Tardes de olvido

Agradecimientos

Cuando Tardes de olvido apareció en mi mente hace mucho tiempo, tenía 16 años, era una adolescente con muchos sueños. Fue el título y su argumento quienes se convirtieron en una promesa. Y ello se debe a la constancia y el trabajo que ha llevado todo este tiempo. Esta novela ha sido el motor para contar una historia entre millones de otras posibles, con palabras elegidas con amor de una lengua originaria y situaciones ficticias; es, ante todo, una historia de amistad y superación.

Quiero expresar mi gratitud a quienes acompañaron este hermoso proceso de búsqueda. En primer lugar, a quien le dio la oportunidad a TdO de salir a la luz de forma física, gracias a la Editorial Nova, sin ellos hubiera sido imposible concretar mi sueño.

En segundo lugar, Ana Coello, que merece mi profunda gratitud y admiración por animarme a enviar el manuscrito; ella misma es un hermoso ejemplo de constancia y con la que he compartido momentos y caminos de búsqueda y aliento. Me animó a no rendirme.

En el mismo lugar, a mis amistades de Internet que coseché estos últimos años, a Carla Sampietro, tan incentivadora y creativa, y a quien deseo que se le cumplan sus metas; a Silvana Berbel, que cumplió su sueño antes y también alentó a no rendirme; a Loe K. López, con quien nos desvelamos hablando de literatura y me enseñó algunos trucos para escribir; a Max Bravo, que es un creador de mundos; a Stefy Pereyra, quien fue de las primeras lectoras de Blogger, que amó los personajes y sus historias y que le tenía fe a este proyecto; a Paola B., una de las primeras enamoradas de Ariel y Julieta y una fiel lectora.
A Reyna y a Adriana Coronado, excelentes escritoras, con quienes compartimos el sentimiento por las letras en al web Potterfics. Sin ellos, la verdad, nunca habría llegado a ninguna parte.

A los lectores que sumé desde que comencé a compartir esta novela en la red, son todos y cada uno de ellos igual de importantes, siempre voy a estar en deuda. Con ellos se reavivó mi esperanza de que esta historia necesitaba un futuro concreto, había personas en distintas partes del mundo que podrían amarla, palparla y oler sus páginas tanto como yo lo deseaba.

Gracias a mis profesores de Lengua y Literatura que tuve en el colegio, siempre apoyándome con la escritura, la materia en la que mejor calificación tenía y en la que ellos ponían sus fichas para que me dedicara a esto. A Amelia y Jorge quienes ocupan mis recuerdos del secundario.

Gracias a Carlos, mi maestro de piano. Toda la magia musical revive cuando rememoro los años de la adolescencia, entre partituras e instrumentos, entre coros y percusiones. Siempre va estar en mi corazón alimentando sueños con recuerdos y anécdotas de aquellos años en los que esta novela hizo su primer recorrido inspirada, en parte, en la Escuela de Artes.

Gracias a mis amigos de aquí: Jesica, Mauro, Jose, Pablo, y Viki M; de allá: Cristian C, Denise Ch, Gabi S, Mariana G, Silvana O, Lorena P, Luciana Ch; de todas partes donde me llevó la vida: Brenda D, Floreana S, Silvana C, Sabina F, Florencia P, Feli G, Virginia, y quienes vivieron conmigo tantos años en el Cema. Amigas que la vida me puso en el camino en medio de penas y alegrías: Florcis, Carito, Juliana, Romina y Verónica, quienes me conocieron soñando, escuchando mis locuras y apoyan mis logros aunque sean pequeñitos.

Gracias a esos compañeros de la universidad que aparecieron y se quedaron, que confiaban en mí, Andrés, Martín y Valeria. También compañeros apasionados de las letras y la literatura.

Gracias a Mara y Manu, que sabían que yo podía cuando volaba narrando mis peripecias en el mundo literario.     

Gracias a las personas que molesté en este proceso, preguntando sobre Derecho, pidiendo material de investigación, e, incluso, sobre la flora y el clima de lugares en los que nunca estuve. Carillanca necesitaba vivirse como si en realidad existiera, tener su propia historia,
y construirse con un pasado y un presente.

Sé que hay muchas más personas a las que me gustaría mencionar, pero aunque no aparezcan sus nombres y apellidos, están acá, nombradas con el corazón, son importantes y contribuyeron en algo a mis ideas y mi formación.

Y, sobre todo, gracias a mi familia, que ahí están siempre, que algunos leyeron esta novela antes y primero, otros esperan hacerlo. Es el lugar al que siempre regreso, el hogar y el cofre donde se atesoran los sueños guardados dentro de una vieja valija de cuero.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.