Alexander
- Oye, ¿es idea mía o esa persona vino otra vez? preguntó una de las meseras.
- Sí, ya es el tercer día consecutivo que viene, respondió otra.
- ¿Eh? ¿Qué raro?
- Oye, fíjate, está mirando para acá.
- En verdad, son ingenuas, dijo otra mesera uniéndose a la conversación.
- ¿Acaso saben por qué está aquí?
- Claro, debe ser porque le gusta alguna de nosotras.
- ¡¿Eh?! ¡Todas sorprendidas!
- Pero sentado ahí, no creo que logre nada.
- Debe ser tímido, no debe saber cómo acercarse, ¿no creen? Además, sería raro si de la nada empezara a hablar como si nada.
- ¿Tú crees? ¿No estarás poniéndole demasiada imaginación?
- No, no sean tontas. ¿No ven que anda con cuadernos? Debe ser un universitario y le tranquiliza estar acá.
La conversación se interrumpe cuando llegan más clientes al lugar. Al día siguiente, el mismo joven regresa.
- Miren, volvió otra vez. Si se los digo, debe estar atraído por alguna de nosotras.
- ¿Tú crees? Cuando le fui a servir la comida, le brillaban los ojos. Incluso ahora, mira, está disfrutando la comida con mucho gusto.
- Sí, todas tienen tanta curiosidad, ¿por qué no simplemente le hablan? Así todas vuelven a hacer algo productivo.
- Puf, le quitas lo divertido a la vida. Es más cómico que la imaginación fluya, ¿no crees, Natalia?
- ¿Eh? Bueno, yo creo que sería una buena idea preguntarle ahora que no hay clientes.
- Puf, ahora están todas contra mí.
Natalia se acerca al hombre y comienzan a conversar. Mientras tanto, las demás camareras continúan hablando sobre ellos.
- Disculpe.
- Si.
- Usted viene muy frecuente a este local no crees.
- ¿Está mal?, ya veo estoy molestando, quieres que me valla.
- A no, no quise decir eso, decía Natalia mientras entraba en pánico.
- Jajaja, tranquila es una broma, bueno sería difícil no venir seguido con una comida tan deliciosa, un ambiente tan gracioso y unas camareras tan hermosas.
- Ya veo, ¿espera como qué ambiente gracioso?
- Sí, no te has dado cuenta cada día pasa algo entretenido de ver, ¿ahora que no hay clientes te apetece conversar un poco?
- Claro.
Mientras tanto las demás camareras aún seguían hablando peor ahora de ellos dos.
- Mmm, no pensé que Natalia fuera tan lanzada.
- ¿Y qué pasará si no era ella la que el cliente buscaba?
- No creo que sea mucho problema.
- ¿Por qué lo dices?
- Míralos, parece como si se estuvieran divirtiendo.
- Esperemos que no sea un vago o una mala persona.
- Bueno, pensando que tiene tanto tiempo libre para venir todos los días.
Así siguieron hasta que Natalia terminara de conversar.
La conversación entre Natalia y Alexander parece ir bien, y los demás clientes están ocupados. Más tarde, Natalia se despide y Alexander se va. Las demás camareras continúan comentando sobre lo que ocurrió.
Al día siguiente continuaban conversando.
- No me había dado cuenta de que todo eso pasaba aquí.
- En verdad, no eres muy observadora, jajaja—.
- Oye, eso es un poco pesado de tu parte, ¿no crees?
- Perdón.
- La verdad, no pensé que fueras estudiante. Luces más viejo.
- Pues, muchas gracias. ¿Esta es tu venganza?
- Claro, jajaja.
- Parece que ya se acerca la hora del almuerzo y esto se va a llenar de clientes.
- Es verdad. Terminando la conversación, se levantó, se despidió y se fue.
Esos momentos que conversaron Natalia y Alexander se podrían resumir en que en el momento se conocieron saltaron chispas. Unos días después, Natalia, a través de una aplicación de citas, vio a Alexander y decidió dar el primer paso con un mensaje, diciéndole que no sabía si se acordaría de ella. Alexander le recordó los chistosos errores que cometieron en el negocio, y así comenzaron las conversaciones a través del celular y las reuniones en la cafetería.