El grupo se levantó antes del amanecer, con el peso de la misión sobre sus hombros. La mañana estaba fría y gris, y la tensión era palpable en el aire. Cada miembro del equipo, armado y con el equipo necesario, abordó el coche con una mezcla de determinación y ansiedad.
Tashiro, sentado en el asiento del copiloto junto a Haru y Takai, no podía evitar mirar por la ventanilla, su mente consumida por la preocupación por su hermano Kurokawa. Haru, percibiendo la angustia de Tashiro, trató de ofrecer palabras de aliento.
—Todo saldrá bien...En unas horas, estarás con tu hermano de nuevo, y todo esto habrá terminado—.Le dijo Haru, tocándole el hombro.
Tashiro intentó sonreír, pero la preocupación seguía visible en su rostro.
—Ya...Es que no puedo dejar de pensar en cómo reaccionará cuando me vea...Han pasado tantos años...—.Dijo Tashiro con un suspiro.
—Al principio se asustará, sin duda...Le costará reconocer al niño que solía proteger y verá al hombre en el que te has convertido...Pero lo más importante de todo es que estará contento de verte, de saber que estás bien y que has venido a buscarle—.Intervino Takai sin dejar de mirar a la carretera.—Eso le dará la fuerza que necesita para hacer lo correcto, ya lo verás.
La conversación y las palabras de Takai hicieron que Tashiro esbozara una ligera sonrisa, aunque el nerviosismo seguía presente.
***
Tras unos minutos de viaje, el grupo llegó al edificio Tachibana. La llegada al edificio abandonado se convirtió en una experiencia incómoda cuando vieron que un grupo de hombres de la Yakuza estaba en la entrada, claramente vigilando el lugar para evitar intrusiones. La situación se complicaba.
—Parece que la Yakuza también se ha levantado temprano—.Dijo Takai, visiblemente frustado al ver a los hombres.
—Lo que nos faltaba—.Murmuró Naka, enfadado.
Haru, en un intento buscar la razón por la cual la Yakuza se había adelantado, encendió la radio del coche para obtener más información. La locutora de noticias, con un tono urgente, anunció una actualización preocupante.
—"Se ha adelantado la llegada del presidente de Estados Unidos a la Plaza Aoba Ryokuchi....Ahora se espera que llegue en menos de una hora".
El grupo se quedó en silencio, con la preocupación reflejada en sus rostros. Takai rápidamente asimiló la información y dirigió la mirada a los demás.
—¿Y ahora qué?—.Preguntó Tashiro, muy preocupado.
—Mis compañeros de la comisaría no llegarán a la plaza hasta el mediodía...—.Dijo Takai, muy preocupado.
—Entónces tenemos que hacer algo, y ya—.Dijo Kaori, muy preocupada.
Naka observó a los hombres de la Yakuza con determinación, sabiendo que no tenían mucho tiempo.
—Parece que no queda otra opción...Vamos a tener que enfrentarnos a esos hombres para poder acceder al edificio—.Dijo Naka, suspirando con resignación.
—Pero están armados con armas de fuego...Nosotros no hemos tenido tiempo de entrenar más con las armas, y no estamos en la mejor forma para un enfrentamiento así—.Dijo Ikuko, muy preocupada.
—No tenemos otra opción...Tendremos que...enfrentarnos a ellos y desarmarlos a todos—.Dijo Takai tratando de mantener la calma y liderar.—Una vez que estén desarmados, podemos lidiar con ellos cuerpo a cuerpo.
Haru, que estaba preparando sus armas, miró a los demás con seriedad.
—En ese caso, tendremos que tener mucho cuidado—.Dijo Haru, muy serio y preocupado.—Rezemos para que esos tipos no tengan una puntería muy precisa y para que no nos maten por camino.
El grupo se reunió, la tensión en el aire era palpable mientras se preparaban para el enfrentamiento inminente. Se cogieron de las manos, buscando un momento de calma antes de entrar en la confrontación. Kaori, con el rostro pálido y un temblor en la voz, se volvió hacia Naka.
—Naka...Si me llega a pasar algo...Quiero que sepas que te quiero mucho, vampirito—.Dijo, con una expresión de vulnerabilidad.
—No digas esas cosas, Kaorita...Porque vamos a salir de esto sanos y salvos...Te lo prometo—.Le prometió Naka, con una sonrisa reconfortante.
—Si conseguimos completar la misión, ¿pensarán en casarse?—.Preguntó Haru con una sonrisa tenue, intentando aliviar un poco el ambiente tenso.
Kaori se sonrojó de inmediato y soltó una risita nerviosa.
—¡Haru! —.Exclamó, su rostro aún más rojo.
—No estaría mal celebrar la caída de Mazatake con una boda, la verdad—.Dijo Naka, también sonrojado y con su sonrisa ampliada.
El momento, aunque breve, permitió al grupo calmar un poco los nervios antes de enfrentar lo que se avecinaba. Se sintieron un poco más unidos y decididos, con la esperanza de que, una vez superada esta crisis, podrían encontrar un motivo para celebrar y construir un futuro juntos.
Después de unos minutos, el grupo se bajó del coche con una firme determinación, preparándose para la inminente confrontación. Cada uno ajustó sus armas y se acercó con pasos decididos hacia el grupo de hombres de la Yakuza que vigilaban la entrada del edificio Tachibana.
Cuando los hombres de la Yakuza los vieron aproximarse, rápidamente levantaron sus armas, apuntándolos con una amenaza evidente.
—Vaya, vaya...¿Os sorprende vernos aquí?—.Preguntó uno de ellos, riéndose.
—¡Bajen todos las armas y entréguense ahora mismo!...¡Quedan detenidos por la Yakuza!—.Les gritó uno de los hombres con una actitud desafiante.
A pesar de la advertencia, el grupo continuó su avance sin detenerse, con rostros serios y preparados para el combate. La determinación en sus pasos mostraba que no estaban dispuestos a retroceder.
—¡Disparen!—.Ordenó el hombre al ver que el grupo no se detenía.