Capítulo XIX

"And I can lend your broken parts that might fit like this"

Me despedí de mi papá con un beso en la mejilla, tomé mi maleta y crucé la puerta del aeropuerto que solo podían atravesar los pasajeros.

Todavía no veía a ninguno de los chicos con los que viajaba, pero habíamos acordado que nos encontraríamos pasando las puertas de seguridad. El primero que llegaba debía notificar al resto. Justo cuando terminaron de revisar mi maleta, me llegó un mensaje.

Señor Valentine – CONGRESO – 07:12am

“Estoy en la cafetería francesa que está junto al mesón de informaciones”

Me dirigí con tranquilidad, nada me obligaba a apresurar el paso. Era temprano, y tal vez era la primera en llegar al encuentro con Valentine, y eso no era algo que me entusiasmara.

No me fue difícil identificarlo, estaba sentado en una de las mesas esquineras, con su equipaje junto a la mesa, leía algo desde su celular y sostenía su vaso de café con su mano izquierda. Me detuve en seco. No quería ser la primera en estar con él; no es que me desagradara o algo, sin embargo, sentía que sería algo incómodo.

Pero no podía pasar desapercibida por tanto tiempo, mucho menos considerando que Valentine parecía estar en modo alerta todo el tiempo. Alzó la mirada y me vio ahí, quieta, intentando maquinar alguna idea con la que pudiera escabullirme sin que me viera, pero ya no era posible, era demasiado tarde. Me hizo una seña, yo respiré profundamente y me encaminé hacia él.

Agradecí a todos los dioses cuando vi que Lee ya había llegado también y que se acercaba a la mesa con un café en su mano.

—¡Pandorothy!

Saludé con cordialidad mientras intentaba mantenerme ajena de la conversación que ambos estaban manteniendo. Me dejé mis maletas junto a ellos y me excusé diciendo que iría por un café. Estando en la fila, pensé en mandarle un mensaje a Mandy para preguntarle cuánto le faltaba para llegar, pero me tuve que voltear al escuchar una voz.

—Nada como un café matutino, ¿cierto?

Andy estaba detrás de mí en la fila, con una chaqueta negra sobre su hoodie naranja de Dragon Ball. Me sonreía amigablemente, mientras mantenía la mirada fija en mis ojos.

—Tú no bebes café —señalé.

—Lo decía por ti. Yo espero poder comprar un té con leche.

Volví mi vista hacia adelante, ya era mi turno. Pedí mi café y me hice a un lado de la barra después de pagar. Andy estuvo a mi lado en menos de diez segundos.

—¿Alguna expectativa en este viaje? —me preguntó.

—Aprender mucho, ya sabes, reunir la información suficiente para continuar con mi carrera.

Andy asintió y sonrió.

—Pues, yo espero lo mismo, gracias por preguntar.

—Sabes que no es necesario que yo haga preguntas para que la conversación entre nosotros continúe.

—La formalidad puede seguir manteniéndose.

La barista me entregó mi café moka, le agradecí y me fui a la barra para poder tomar unas servilletas. Ahí mismo me quedé esperando a Andy, quien llegó un par de minutos después.

—¿Te costó mucho levantarte en la mañana?

Ante su pregunta, asentí mientras bebía un sorbo de mi café.

—No es divertido levantarse temprano cuando el clima está ideal para quedarse en cama hasta el mediodía.

Andy rio un poco mientras revolvía su té con una varilla de madera. Caminamos al encuentro con Valentine y Lee, y nos dimos cuenta de que Mandy y Taylor ya habían llegado.

—¿Taylor? —preguntó Andy—. Amigo, pensé que llegarías después.

—Cambio de planes —extendió su mano para chocar las palmas con Andy a modo de saludo—. Es mejor así.

Había algo en la mirada de Taylor que indicaba que las cosas no estaban bien, pero la sonrisa dibujada en su rostro me daba a entender que no quería que se le preguntase nada al respecto.

—¿Qué tal, Dora?

La conversación siguió orgánicamente, entre todos. Yo me situé junto a Mandy, pero ella me prestaba atención a mí y a Lee al mismo tiempo. En un momento determinado, antes de que nos fuéramos de la cafetería, Valentine nos preguntó si teníamos la confirmación del alojamiento. Todos habíamos reservado el mismo hostal.

—El camino de la pensión hasta la universidad es de diez minutos en transporte público —dijo Valentine.

—Está más cerca que la de Oklahoma —me comentó Andy.

—Luego de que nos instalemos en la pensión, iremos a registrarnos para que nos entreguen las credenciales. Recuerden llevar sus identificaciones y su tarjeta de la universidad.

Todos asentimos y tomamos nuestras cosas para ir a buscar nuestra puerta de embarque. Nuestro destino: Denver, Colorado.

★★★

El viaje fue de un poco más de dos horas, y al salir nos dirigimos al hostal. La diferencia de temperatura fue un golpe directo; no recuerdo haber experimentado tanto frío, ni siquiera cuando estuvimos en Oklahoma.

A pesar de que todos parecíamos estar preparados para afrontar el clima, Mandy y yo nos veíamos muy afectadas por las bajas temperaturas, pero ninguna de las dos lo hacía evidente. Sin embargo, yo miraba preocupada a mi amiga, puesto que tenía el cabello húmedo, y es que luego de la llegada y asignación de habitaciones, ambas decidimos tomar una ducha antes de salir al encuentro con los chicos, pero yo sí me había secado completamente el cabello.

—De acuerdo, tomemos el autobús —dijo Valentine una vez que comprobó que todos estábamos ya reunidos en el hall del hostal.

Busqué a Andy con la mirada, él ya me estaba observando, así que volví mi atención al frente a modo de disimular, pero no pude evitar sonreír un poco. Sé que debemos concentrarnos, que tenemos una misión por delante, sin embargo, no puedo ser indiferente cuando se trata de Andy. Soy incapaz de ignorarlo, quiero estar al pendiente de él, que sepa que me importa, claro, sin traspasar los límites que debemos respetar todavía.

Estaba exagerando, lo sé muy bien, pero la verdad es que cuando se trata de expresar mis sentimientos, o bien, de demostrar lo que sea que pienso o siento, suelo divagar en justificaciones que nadie pidió.