"I want you to stay"
Pandora Thurman <pandora.thurman@gmail.com>
Estimada Julia:
Junto con saludarte, me comunico contigo para poder coordinar una reunión para discutir un tema en específico. Espero tu respuesta, asimismo, tu confirmación para el evento de Halloween, estaríamos encantados con tu visita; si asistes, por favor, confírmame por este medio así te aviso qué tipo de distintivo usaremos entre todos.
Saludos cordiales.
Pandora Thurman.
Julia Quartermare <j.a.quartermare@gmail.com>
Estimada Pandora:
Acepto reunirme contigo, sin embargo, en estos momentos estoy un poco atareada, ¿podría ser que nos reunamos en la misma fiesta? Por cierto, sí iré, me entusiasma la idea de tener panorama. Te dejo mi número de teléfono, es un medio más directo para que podamos comunicarnos.
Espero tu respuesta.
Saludos cordiales.
Julia.
[+1 716 *** ****]
Esos fueron los correos que intercambiamos Julia y yo. Bueno, en realidad, recién me había percatado de su respuesta... la que me llegó hace dos días.
Acostada en mi cama, copié el número que me había enviado Julia y lo añadí a mis contactos. Mis manos no estaban sudando, lo cual me parecía un genuino indicio de que no estaba tan ansiosa como pensé que estaría, sin embargo, sí estaba temblando un poquito.
Tenía el número de Julia, alguien que fue muy importante en cierto momento oscuro de mi adolescencia.
Le envié un mensaje y me levanté para poder empezar el día. No era cualquier día, era Halloween... era mi cumpleaños.
Pandora – 08:53am
"Hey, soy Pandora. Disculpa la demora en hablarte"
"¿Cómo estás?"
Mi hermano y mi madre me recibieron en la cocina con una magdalena para cantarme a primera hora. Honestamente, no era fan de mi cumpleaños, no estaba acostumbrada a ser el centro de atención, por lo que recibir detalles, tales como la magdalena o saber que disfrutaré de mi comida preferida, no me sienta demasiado bien. Agradezco los detalles, sobre todo si eso incluye disfrutar de lasaña con espinacas, sin embargo, preferiría que el día no se centrase completamente en mí.
A eso debemos sumarle una cosa: Halloween; no me entusiasma la idea de disfrazarme, pero así eran las dizque tradiciones, por lo que no me quedaba otra opción de siempre organizar reuniones que implicasen algo relacionado con esa celebración. Recuerdo las veces en que Zareen y Chanelle venían a mi casa, con disfraces simples como el mío —Pikachu nunca fallaba—, y veíamos películas mientras esperábamos a los niños para darles los dulces y evitar los huevos.
Esos eran mis cumpleaños, en realidad, no tenía buenos recuerdos, solo la comida y el pastel que siempre me compraba mi mamá. Pero cumplía veintiuno, debería ser algo especial, ¿no? Eso es lo que pensaba, eso es lo que anhelaba.
Era un día jueves y no tenía pensado ir a la universidad. Me tomé la libertad de no asistir, la asistencia no era algo que me afectara, además, no tenía ninguna evaluación programada para el día de hoy. Mis amigas tomarían apuntes por mí y hoy mismo en la noche celebraríamos en la fraternidad de UH.
Creo que es un excelente panorama. Sin embargo, Flinn se encargó de llenar de incertidumbre mi mañana cumpleañera. Estaba volviendo a mi habitación para tender mi cama cuando una llamada de él me sorprendió. Miré la pantalla de mi celular durante de un par de tonos antes de contestar.
—¿Diga?
—Hola, ¿puedes venir a mi casa? Es urgente.
—¿Sucedió algo?
—Necesitamos hablar. No hagas esto más difícil. Ven.
Y colgó, el muy hijo de puta.
Esta es la última vez que voy a dejar que un imbécil me trate así. Hoy, en mi cumpleaños, voy a romper cualquier tipo de relación que tenga con ese sujeto.
★★★
Toqué la puerta y Flinn me abrió. No sé si de verdad estaba enfermo, pero algo de mí no se convencía con lo que estaban viendo mis ojos. Su voz no sonó vulnerable a través del teléfono, pero aquí, en su departamento, fue recibida por un tenue y delicado "bienvenida".
—¿Se puede saber por qué me llamaste? —pregunté.
—Necesito que tú y yo aclaremos nuestra relación, Dora. No quiero que peleemos más.
Estaba anonadada, mientras que Flinn parecía estar en la audición para el papel de alguna obra de teatro escolar. Parpadeé varias veces, no podía dar fe de lo que acababa de escuchar, mientras que él se acercaba a mí en aquella sala de estar.
—Amor, lo he pensado demasiado —dijo tomando mis manos—, y creo que lo nuestro sí tiene futuro. No quiero que dejemos que esto se nos queme.
—¿Estás recitando alguna canción o algo?
—Estoy expresándome.
—Flinn, por favor, ponte serio.
—Estoy muy serio.
Silencio nuevamente. Fruncí el ceño y le di la espalda, había algo que no me estaba convenciendo de todo lo que estaba escuchando. No quería mirar a Flinn hacer un papel de hombre enamorado.
—Suerte para ti que yo también.
Él me miró con cierto atisbo de esperanza. No tenía palabras para describir su estado, se esforzaba por no abrir demasiado los ojos para darme a entender de que estaba agotado por algo, como si realmente estuviese enfermo, agripado o algo así. En cambio, yo no era capaz de esconder mi impresión con respecto a lo que él estaba intentando hacer.
—¿De verdad piensas que yo quiero retomar mi relación contigo?
—¿Por qué le dices "retomar"? —preguntó riéndose—. Mi vida, ¿de verdad crees que yo te iba a dejar ir, así como así?
—Tú y yo no estamos juntos, Flinn.
Su semblante cambió de manera drástica. Ya no se veía "enfermo", ahora volvía a tener esa mirada entrecerrada, la misma de aquella tarde antes de que la violencia se apoderara de él y la descargara en mí.