"He sees right through me, it's so easy with lies"
—Dora, levántate. La ducha está lista.
No, mi madre no me había despertado. La verdad es que no podía conciliar el sueño desde las cinco y media. Eran las siete, por supuesto que ya me había rendido con dormir un poco más, así que incluso había cancelado la alarma.
Me levanté, acomodándome la manga de mi pijama blanco con lunares y tomé mi toalla. Había dejado todo listo en mi escritorio, pensando en que no despertaría hasta que fuese la hora indicada. Por supuesto que no fue así. Si no bebía un café, de seguro tendría la peor migraña ¡y recién es el primer día de clases!
A pesar de que intentaba darme ánimo, mientras me lavaba el cabello, solo pensaba en una persona: Flinn. Últimamente las cosas con él no andaban bien, de hecho, creo que solo estamos yendo a un final, y si bien sé que es lo mejor para ambos, no puedo evitar sentirme como la peor persona del mundo. Como bien dijo Megan un tiempo atrás, como “una mala persona”.
Zareen me ha dicho que está bien tener dudas, y que eso indica que sí estaba pensando en mi relación con él, y, por supuesto, en todo lo que yo quería para mí, independiente de su existencia o presencia en mi vida. Sin embargo, me sentía responsable por haberle hecho creer que mi atención solo la tenía él, cuando no ha sido así. Todos saben que, para mí, Flinn no es el único en quien pienso antes de dormir. Robert Pattinson es el verdadero amor de mi vida.
Mala broma, pero mentira no es; solo que no me siento preparada para decir ese nombre, menos, esas últimas cuatro palabras. Es demasiado apresurado, y, con lo indecisa que soy, puede que me termine arrepintiendo.
Bajé a tomar desayuno. Mi madre se había ido a trabajar temprano ese día, y Derrick, bueno, mi hermano salió temprano para su entrenamiento matutino. Tenía las pruebas para el equipo de la universidad y quería estar en forma para demostrar que su beca universitaria no fue un error.
Mientras terminaba mi leche con café —ya que tengo prohibido beber mucho café—, revisaba mi celular. Esperaba tener noticias de Cornelia, ya había dado a luz a “Maurice Apolo”, pero como estaba en otro estado, no podíamos simplemente volar e ir a verla, preferíamos que ella descansara en compañía de su esposo. De todas maneras, ya tendríamos tiempo de conocer al nuevo miembro de la familia de los nombres de deidades griegas.
Sin embargo, mi bandeja de notificaciones estaba completamente vacía. En silencio, terminé mi taza de leche y recibí un mensaje: Wilson ya venía por mí.
El día de ayer, había quedado en pasar a buscarme, a mí y a Mandy, por supuesto, Lee estaba incluido. Dejé mi loza sucia en el lavaplatos y fui a lavarme los dientes. Miré mi reflejo en el espejo luego de enjuagarme, me dio gusto que, al menos esta mañana, el delineado me quedase bien y que mis perforaciones no tuviesen indicios de queloides. Es increíble lo mucho que ha cambiado mi apariencia desde que entré a la universidad hasta ahora. Se nota que tres años no han pasado en vano. Este año cumpliré 21, y no debo dejarme abrumar.
Mi celular comenzó a vibrar, los blink-182 se hicieron escuchar: Wilson ya había llegado.
Bajé rápido, tomé mi mochila, me aseguré de echarme una manzana —siempre es ideal tener comida extra—, agarré mis llaves y salí de casa. El auto de Wilson estaba estacionado, la música no estaba estruendosa, pero alcanzaba a escuchar a Lil Wayne; definitivamente Lee estaba encargado de la radio.
—¡Pandorothy! —dijo Lee desde el asiento del copiloto—. ¡Buenos días!
Lee tenía el cabello más largo, de hecho, era una melena. Se veía muy bien. Yo lo saludé con un gesto de mano antes de entrar al auto.
—Bienvenida al mejor transporte de la vida —dijo Wilson acomodando sus gafas negras.
—Gracias, señor del mullet —respondí.
Mandy se había cortado el cabello, de hecho, tenía el mismo largo que el de Lee, la diferencia es que ella tenía el cabello ondulado.
—¿Qué tal? —le pregunté.
—Podría estar mejor —dijo.
Por supuesto, es una pena tener que decirle adiós a las vacaciones. Qué horrible, qué triste. Sin decir nada, Mandy notó que algo no andaba bien conmigo, pero le susurré un “después”, lo cual ella entendió y, para darme su apoyo, tomó mi mano.
Camino a Pedagogical, nos reímos, escuchamos música y pedimos que Lee no siguiese siendo el DJ, debido a que Mandy necesitaba meterse en el papel de debutante en un grupo de DC de KPOP. Obviamente, el nuestro ya había quedado obsoleto, solo éramos una fachada, y si bien lo pasamos genial, al mirar a Lee y Wilson, Mandy y yo sabíamos que esa coartada no sería útil este año. Los chicos ya estaban en cuarto año.
Al llegar cerca de los terrenos de Pedagogical, no pudimos ser indiferentes ante la presencia de la fuerza policial. A pesar de estar escuchando a Dua Lipa, estábamos completamente tensos. El recuerdo de las declaraciones del rector ante la prensa nos llenaba de una inseguridad y un miedo que, sabíamos, iba a llegar tarde o temprano.
No dijimos nada, en lo absoluto, hasta que bajamos del auto en el estacionamiento.
—Tengan una buena jornada —dijo Wilson mientras se giraba hacia el camino que lo llevaba a su facultad—. Avísenme a qué hora salen para llevarlas a sus casas.
—Gracias —dijimos Mandy y yo al unísono.
—Lee, tú te vas caminando —bromeó Wilson antes de irse corriendo.
—¡Hijo de puta!
Los tres caminamos hacia la facultad de Español. La vida de Pedagogical se hacía presente a medida en que todos se reunían luego de las vacaciones y algunos preparaban cierta bienvenida para los nuevos iniciados.
Lee le enseñaba a Mandy en qué lugares se veían la mayor cantidad de globos, mientras que ella respondía con entusiasmo. Ellos vivían su momento de cielo soleado, mientras que yo parecía la nube negra que amenazaba con arruinar el paisaje.