CAPITULO 9
“No me hagas daño, por que soy adicto a ti”
NARRA IAN
La alegría que me invadía me podía más que el cansancio, las clases de pintura en poco tiempo se volvieron gratificantes para mí, disfrutar poco a poco de cada combinación de miles de tonos. El pincel suave y húmedo en la punta, luego manchado con un toque de rojo, para luego abrirse paso entre el resto de colores.
Mi mente divaga entre la música que expulsaban mis auriculares y mi corazón bailaba al compás de cada movimiento del pincel en mis manos, todo mi cuerpo hoy se regocijaba en alegría, dejando por un momento de lado la melancolía del pasado y los vagos recuerdos de lo que una vez fue, todo para abrirle paso al presente, ese presente del que Nabi ahora era parte.
La emoción que hace años no sentía era tanta que aceleraba mi corazón y de momentos apretaba mi pecho impidiéndome respirar adecuadamente. Pero lo amaba, amaba recordarla en cada trazo sobre aquel lienzo, amaba la sensación de ahogarme en recuerdos de pequeños momentos a su lado.
La amaba tanto que sentía morir.
Pare un momento mi pintura para continuar mañana en la mañana mientras esta se secaba, me dirige hacia a fuera del instituto y lavé cada uno de los pinceles y envases llenos de agua de tonos distintos; Una mano delgada se poso en mi hombro haciéndome voltear instantáneamente.
-Jisso, ¿Cómo estás? - pregunte al ver a la peli negra sostenía una sonrisa-
-Muy bien, iba de paso y te vi, así que quise saludarte-afirmo alegremente-
-Ya veo, últimamente las cosas van mejor de lo que esperaba con Nabi, nos llevamos muy bien- feliz por mis propias palabras sacudí un poco mis utensilios mojados y los deje un momento sobre un pequeño muro-
-Eso es bueno, últimamente hay muchos rumores sobre un extranjero prodigio-Menciono soltando una leve risa- Al parecer algunos te vieron pintando en más de una ocasión y te proclamaron el prodigio de la estación de Arte o algo parecido-coloco sus manos detrás de su espalda- tal vez en algún momento valla a verte mientas estés pintando, necesito confirmar el avistamiento de un ángel- Se despidió haciendo un ademan con su mano derecha y poco a poco desapareció entre los edificios-
Después de esa tarde de estudio tome un taxi y llegue a casa unos minutos después. Un olor gratificante a té me llego justo el momento en el que llegue a la sala y el cuerpo delgado de nabi se asomaba por desde la cocina dispuesta a salir a recibirme.
-¿Cómo te fue?- pregunto secando sus manos con trapo azul con decoraciones plateadas-
-Bien, cada vez más vuelvo a familiarizarme con la pintura- Me acerque a ella y deposite un beso en su mejilla, me sentía con todo el derecho de hacerlo después de nuestro acercamiento-
-Bueno creo que deberías descansar en lo que preparo algo para comer-se alejó lentamente mirando hacia otro lado-
-Si, iré a tomar un baño-Me dirige hacia la habitación y sin esperar más tome un baño-
NARRA NABI
El saber que algo no estaba bien era casi igual a sentir un nudo en la garganta y no poder desatarlo. Mi corazón le pertenecía totalmente a aquel hombre peli-rojo, el imaginar mi vida al lado de alguien que no sea el era más que una tortura, la cabeza me dolía de imaginar los miles de escenarios en los que todo salía mal.
Libertad, vida y amor o hermandad, aprecio y confianza. Si no me casaba, mi padre no tendría más opción que casar a jimin, dejar a mi hermano sin más opción que renunciar a su actual libertad, pero si me casaba perdería al amor de mi vida a la única persona que trajo un poco de paz a la misma y, por lo tanto perdería mi salida a un mundo que me encantaría descubrir junto a el pecoso.
“Prendes fuego a mis sentimientos ya domados”