Taste (use Me)

CAPITULO 8

CAPITULO 8

“Solo mírame”

Este momento, este lugar, incluso la hora es perfecta. Simplemente un momento inefable que marcara el inicio de nuestra historia.

Me aleje lentamente de su ahora rojizo rostro. Sus pequeñas pecas y su notorio sonrojo lo hacían ver la obra de arte más hermosa que pude a ver visto en la vida, sus labios delgados, simplemente cada uno de sus detalles me hacían pecar al imaginarme siendo suya en miles de posibles ocasiones.

Pude haber disfrutado un poco más de ese instante, de no ser por el sabor amargo que recorría mi cavidad bucal, y sin esperar más esta noche el baño seria mi tumba y la resaca mi karma.

-Estas bien? -su cálido tacto se apodero de mi espalda un poco encorvada por la incómoda posición-

- sí, ah mierda- juro no volver a beber tanto en mi vida- siento que hasta el alma la perdí- me levante con un poco de ayuda y lave mi boca tratando de eliminar por completo el mal sabor y después lavar mi cara. Después de ver salir del baño a Ian, tome una rápida ducha eliminando o al menos tratando de eliminar por completo hasta la ultima gota de alcohol y después colocarme algo más cómodo-

-Lamento tenerte despierto tan tarde – Ian simplemente negó aun sentado en la cama que compartíamos, gatee hasta llegar justo donde mi almohada reposaba y relaje mi cuerpo hasta sentir el de mi compañero junto al mío, y justo como si lleváramos años de estar viviendo juntos, abrace su torso y recosté mi cabeza en su pecho, disfrutando uno a uno sus latidos-

- Que descanses- resonaron en su pecho aquellas dos palabras, para luego sentir sus brazos rodear mi cintura-

Sin duda, mis penas eran ahora lo menos importante. Solo necesitaba a mi reciente droga para calmar mi corazón faltante de cariño.

A la mañana siguiente la resaca logro apoderarse de mi cuerpo, mente y literalmente todo mi ser, claro lo único bueno y que logro calmar un poco mi malestar, fue ese delicioso olor a haejangguk, el elixir de la vida, la cura para la resaca.

- ¡Que delicia! -probé el primer bocado deleitándome con el sabor- ¿Como es que se te ocurrió esto? – pregunté al manojo de pecas, sentado frente a mi-

-Bueno, investigué un poco y supe que esto toman los coreanos después de una noche de tragos

-Pues déjame decirte que hiciste una buena búsqueda, he vuelto a vivir

- ¿Y cómo vas con las clases? - pregunte mientras metía una cucharada de comida a mi boca-

-Pues muy bien, no es muy distinto a hacer un boceto antes de preparar todo para realizar una escultura

-Me alegra que te sientas a gusto con tu trabajo.

A veces me pregunto como es posible perderse tanto en los gestos de alguien. Ni siquiera estoy segura de si este hombre sea humano, era como un demonio incitándome a comer miles de pecados al tiempo.

La mañana transcurrió normal, despertar en vuelta en sus brazos es un sueño. Pero todos esos pequeños detalles acabarían si no lograba convencer a mi padre de casar a alguno de mis hermanos, menos a mi o a jimin.

NARRA JIMIN

Hoy particularmente hoy estaba feliz, por fin después de un tiempo podre reunirme con aquel que reconozco como mi primer amor.

Aun recuerdo la vez que lo vi, vestía un traje elegante con aires de antigüedad, unos hermosos y profundos ojos avellana, una simpática y curiosa sonrisa.

Estaba sentado del otro lado de la gran mesa en la que me encontraba. Nuestros padres hablaban de negocios mientras el probaba con cautela el te de manzanilla pedido especialmente para él; Y yo, yo estaba perdido en sus ojos, un coreano-australiano con detalles más que perfectos.

Pero perdí aun más la cordura cuando aquellos ojos se fijaron en los míos. Mi nerviosismo me gano, mi mirada se dirigió hacia mis manos para luego volver a fijarse en el y su curiosa sonrisa, que al parecer era solo para mí.

Se que a mi padre le parecería loco, inapropiado y vulgar mi preferencia hacia mi mismo sexo, por lo que simplemente lo ocultaba, dejando como único testigo de mis gustos, a mi hermana y a aquel hombre que compartía aquel detalle conmigo.

Desde entonces, nuestros pequeños encuentros eran llevados acabo con la pequeña escusa de hablar de negocios entre otros temas que admito que no me agradan del todo.

La diferencia de edad no era un problema para nosotros; a diferencia de mi padre, el suyo conocía por completo la orientación de el y su atracción hacia mí, por lo que el señor Shim era nuestro alcahueta en cada uno de nuestros planes.

- ¿Te hice esperar mucho? - pregunté con pena al verlo sentado en nuestro lugar de encuentro, Coffee Hanyakbang una cafetería de todo su gusto, muy poco concurrida por lo que es el mejor lugar para dos enamorados; sus toques de antigüedad eran casi tan igual a el que me reconfortaba-

- Un poco -comento con una sonrisa de medio lado para luego tomar un poco de aquel liquido en su baso.

- Lo siento tanto- me senté al frente de el- Me alegra verte después de tanto tiempo

- También me alegra verte, mi tiempo en Australia me hizo darme cuenta que sería casi que imposible para mí no extrañarte




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