Tashiro Kuma y los Vengadores de la Noche

Cap 09_Entre las Garras de la Yakuza

En el coche, el ambiente estaba cargado de tensión. Tashiro, con el corazón aún acelerado, miraba constantemente por los retrovisores, esperando que los policías los estuvieran siguiendo.
—¿Por qué nos atacaron esos policías?...¿No se supone que la policía está de nuestra parte?—.Preguntó Tashiro con voz temblorosa y con el rostro pálido.
Ikuko, sentada en el medio entre Haru y Tashiro, trató de calmarse ella misma, para luego hablar.
—La mayor parte de los policías en Japón están comprados por la Yakuza...Ellos ayudan a la Yakuza a liberar a sus hombres o simplemente no les detienen a cambio de dinero...Es una forma de corrupción que ha estado enraizada en el sistema durante años—.Le explicó Ikuko, tratando de calmarlo pero con tono grave.—Por eso, nunca hemos podido pedir ayuda a la policía...Si ellos descubren que estamos tratando de acabar con la Yakuza, podrían detenernos y acabar con nosotros antes de que podamos hacer algo.
Las palabras de Ikuko impactaron a Tashiro, quien se encogió en su asiento, visiblemente preocupado. Miró a su alrededor, sintiendo la enormidad de la situación en la que se encontraban.
Haru, mientras tanto, seguía conduciendo con una determinación frenética, el rostro tenso, lleno de lágrimas y las manos firmemente agarradas al volante. No miraba a los otros dos, su concentración estaba completamente enfocada en mantener el coche en movimiento y evitar cualquier posible persecución.

—Haru...¿Estás bien?...No has dicho una palabra desde que salimos—.Le preguntó Ikuko, con tono suave pero preocupada por el silencio de su amigo.
Haru, sin apartar la vista de la carretera, no respondió de inmediato. Su silencio era elocuente y más aterrador que cualquier respuesta verbal. La preocupación creció en el rostro de Tashiro e Ikuko al ver que Haru estaba completamente inmerso en sus propios pensamientos, su angustia evidente en cada línea de su rostro.
Finalmente, Haru rompió el silencio.

—Estoy...Estoy bien...Solo...Solo necesito asegurarme de que estemos a salvo—.Dijo Haru, con voz temblorosa pero firme.
La respuesta, aunque tranquilizadora en parte, no hizo mucho para calmar la ansiedad de Tashiro e Ikuko.

***

Al llegar de vuelta a las calles cercanas al refugio, Haru aparcó el coche en un lugar discreto, asegurándose de que no hubiera rastro de los policías. El grupo bajó rápidamente, el miedo y la urgencia llevándolos a correr hacia el refugio. Cada uno estaba preocupado, y el rostro de Haru estaba marcado por una profunda preocupación y angustia.
Cuando finalmente llegaron al refugio, el grupo entró con rapidez, tratando de no llamar la atención. En el comedor, Kaori estaba sentada, disfrutando de unas galletas. Al ver a los tres llegar, levantó la vista, sorprendida y curiosa.

—¿Cómo fueron los entrenamientos?—.Les preguntó, con una sonrisa que pronto se desvaneció al notar la expresión tensa en los rostros de Haru, Tashiro e Ikuko.
Kaori notó la ausencia de Takai y su preocupación creció.

—¿Pasa algo?—.Preguntó Kaori, acercandose a ellos.

Haru, sin decir una palabra, pasó a su lado y se dirigió rápidamente al baño, su cuerpo tenso y su rostro pálido. La puerta se cerró tras él con un golpe seco.
Ikuko, visiblemente afectada por la situación, se dirigió a Kaori con un tono grave y preocupado.

—Cuando íbamos a regresar...Unos policías comprados por la Yakuza nos atacaron y...y capturaron a Takai—.Le explicó Ikuko, muy preocupada.

—¿Qué...?—.Dijo Kaori, con el rostro palideció al escuchar la noticia.

Sus ojos se llenaron de preocupación y miedo mientras asimilaba la gravedad de la situación. Antes de que pudiera responder, el sonido de unos pasos apresurados descendiendo las escaleras atrajo su atención.
Naka, con la venda aún en su torso desnudo, bajó lentamente desde la segunda planta. A pesar del dolor, su expresión estaba cargada de preocupación.

—¿Qué está pasando?—.Preguntó Naka, intentando acercarse al grupo con un aire de preocupación y debilidad.
Kaori, al ver a Naka fuera de la cama y con el estado en que se encontraba, se acercó de inmediato.
¡Naka, vuelve a la cama!—.Le dijo Kaori con firmeza y cariño, tratando de evitar que se esforzara demasiado.
—No, necesito saber qué está pasando...¿Qué ha pasado con Takai?—.Preguntó Naka, bastante serio y preocupado mientras sujetaba a Kaori con suavidad por los hombros.
—Unos policías nos atacaron cuando ya íbamos a regresar...y Takai intentó distraerlos para que nosotros pudiéramos escapar—.Le explicó Ikuko con calma pero con una tristeza evidente.—Haru, Tashiro y yo logramos salir, pero Takai...Takai fue capturado.
Naka escuchó la noticia con una expresión de angustia creciente. La preocupación por Takai se reflejaba en su rostro, y el hecho de que él no pudiera hacer nada para ayudar le causaba un profundo dolor.
—¡Maldita séa!
...No podemos quedarnos aquí sin hacer nada—.Exclamó Naka, su voz cargada de desesperación.—Tenemos que hacer algo para rescatarle.
—A ver...Tenemos que pensar con calma...Si nos precipitamos, corremos el riesgo de empeorar la situación—.Intervino Kaori, aún con la mente llena de caos y preocupación.—Primero, necesitamos asegurarnos de que estemos seguros y organizarnos antes de tomar cualquier acción.
Tashiro, mirando hacia el baño donde Haru se había encerrado, se volvió hacia el grupo con una expresión de preocupación.
—Primero, tenemos que tranquilizar a Haru—.Les dijo, tratando de mantener la calma en medio de la tensión.
Naka y Tashiro se dirigieron rápidamente hacia la puerta del baño, pero antes de que pudieran abrirla, Haru salió de golpe, su rostro pálido y su mirada llena de determinación frenética. Sin detenerse a mirar a nadie, se dirigió a un armario cercano, donde comenzó a sacar varias armas: pistolas, cuchillos y las armas de artes marciales que solían usar en sus entrenamientos.
El grupo, confundido y preocupado, intentó interponerse entre él y las armas.
—¡Haru, para!
—.Exclamó Ikuko, acercándose a él.—¿Qué estás haciendo?...¿A dónde vas?.
Haru, con el rostro enrojecido por la desesperación, no les miraba mientras tomaba las armas. Su voz temblaba de rabia y ansiedad.
—Voy a acabar ahora mismo con Mazatake y con todos sus hombres—.Dijo Haru, su voz cargada de furia.—Voy a recuperar a mi padre, cueste lo que cueste...
El grupo trató de calmarle, acercándose con cuidado para no provocar una reacción más violenta.
—Haru, es muy peligroso que vayas solo—.Le dijo Tashiro, tratando de mantener la voz tranquila.—No sabemos ni siquiera dónde está el escondite de Mazatake.




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