunque... ustedes fueron casi los últimos reclutados por Leo.
Nikola frunció el ceño:
—¿Leo?
—Sí, Nikola. Él fue quien me envió para ayudarlos.
Zoe seguía apuntándole con el bláster.
—¿Y cómo sabía Leo que necesitábamos ayuda?
—¿Yo qué voy a saber? Solo me dijo: "Dante, ve y ayúdalos".
Zoe no bajó la guardia.
—Eso no responde mi pregunta.
—Zoe, ya cálmate —intervino Nikola, bajando el bláster de ella con suavidad.
Dante sonrió y golpeó las palmas de sus manos entre sí
—Pues vamos a por ese demonio.
Sin esperar respuesta, se giró y caminó en dirección al enemigo. Zoe y Nikola lo siguieron, aún con algo de desconfianza. Dante reía fuerte mientras avanzaba:
—¡Oye, demonio! ¡Ven a por mí!
Nikola susurró a Zoe:
—¿En serio quiere que aparezca? Si Caspian no pudo con él... ¿qué hará Dante?
—Te escucho, muchacho —respondió Dante desde adelante—. Yo no soy Caspian. Creo que podré con él.