"Conscience begs for you to do what's right"
Mandy pinchó su dedo, yo hice lo mismo con el mío. Una pequeña, diminuta, gota de sangre salió de ellos y los acercamos hacia el cuaderno con las hojas en blanco, que esperaba, con ansias, ser marcado.
Ambas gotas cayeron, la de Mandy más arriba que la mía. Los chicos hicieron lo mismo, obvio, cada uno tenía su propia aguja. Las gotas de sangre estaban esparcidas por el papel, pero concentrándose en la parte superior del mismo, sin pasar la de Mandy ni la mía.
—Esta es la forma en la que confirmamos que Pandora y yo estamos a la cabeza —dijo Mandy.
—Mandy, Pandora —dijo Taylor—, las seguiremos adonde sea que quieran llevarnos.
Escribimos nuestros nombres en clave sobre nuestras gotas de sangre y, abajo, como pie de página, Mandy, con su puño y letra, escribió:
"UNDERCLASS HERO 2021-2022".
—Bien —dijo Mandy al terminar—, creo que ahora podemos dar inicio a la fiesta, sé que Lee está tremendamente emocionado por eso.
—Perdón, jefa —se excusó Lee—, pero es que con Pandorothy hicimos una apuesta y no tengo intención alguna de perder.
Llevé mi puño cerrado hacia mi boca, bajé mi mirada y suspiré pesado. Por supuesto, todos me estaban viendo, incluido Lee. Esperaban que dijera algo, pero de mi boca no saldría nada hasta que alguien me preguntase directamente.
—¿De qué apuesta habla Lee? —preguntó Mandy.
Por su tono de voz, supuse que estaba algo intrigada, también, quizás, algo molesta porque no fui capaz de decir nada cuando a Lee se le ocurrió irse de soplón. Relamí mis labios, despejé mi boca y me encogí de hombros antes de responder.
—No tengo la menor idea.
—¡Pandora Thurman! ¡No me dejes de mentiroso! —reclamó Lee.
—Realmente no tengo la menor idea de lo que está hablando este —le señalé con mi pulgar, pero no le dirigí la mirada.
—Sea lo que sea, por favor, no se pasen —nos pidió Taylor—. Recuerden que tenemos una imagen que mantener.
—Y una casa que respetar —añadió Mandy—. Por favor, contrólense.
Lee y yo intercambiamos miradas. Quería señalarle el cuello y simular que mi pulgar era la navaja con la que se lo cortaría, pero no pude hacerlo, porque Wilson no me quitaba la mirada de encima, posiblemente estuviese esperando que lo hiciera y así demostrar que Lee tenía razón, y que sí habíamos hecho una apuesta.
Maldito bocón.
—Hoy vienen los nuevos miembros, ¿verdad? —preguntó Mandy.
—Sí —le respondió Andy—, deberían estar por llegar.
—El juramento no deberíamos hacerlo hoy —sentenció Mandy—. Habrá mucha más gente que solo los simpatizantes.
—Creo que tendremos que esperar hasta la reunión del miércoles —aseguré—. Así nos aseguramos de estar resguardados. Incluso hoy deben vernos hablando con ellos para que no sea tan sorpresivo el vernos juntos durante la jornada de clases.
—Las fiestas universitarias son una buena chance para tener coartadas —dijo Wilson con un notorio tono de alegría—. Además, no encuentro mejor forma de relajarnos que con una buena cerveza...
—Sí sabes que en la fiesta habrá mucha gente y que, en realidad, no te podrás relajar, ¿cierto? ¿lo sabes? Es importante para mí que sepas eso —intervine—. No te vas a relajar, Wilson, no podrás.
La conversación dio por finalizada cuando pareció que Wilson tenía una crisis de realidad, porque no se había detenido a pensar que lo que organizamos fue una fiesta no una reunión.
Música, alcohol, cigarrillos, quizás otro tipo de hierba, no había forma de "relajarse".
Los nuevos miembros aparecieron en escena, o al menos eso fue lo que nos informó Taylor. Ya llegaría el momento en que estarían frente a nosotros y, por supuesto, podríamos hacerles firmar el libro, tal y como hicimos Mandy y yo hace dos años.
Sin embargo, mientras con Mandy nos servíamos un cóctel armado con gin, Lee nos presentó a un chico. Alto, afrodescendiente, cabello rizado y algo largo, sujeto por una banda roja que le rodeaba la cabeza, ojos pequeños y una sonrisa encantadora.
—Chicas, él es Phillip —dijo Lee—, uno de los nuevos integrantes de nuestra fraternidad.
—Phill es suficiente —respondió él—. Es un placer conocerlas.
—Lo mismo digo —respondió Mandy.
—Nunca te había visto, ¿qué estudias? —solté sin más.
—Artes. Desde siempre ha sido mi asignatura favorita en la escuela, y, por supuesto, quería tener la oportunidad de desempeñarme como profesor de esa área y hacer que los estudiantes adoraran la asignatura tanto como yo lo hice en un momento.
—Qué inspirador —asentí—. Bueno, un placer conocerte, Phill, espero que podamos comunicarnos de mejor manera, ya sabes cómo.
Phill tenía una preciosa sonrisa y una mirada realmente amable. Miré a Lee y él asintió levemente, como si estuviese de acuerdo con lo que yo estaba pensando en ese momento, así como si pudiese leer mi mente.
—Él está pensando en venir a vivir acá a la fraternidad —añadió Lee—. Como la habitación de Chris quedó vacía, podría ocuparla.
—Sería genial —dijo Mandy—. Los chicos son una buena compañía.
—¿Ustedes también viven aquí?
Mandy y yo respondimos "no" al unísono ante la pregunta de Phill, causando que él riera un poco. Un poco irónico de nuestra parte decir que ellos son una buena compañía, pero nosotras ni siquiera compartimos tanto tiempo con ellos.
—Entonces creo que tendré que considerarlo mejor antes de tomar una decisión.
Phill era agradable, creo que pasará la prueba de convivencia sin problema alguno. Como si esa prueba en realidad existiera.
La conversación dio por finalizada, por lo que pudimos seguir con nuestra participación en la fiesta. Lee me miraba desde el otro lado de la casa y me mostraba su vaso rojo. Con su mano libre, el desgraciado me mostraba dos dedos. Ya sabía qué me quería decir, pero yo procedí a hacer lo mismo, salvo que, en lugar de mostrarle dos dedos, le enseñé uno y la sonrisa burlona se le borró del rostro.