Ya de noche, el grupo llegó a la comisaría de Shizuoka, donde Takai había trabajado y donde algunos policías estaban al tanto de la existencia del grupo y les ayudaban en secreto. Kaori aparcó el coche cerca de la entrada principal. Con una expresión grave, ella, junto con Ikuko y Tashiro, se dirigieron a la recepción.
Los policías de recepción estaban ocupados con sus tareas hasta que vieron a Kaori y a los demás.
—¿En qué podemos ayudarles?—.Preguntó uno de ellos con un tono profesional.
Kaori, mirando alrededor para asegurarse de que no hubiera nadie que pudiera escuchar, se inclinó ligeramente hacia adelante.
—El "Pequeño Árbol" ha sido trasladado a "un nuevo hogar"—.Susurró Kaori, mirando a ambos.
Los policías de recepción, familiarizados con el código secreto que Kaori utilizaba para comunicarse en situaciones delicadas, inmediatamente comprendieron la gravedad del mensaje.
—¿Qué ha dicho?—.Preguntó Tashiro, confundido.
—Es un código secreto...Te lo explicaré luego—.Le susurró Ikuko, algo seria.
Los hombres intercambiaron miradas de comprensión y preocupación.
—¿Cómo está el "visitante"?—.Preguntó uno de ellos, con tono grave pero controlado.
—El "visitante" está bien...Ha pasado por una crisis de ansiedad, pero ahora está dormido—.Respondió Ikuko, con una expresión cansada pero determinada.
Los policías, comprendiendo la gravedad de la situación, hicieron un gesto para que pudieran pasar.
—Entendido...Pueden pasar—.Les dijo uno de los policías mientras les abría la puerta hacia el interior.
Kaori, Ikuko y Tashiro entraron en la comisaría, y los pasillos reflejaban la actividad frenética de una estación de policía en plena noche. Se dirigieron rápidamente hacia una sala de conferencias, donde esperaban poder hablar con algún contacto de confianza que pudiera ayudarles a encontrar una pista sobre el paradero de Takai.
Mientras tanto, los policías de recepción miraban con preocupación, conscientes de que algo muy grave estaba ocurriendo y de que la situación podía volverse aún más peligrosa.
***
En cuanto Kaori, Ikuko y Tashiro entraron en la sala de conferencias, el ambiente se tornó aún más serio. Tashiro se sorprendió al ver a varios policías en la sala, algunos con uniformes de alta gama y otros con expresiones de preocupación. Era evidente que la situación era grave, y la presencia de tantos oficiales en una sola sala indicaba la importancia del asunto.
Kaori, con una expresión grave y decidida, se dirigió al grupo de policías que estaban allí.
—Gracias por reunirse con nosotros...Como ya mencioné, Takai Sotan ha sido capturado por la Yakuza...Necesitamos su ayuda para averiguar dónde lo han llevado—dijo Kaori, sin rodeos.—Y lo único que sabemos que Mazatake está detrás de esto.
Uno de los policías, que parecía tener un rango superior a los demás, se levantó y se acercó al grupo. Su semblante mostraba una mezcla de preocupación y seriedad.
—Si Mazatake ha capturado a Takai, va a ser muy complicado encontrarle...Es muy astuto y siempre ha mantenido su escondite en secreto...Incluso ninguno de nosotros ha logrado descubrir dónde se oculta—.Le dijo el oficial, con un tono grave.
Tashiro, visiblemente preocupado, miró al oficial con un gesto de frustración.
—¿No hay alguna pista, alguna información que puedan darnos?...Takai es crucial para nosotros...Para Haru...Y si no lo encontramos pronto...—.Les dijo Tashiro, su voz temblando con la preocupación.
El oficial asintió, dándose cuenta de la gravedad de la situación.
—Haremos una revisión exhaustiva de nuestras bases de datos y de cualquier información que podamos tener sobre Mazatake y sus operaciones...Y también intentaremos contactar con informantes que puedan tener conocimiento de sus actividades...Mientras tanto, necesitaríamos que nos proporcionen toda la información adicional que tengan sobre la captura de Takai. Cualquier detalle puede ser útil —.Le explicó el oficial, su voz mostrando un enfoque decidido.
En ese momento, la puerta de la sala de conferencias se abrió y un policía entró, luciendo despreocupado y con una sonrisa en el rostro. Su actitud contrastaba claramente con la seriedad de la situación.
—¿Qué ocurre aquí? —.Preguntó el policía, sin darse cuenta de la tensión en la sala.
Tashiro e Ikuko se quedaron paralizados, mirando al hombre con expresión de horror. Ambos reconocieron al policía de inmediato: era uno de los que les había asaltado en el campo de tiro y que, según sabían, había ayudado a capturar a Takai.
—¡Es él!—.Exclamó Tashiro, señalando al hombre.—¡Él estaba allí cuando se llevaron a Takai!.
Los demás policías en la sala también notaron la presencia del nuevo oficial y se volvieron para mirarlo con sorpresa y desconfianza. El oficial de mayor rango se acercó rápidamente al hombre.
—¿Es cierto lo que dicen estos chicos?—.Le preguntó el oficial, su voz grave y autoritaria.—¿Eres un traidor?.
El policía, al darse cuenta de que había sido descubierto, cambió su expresión a una de furia. En un movimiento rápido, tomó a Ikuko por el brazo y la usó como un escudo humano, empuñando su arma con firmeza.
—¡Ikuko!—.Gritaron Tashiro y Kaori al unísono, asustados.
—¡No me muevan un dedo!—.Gritó el policía con voz amenazante.—Aléjense de mí o la chica recibirá un tiro.
Los otros policías, con una mezcla de sorpresa y enfado, desenfundaron sus armas y apuntaron al traidor.
—¡Suelta a la chica ahora mismo!—.Le ordenó el oficial superior, su tono lleno de autoridad.
El traidor, con su arma todavía apuntando a Ikuko, respondió con una sonrisa maliciosa.
—Soltaré a la chica en cuanto me dejen salir de aquí....Y no sólo eso, también podría entregar a la chica a Mazatake...Quién sabe, tal vez eso haga que mi recompensa crezca más—.Les dijo el hombre, disfrutando de la confusión que había causado.
La tensión en la sala alcanzó su punto máximo. Tashiro, sin pensar y actuando por instinto, vio el arma de uno de los policías cerca de él. Rápidamente la tomó y disparó al traidor en el pie. El hombre gritó de dolor y soltó a Ikuko, cayendo al suelo mientras su arma se caía.
—¡Arrestenlo! —.Ordenó el oficial superior mientras los policías se lanzaban sobre el traidor, inmovilizándolo y poniéndole las esposas.
Ikuko se refugió detrás de Tashiro, aún temblando pero aliviada de estar a salvo. Tashiro, con el corazón acelerado, la protegió mientras observaba cómo los policías contenían al traidor.