Tasting Of God

Alexander

  • Parece que me he vuelto bastante ingenuo en este tiempo, parece que me encariñado mucho con toda esta gente, bueno esperemos que nada salga mal —se decía Alexander mientras iba parado en el metro mirando el paisaje. —hace tanto tiempo que no venía por acá, cuanto tiempo ha pasado desde que nos vimos por última vez Cristóbal. —Alexander recordaba cómo fue los tiempos que pasaba con sus amigos.

Estaba caminando mientras reconocía el paisaje dado que había llegado bastante temprano. Alexander se encontró con un hombre que estaba luchando por subir unas bolsas pesadas por una escalera empinada. Viendo que el hombre necesitaba ayuda, Alexander se ofreció amablemente.

  • Hola señor, ¿necesita ayuda? —preguntó Alexander con una sonrisa.

El hombre, inicialmente reacio a aceptar ayuda, finalmente cedió ante la insistencia de Alexander. Este último notó que el hombre estaba pensando acerca de no necesitar ayuda, pero no insistió en el tema. En cambio, decidió iniciar una conversación amigable mientras ayudaba.

  • Debo admitir que me sorprende que venga tan cargado. ¿Va a remodelar una tumba? —preguntó Alexander, curioso y tratando de aligerar el ambiente mientras caminaban juntos por la empinada escalera.
  • La verdad es que no, tengo un amigo al que le llevo algunas cosas.
  • Ya veo, debe ser un preciado amigo para traer tantas cosas.
  • La verdad es que si, jajaja.

El hombre y Alexander habían terminado de subir la empinada escalera y se sentaron en una banca para descansar. El hombre, amablemente, invitó a Alexander a tomar una bebida y este aceptó, aunque no sabía exactamente por qué. Hablar con el hombre le hacía recordar a un antiguo amigo, y tal vez esa conexión lo impulsaba a querer pasar tiempo con él.

Durante la conversación, el hombre le preguntó a Alexander sobre su presencia en ese lugar. Alexander explicó que solía frecuentar el lugar en el pasado, pero lo había dejado debido a malos recuerdos, especialmente una pelea con un amigo.

El hombre, comprensivo, le dijo que nadie era perfecto y que uno debía aceptarse tal como era. Alexander expresó su preocupación de que su amigo nunca lo hubiera perdonado por sus errores y compartió la importancia que tenía esa amistad para él.

  • ¿Y usted joven que está haciendo por acá, me parece que lo he visto antes?
  • Puede ser porque la verdad este lugar antes lo solía frecuentar, pero lo deje ya que no me queda muy cerca y bueno como lo digo no me trae buenos recuerdos.
  • Entiendo, una pelea con tu novia.
  • Creo que sería más bien donde conocí a un gran amigo con el que me pelee, cometí varios errores y creo que se enojó conmigo.
  • Sabes nadie es perfecto uno tiene que aceptarte como eres, es que acaso tu amigo nunca te perdono.
  • Él era como mi primer amigo y todo era muy divertido. La verdad no sabría decirte si me perdono el ya no puede hacerlo por mi culpa, creo que nunca lo podrá hacer, …Me guiaba y nos dimos una meta. Me regañaba cada vez que me equivocaba, y yo me acostumbré a tener compañía. No me gusta estar solo porque, ya sabes, uno nunca se acostumbra a estar solo. Pero cuando mi amigo y yo estábamos a punto de cumplir nuestra meta, no pude cumplir mi papel y todo se acabó. Si no estoy con ellos, creo que nunca podré completar mi arte marcial ni mi destino como persona — compartió Alexander con melancolía.

El hombre escuchó atentamente y luego le dijo palabras reconfortantes:

  • A veces, los caminos se cruzan de nuevo, y las amistades perdidas pueden ser recuperadas. Si valoras tanto esa amistad, tal vez deberías intentar contactar a tu amigo de nuevo, disculparte y ver si hay una oportunidad de volver a estar juntos. La vida está llena de segundas oportunidades, joven.

La conversación con el hombre que Alexander había encontrado en el parque fue profunda y significativa.

  • ¿Porque me cuentas todo esto? —decía el caballero.
  • Puede ser porque no tenga muchos con quien hablar o más bien quiero que alguien me comprenda, aunque fuera un poco, así que creo que mi amigo en verdad me odia y cree que soy de lo peor, aun así, quiero remendarme y proteger lo que él consideraba importante a pesar del sufrimiento que me traiga, hay veces que intento ver si me perdona, pero nunca lo logro, siempre estoy esperando que me de alguna clase de señal. Bueno ya va siendo hora de irme, así que yo creo que debería a llamar a su amigo, si la casa aún queda lejos por que las bolsas en verdad están pesadas.

Mirándome fijamente el señor evito que me fuera, —déjame decirte muchacho, no seas cobarde, los errores son dolorosos y lo son más cuando vives preso de las mentiras y tus propias auto deducciones

El hombre le recordó a Alexander que los errores del pasado no debían definir su presente ni su futuro. Le animó a avanzar, aprender de sus errores y vivir su vida de manera plena.

  • No hay males cobardes. Los errores son dolorosos, pero uno tiene que aprender del pasado. Tú no cometiste ningún error, el error fue de los otros que te atacaron. Tú hiciste todo lo posible para protegerlos. Así que avanza hacia adelante y deja de culparte por el pasado. Tus amigos querían que fueras feliz. El pasado es para aprender y no volver a cometer los errores. Así que camina y si aún sientes alguna carga, hazte fuerte. Aprende aún más para no dejar que los otros se equivoquen y mira a tu alrededor para asegurarte de que no lastimas a nadie, porque, así como no debes permitir que otros se equivoquen, tú tampoco debes equivocarte con tu vida. — le aconsejó el hombre.



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Editado: 22.09.2025

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