CAPÍTULO 2
‘‘Eres como las rosas rojas, me enloquece tu aroma
siento dificultad para respirar.’’
Tal vez toda esta idea de viajar, cambiar de aires y todo eso es algo repentino. Pero creo que es lo mejor, tal vez séa bueno o simplemente una escusa para faltar a la boda de mi padre, la tercera; por qué sí, este es su tercer matrimonio, el primero fue el de mi madre, el segundo fue con una mujer de mirada fría y el último es este. No quiero ser parte de eso, últimamente siento que todo es muy monótono, aburrido ya no le encuentro sentido a la vida.
Tal vez una nueva vida en otro lugar puede funcionar… Solo necesito un respiro de todo y concentrarme en mi trabajo.
Me levanto por el sonido de mi alarma, estire mi cuerpo e hice mi rutina diaria acompañada de un poco de música. Después de estar listo me dirige al aeropuerto, me senté en la sala de espera, revise mi celular.
- Pasajeros con destino a Asia, por favor abordar el avión
Me levanté del asiento y me dirige hacia el avión, una de las azafatas que se encontraba en la puerta del avión me dio la bienvenida; seguí mi camino y me senté en la silla aterciopelada de un color azul con un pequeño número en blanco (10) guarde un pequeño bolso de color negro en el que llevaba una que otra cosa, acto seguido tome asiento en la cómoda silla para luego ver como el avión tomaba vuelo.
El vuelo fue más que tranquilo, un poco largo y cansado más que todo por el hecho de tener que estar sentado por un buen rato. De Italia-Roma hasta Corea del Sur fue más o menos de 13 horas de vuelo, las azafatas estuvieron asiendo su trabajo preguntando y atendiendo cada una de nuestras necesidades.
Después de esperar un poco divisé entre la gente a una muchacha, cabello negro con mechones grises, labios gruesos y rosados, era pequeña debía medir unos 1.60 o 1.67, ojos negros y profundos, tenía buena figura; tenía un cartel que decía mi nombre ‘‘Smith Ian’’, me acerque a ella dándole a entender que era yo.
- ¡Oh! Tú eres el joven Smith, mucho gusto, yo seré tu guía, soy Jeong Jisso un placer - dijo en inglés, con una enorme sonrisa en el rostro-
- Ian Smith, el gusto es mío.
Le respondí siguiéndola hacia la salida, montamos un auto de color azul y nos dirigimos hacia la academia de arte.
- ¿Entonces tú serás parte de la colaboración?
- Eso parece.
- ¿Y qué planea estudiar?, por lo que tengo entendido su especialidad era la escultura.
- No lo sé, tal vez, pintura. << No estaría mal intentarlo>>
- Ya veo.
El resto del camino fue silencioso e incómodo, al menos para mí. Hace años no estaba en compañía de una mujer, al menos no después de ella.
Después de media hora de transcurso pude divisar una gran cantidad de ‘‘apartamentos’’ cada una al lado de la otra, todas de un color naranja casi mostaza, con un gran letrero que decía ‘‘Institución de las Artes de Seúl’’.
- Aquí es, bueno, lo mejor será empezar llevándote a la dirección.
Estaciono el auto, nos dirigimos a la oficina del coordinador… Uno, dos, tres toques para luego escuchar un pase.
- ¡Oh! Usted debe ser el joven Ian, que placer tener al mejor estudiante de su academia.
- Mucho gusto soy Ian Smith.
- Por cierto, aquí están todos los papeles de las clases que podrá tomar, cuando se decida pídale a…
- Disculpe la interrupción, pero creo que me centraré en la pintura por el momento.
- Eso es mucho mejor, que tenga lo que quiere hacer bien claro. Bueno, entonces, tenga estos son los horarios; por ahora la señorita jisso le mostrará toda la escuela.
- Normalmente tendemos a darle un Rommate a los nuevos, por lo que tendrá que compartir habitación, espero no sea molestia joven Smith
- No lo es, tranquilo.
- La joven jisso le presentará a su compañero, disfrute su estadía en nuestra institución.
Dijo después de sacar unos papeles en un folder blanco y entregármelos, asentí y jisso y yo nos dirigimos hacia la salida.
- Esta es la sala de música, muchas veces algunos de los estudiantes vienen aquí. No sé si lo sepas, pero la mayoría de ídolos se forman aquí, por lo que verás a muchas celebridades.
El salón era algo grande, tenía un piano, él en medio; una gran vista, ya que una parte del salón estaba formado de grandes ventanas en vez de paredes. Salimos del salón y nos dirigimos a otra de las aulas, y así fue hasta que llegamos a una en especial, era más como un salón de baile y justo en medio de esta… Un ángel.
Una hermosa chica de cabello rubio, ojos azules tan hermosos como el cielo en plena tarde, labios pequeños, pomposos y rosados, deseables a la vista de cualquiera; Cintura pequeña y buen cuerpo, piel pálida que brillaba cuando el sol lograba rozar su cuerpo. Recuerdos llegaron a mi mente justo en ese momento.
- Profesora, por favor suéltenme… Se lo pido por favor, pare ¡¡NO QUIERO HACER ESTO NO QUIERO!! - Mis mejillas estaban bañadas en un mar de lágrimas, mi cuerpo no reaccionaba por momentos y cuando lo hacía era imposible alejar a esa bestia que cortaba mi piel al momento de rozarla-
Luchaba cuanto podía por salir de sus afiladas garras, aquello a lo que ella llamaba placer no era nada más ni menos que una tortura. Mi pequeño cuerpo estaba siendo profanado por unas garras afiladas, por unos labios sedientos de deseo, por una boca que me devoraba.
Salí de mi pequeño trance, mis manos temblaban y mi corazón iba a explotar en cualquier momento.
La chica, que yacía en medio de sala, bailaba al compás de la suave y un tanto melancólica sintonía que salía de aquellos grandes aparatos reproductores de sonido.