Tarnished Hero

Capítulo IV

"You know times crawls on when you're waiting for the song to start"

No le respondí el mensaje a Andy, y ya al día siguiente, recibí una llamada cuando me estaba alistando para irme a clases.

—¿Diga? —respondí luego de enjuagarme la boca.

¿Qué tal? ¿Todo bien?

—Blackburn, hola —dije, como si no supiera que era él cuando respondí a la llamada—. Todo bien, sí, ¿y tú? ¿Qué tal todo con tu pasantía?

Ayer te envié un mensaje, ¿no lo leíste?

—No, me dormí temprano.

Hubo un silencio, entre las tantas conversaciones que habíamos compartido, él sabía muy bien que, a menos que tuviera un día agitado, yo no estaría en la cama antes de las nueve. Y ayer, por supuesto, no me iría a dormir a eso de las seis de la tarde.

Haré como que te creo.

Yo reí en respuesta. No dejaba de pensar en lo ocurrido ayer, y la verdad es que sabía bien que, a penas comenzase a hablar de eso, el llanto no se haría esperar.

Me está yendo bien, bueno, la verdad es que hoy empiezo.

—Qué rápido.

No hay tiempo que perder, la verdad es que solo asistiré como un observador, y luego procederé a las clases como tal.

—¿Y eso es lo que me espera a mí el próximo año? ¿Te sientes preparado?

Por supuesto que sí. Los nervios son normales, pero estoy seguro de que, cuando ya sea mi turno de estar en frente del salón, será como algo a lo que estoy acostumbrado.

—Estás acostumbrado a ser el centro de atención —molesté.

No, no, pero piénsalo: si pudimos hacer todas esas reuniones, estando en frente, ¿qué tanta diferencia hay con pararse en frente de una sala de clases?

—Mucha, aunque sí creo que debe ser la misma sensación, estar frente a una audiencia y que todos los ojos estén puestos en ti.

Eso si consideramos que todos, realmente, ponen atención en una clase.

—Tienes un punto.

Silencio otra vez. Estaba por bajar las escaleras, pero no quería que se escuchara mi respiración agitada. Suelo bajar corriendo, entonces, podría resultar molesto, al menos eso pensaba.

¿Te ocurrió algo? —preguntó.

—No —respondí, sin embargo...

No suenas muy convencida.

—Preferiría no hablar de eso ahora.

Entonces sí te pasó algo.

—Blackburn...

Ya sé, ya sé, tranquila —lo escuché suspirar—. Cuando lo sientas pertinente, por favor, cuéntame. Estaré preocupado hasta que lo sepa.

"Quizás te quedes preocupado incluso después de que lo sepas", pensé, pero solo sonreí, como si él fuese capaz de verme y asentí con lentitud.

—Me tengo que terminar de arreglar para salir.

Vale, entonces hablamos después.

—Ten un buen día —respondí.

Tú igual.

Llamada terminada. Me quedé mirando las escaleras un par de segundos antes de bajar. No quería darle demasiadas vueltas al asunto, al menos no estando sola. Me aterraba a mí misma, ya que tenía ciertas ideas rondando por mi cabeza en esos momentos, así que era mejor si me deshacía de ellos estando en compañía de mis amigas en la universidad.

★★★

Al salir de clases de Gramática, nos sentamos en los pastos a conversar. Estábamos casi todas, faltaba Almendra, quien nos había avisado que llegaría algo tarde. Si bien nuestra conversación estaba centrada en comentar lo maravilloso del clima y del increíble olor a masa dulce que provenía de la cafetería, yo pensaba en Almendra; ella estaba atrasada en sus créditos, de hecho, no estaba con nosotras en la misma clase de Gramática, puesto que ella todavía no pasaba el nivel 1 de la asignatura mientras que el resto estábamos en el nivel 2.

La admiraba, después de todo, equilibraba muy bien su trabajo con sus estudios, y, si bien yo también tenía un trabajo, el de ella demandaba más tiempo. Bueno, considerando que no podía tener las mismas asignaturas que yo, era posible mantener ese ritmo, al menos eso es lo que pensaba sobre esa situación.

—Pandora —me llamó Mandy—, tu novio.

Miré en su dirección. Flinn se acercaba a nosotras en compañía de Angeline, sin embargo, y como si no fuera obvio, ellos pasaron de nuestro grupo, es más, él ni siquiera fue capaz de mirarme. Menos mal no lo hizo, porque no estoy segura de qué actitud hubiese tomado, mucho menos de qué cosas hubiese dicho en presencia de mis amigas y del resto de estudiantes que estaban cerca.

—¿Ya terminaron? —preguntó Laia.

—Ojalá —respondí rodando los ojos—. El otro día fue a mi casa y...

Apreté mis labios. No me sentía preparada para decir en voz alta lo que esa mierda se había atrevido a hacerme.

—Discutimos, obviamente, pero no me dejó romper con él. Antes de irse de mi casa me dijo que no considerara nuestra relación como acabada.

—¿Y tú lo aceptaste? —se indignó Amalia.

—No me dio tiempo de responderle. Me quedé con los brazos cruzados.

—Es como una prisión —señaló Caitlyn.

—Sí, sí lo es. No quiere terminar contigo, pero es incapaz de dirigirme la mirada o el saludo, como un cobarde. ¿Quién se cree que es? —preguntó Laia.

"No solo es eso", pensé, "posiblemente siente vergüenza por la forma en la que me trató".

—Cambiemos de tema —pedí—. No vale la pena hablar de alguien con quien ya no voy a tener relación alguna.

Hubo un acuerdo colectivo entre todas en el grupo. Laia comenzó a hablar sobre un video que vio en Instagram, una temática de fiesta que, por supuesto, le entusiasmó a ella y a todas. Pero me fijé que Flora estaba algo perdida en su mundo. Si bien observaba a quien sea que estuviese hablando, su mirada no demostraba que estuviese prestando atención.

—¿Estás bien? —le pregunté.

Flora me miró. Las ojeras las tenía más pronunciadas que de costumbre, y eso que recién estábamos empezando el semestre; a eso, parecía que tenía la piel seca, algo demasiado raro considerando que ella se cuidaba demasiado su piel, era de las que más tips daba para el cuidado de la salud facial.




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