Capítulo XIII

"I'll hold on to this momento, you know"

La cena con la novia de Derrick fue más interesante de lo que me esperaba.

Primero que todo, luego de que Andy se fuera, Dustin apareció en la sala y cuestionó las risas de mis hermanos. Fue entonces cuando Cornelia le comentó la situación entre Andy y yo y que, por supuesto, él había venido a visitarme.

Dustin lamentó haberse perdido ese encuentro.

—Cornelia me mencionó mucho tu situación. Tenía un verdadero interés en conocer a mi cuñado.

Renuncio a esta familia.

Pasando a la cena, Michelle, la novia de Derrick, llegó justo a tiempo. Una chica afroamericana con un evidente gusto por el color verde hizo aparición en nuestra casa. Delgada y con un coqueto flequillo, nos saludó a todos y, a mi madre, le hizo entrega de un pastel de frutas que ella misma había hecho.

Michelle era una chica muy linda y amigable, así lo hizo notar cuando nos sentamos a la mesa para disfrutar de la cena.

—Derrick, ¿me pasas la ensalada? —preguntó Dustin.

Y pese a estar en una dinámica en donde hacíamos preguntas en torno a cómo se conocieron, en dónde vive, qué hace como planes familiares, hasta que, en su momento, Dustin se inclina un poco en la mesa para poder verme y pregunta:

—¿Sigues teniendo problemas con la policía en tu universidad?

Michelle me miró con curiosidad y luego observó a Derrick.

—¿Problemas?

—Dora estudia en Pedagogical.

—¿En serio? —preguntó Michelle y dirigió su mirada a mí—. ¿En qué año vas?

—Tercero, el próximo ya es mi último año.

—¿Y asistes a clases con un control policial?

—Una vez que te acostumbras, ignoras que están ahí.

—Entonces, ¿sí lo haces?

—Sí, sí lo hago.

—Me parece terrorífico. ¿Y llegaron a ese extremo por esas organizaciones?

—¿Has escuchado de ellas?

—Creo, Dora —dijo Derrick—, que todo el país ha escuchado de las organizaciones de tu universidad.

—Sigue pareciéndome algo impresionante —comenté antes de darle un sorbo a mi agua de limón.

—¿Los has visto?

Ante la pregunta de Michelle sentí que debía morderme la lengua para no dejar salir nada que me pudiese dejar en evidencia, ya sea una opinión cuestionable, o bien, una que demuestre mi pertenencia a Underclass Hero.

—Sí —respondí con inseguridad—, varias veces han hecho cosas en frente de mis narices, ya sabes, desde la quema de neumáticos hasta el cubrirse los rostros.

—¡Les has visto la cara!

—Creo que todos lo hemos hecho.

—¿Y por qué no lo comunican con los directivos? —preguntó Cornelia.

—Es obvio que es porque no piensan delatar a un compañero —respondió Dustin—. Es lógico, ¿verdad, Dora? Además, quizás pueda correr cierto riesgo por ser una soplona.

—Exacto —respondí—, si llegasen a saber que yo fui quien los delató, podrían hacerme la vida imposible. Yo no sé cómo es que se mueve esa gente, pero de seguro no es nada bueno. Ninguna de las dos partes, por supuesto.

—Pero, ¿los conoces?

—No —le mentí a Michelle—, ni un poquito. No sé si son de mi carrera o de otra, la verdad es que solo vi sus rostros, nada más.

—Oh…

—Yo encuentro que eso es tan peligroso —comentó mi madre con un evidente tono de angustia—. No puedo creer que tú, hija mía, tengas que estudiar en un lugar donde se atente tu integridad de esa manera.

—Nunca me ha pasado nada —aseguré—, solo nos cancelan las clases y listo. Nada que no se pueda recuperar después.

—Solo porque a alguien se le ocurrió hacerse el justiciero social —espetó mi madre—. ¿Acaso no entran a la universidad más que para hacer desmanes? Ese no es el espíritu que se espera de algún universitario. Debería estar pensando en mejorar la sociedad, no en interrumpir la tranquilidad.

—No se puede considerar como “tranquilidad” a un sistema que no te permite a optar a las mismas oportunidades solo por tu estrato social, mamá.

—Las apreciaciones comunistas siempre son así —se quejó ella.

—Exigir igualdad en oportunidades para poder estudiar no debiese ser considerado como parte del discurso comunista —me quejé—. ¿Acaso solo por pedir las mismas oportunidades me convierto automáticamente en una comunista? Porque no lo soy, yo de eso estoy segura.

Mi madre suspiró, buscó aprobación en los demás presentes en la mesa, pero ninguno parecía querer involucrarse. La política siempre sería un tema difícil y complicado de tratar, sobre todo en la mesa.

—A mí me sorprende la rapidez con las que las ideas de un colectivo se propagan —dijo Dustin—. Es increíble y admirable, sea de la orientación política que sea.

—Yo digo lo mismo —dijo Michelle—, ¿no lo crees tú también, Derrick?

—En cierto sentido, sí —respondió él, restándole importancia al asunto.

—En lo que a mí respecta —hablé, como para ya finalizar el tema de conversación—, siento que es necesario destacar las desigualdades que hay en el sistema, incluso si no nos afectan directamente. No puedo ser totalmente ajena cuando hay una injusticia cometiéndose en frente de mis narices.

La conversación, por supuesto, fue terminada en ese momento.

No sé qué impresión se habrá llevado Michelle de mí, pero no creo que haya sido mala, de hecho, tengo la sensación de que fue lo suficientemente buena.

★★★

El llegar a clases la semana siguiente implicó que el cotilleo fuese principalmente las elecciones de director. El período de Jones llegaba a su fin y se debían cambiar los directivos de todas las facultades. En mi caso, me preocupaba Español, sobre todo porque el señor Wilson se estaba postulando como director, así como también el señor Morph, el profesor de Gramática, quien corría como favorito al tener el absoluto respaldo del señor Jones.

Entre los estudiantes comentaban la situación, y como nosotros teníamos libertad para poder emitir nuestro parecer mediante una votación, decían que la mejor opción debería ser el señor Wilson. En lo que a mí respecta, no sabía qué esperar de cada uno ni tampoco el cómo podía votar. Con esto no quiero decir que, como UH, nos pondríamos de acuerdo; la verdad es que todos teníamos libertad con respecto a nuestras formas de pensar. Nadie nos podía obligar a pensar de determinada manera.