Tashiro se despertó en la penumbra de la alcantarilla, la ausencia de luz natural sumida en una oscuridad artificial que le envolvía. La sensación de calidez y comodidad de la cama le había envuelto en un sueño profundo y reparador. Por un momento, se quedó en la cama, desorientado, tratando de recordar dónde estaba. El suave murmullo del refugio subterráneo, con sus sonidos amortiguados y ecos lejanos, le hizo preguntarse si todo lo que había pasado el día anterior había sido un sueño.
—Que sueño más raro tuve...—.Murmuró Tashiro, limpiándose los ojos.
Se levantó con dificultad, todavía envuelto en el sueño, y dirigió su mirada hacia la puerta de la habitación. Allí estaba Naka, apoyado en el marco con una expresión de impaciencia mezclada con diversión.
—Por fin te despiertas —.Le dijo Naka, mirando su reloj.—Ya son las 11 de la mañana, ¿sabes?.
Tashiro se incorporó de un salto, dándose cuenta de que no había estado soñando. Su rostro se tiñó de vergüenza.
—L-lo siento...No estoy acostumbrado a levantarme tan temprano—.Se disculpó Tashiro mientras se estiraba y se dirigía hacia el armario.
Naka se encogió de hombros con una expresión relajada.
—No te preocupes...Pero deberías acostumbrarte a levantarte temprano—.Le dijo Naka, sonriendo y siguiéndole con la mirada.—Los entrenamientos son muy duros y suelen durar hasta las cinco de la tarde.
Tashiro frunció el ceño, sorprendido por la duración del entrenamiento.
—¿Hasta las cinco?—.Le preguntó Tashiro, asombrado.
—Sí...Es un entrenamiento exhaustivo, así que prepárate para darlo todo—.Asintió Naka, riendose un poco mientras salía de la habitación.
Con un suspiro, Tashiro se vistió con su sudadera, ahora limpia, y la ropa nueva que le habían dado, unos vaqueros de color gris claro y con puño en el tobillo y unas zapatillas deportivas blancas.
***
Cuando bajó al tatami, encontró a los demás ya allí, listos para comenzar el día. Haru estaba sentado en una esquina, mirando su reloj con una mezcla de molestia y resignación.
—¿Finalmente te despiertas?—.Le preguntó Haru, levantando la vista hacia él.
Tashiro se acercó, visiblemente avergonzado.
—Lo siento...Me quedé dormido...—.Le dijo Tashiro, algo preocupado.
Haru frunció el ceño, pero su tono se suavizó un poco.
—Da igual, pero para la próxima, asegúrate de estar listo para las 7 de la mañana, ¿vale?—.Le dijo Haru, suspirando.—Todos ya estamos desayunados y preparados para entrenar para entonces.
Kaori, que estaba cerca, soltó una risa ligera y se acercó a Tashiro con una sonrisa juguetona.
—Podría dejarte un despertador si lo necesitas—.Le dijo Kaori, con un tono amistoso.
Tashiro sonrió, sintiendo una mezcla de gratitud y vergüenza. Sabía que se estaba acostumbrando a este nuevo estilo de vida, pero estaba dispuesto a adaptarse.
—¿Y...qué haremos hoy? —.le preguntó Tashiro, intentando sonar lo más seguro posible.
Haru lo miró con una mezcla de seriedad y expectativa.
—Hoy te enseñaremos lo básico: agilidad, fuerza, sigilo, reflejos y demás—.Le dijo Haru, su tono indicando que no estaba bromeando.—Para hacerlo, tendrás que enfrentarte a cada uno de nosotros por turnos.
—¿Qué?—.Dijo Tashiro, algo asustado.
—Entiendo que te sorprenda, pero es la mejor manera de aprender y adaptarte rápidamente—.Le dijo Haru.
El rostro de Tashiro palideció ligeramente al escuchar que tendría que enfrentarse a todos ellos. La idea de ser el centro de atención de cada uno de los miembros del grupo le preocupaba.
—E-está bien...—.Le dijo Tashiro, tratando de infundir valor en su voz.
Haru asintió, satisfecho con la respuesta de Tashiro, y se hizo a un lado para dejarle espacio en el tatami.
***
**Primero en enfrentarse a Tashiro fue Haru, quien se acercó con una postura decidida.**
—Bien, empezaremos con agilidad —.Anunció Haru.—La agilidad es esencial en el combate, y debes ser capaz de moverte rápida y eficientemente, ¿entendido?.
—Entendido—.Asintió Tashiro, intentando prepararse mentalmente.
Haru le mostró una serie de movimientos rápidos y fluidos, saltando sobre obstáculos, esquivando enemigos falsos y rodando por el tatami con destreza. Luego, hizo una seña para que Tashiro lo intentara. Tashiro intentó seguir el ritmo, pero le costó mantener la velocidad y la fluidez de los movimientos de Haru. Haru se movía con una facilidad que parecía casi sobrenatural, y Tashiro cayó varias veces mientras trataba de replicar los movimientos.
—Es...es imposible...Eres muy rápido...—.Intentó decir Tashiro, intentando levantarse.
—Recuerda, la clave es la práctica constante —.Le dijo Haru, ayudándole a levantarse.—No te desanimes, lo harás mejor con el tiempo.
—Eso espero...—.Murmuró Tashiro, suspirando.
**Luego fue el turno de Ikuko, que se acercó con una actitud calmada pero determinada.**
—Ahora vamos a trabajar en la fuerza—.Anunció Ikuko, mostrándole una serie de ejercicios que incluían levantamiento de pesas y trabajo con el bastón bo.—La fuerza no solo es importante en el combate cuerpo a cuerpo, sino también para resistir ataques y mantener el equilibrio.
Tashiro intentó seguir los ejercicios de Ikuko, pero rápidamente se dio cuenta de lo exigente que era. Cada repetición y levantamiento parecía desafiar sus límites. Aunque sudoroso y cansado, hizo su mejor esfuerzo. Ikuko, con paciencia, le corrigió la técnica y le animó a continuar.
—¡Los estás haciendo muy bien, Shiro!—.Le dijo Ikuko, contenta.
Mientras levantaba unos saco de arena, Tashiro perdió fuerzas al prestarle atención a Ikuko, lo que hizo que los sacos de arena se le cayeran encima, lo que hizo que el grupo enseguida corriera hacia él para quitarle los sacos de encima.