Te amaré... En esta vida y en la otra.

Capítulo 11

Bryony

— ¡quiero estar sola! — le dije a Frederick, escapando de la seguridad que sus brazos en ese momento me daban, no mire a Frank. Ni una vez.

Corrí de la UCI, baje de la cuarta planta del hospital, me monte en mi auto y avance lo más rápido que pude para alejarme de ese lugar, de mi infierno personal, quería dejar todo atrás ¡incluso mi vida! Si es posible.

Pero no lo es, sé que no lo es.

Y sé que no lo es porque ese dolor lacerante que me calcina el corazón es la prueba más importante de lo que está pasando y duele, duele muchísimo intentar aceptar que las personas que más he amado en mi vida ya no están, se fueron, y nunca los volveré a ver.

Quisiera que todo fuera una horrible pesadilla, que mañana despertaré y los encontrare en la mesa desayunando y haciéndose cariños, entonces yo no los molestarse y esperare a que terminen para sentarme a desayunar con ellos.

Mis lágrimas limitan mi visión a la carretera, los fuertes latidos de mi corazón me impiden escuchar nada a mi alrededor, siento que me ahogo, la desesperación se está apoderando de mí con gran rapidez y no creo ser capaz de llegar a casa, es entonces cuando veo justo a unos metros en frente de mi un árbol muy grande lo suficientemente cerca para destruirme si no freno a tiempo...

Debería de impactar con él, así ya no estaré sola en este mundo.

Entonces los vi, unos enormes ojos negros delante de mí y fue imposible no frenar.

Empecé a gritar a la misma vez que golpeaba el volante con mi puños, mientras más le pegaba más me dolía el pecho, mas lloraba, quería morir de dolor en ese instante, quería desaparecer y llegar a un mundo donde todo fuera perfecto y en donde ellos estuvieran para mí.

Sollozaba incontrolablemente, mientras sentía como si alguien agarrara mi corazón y lo apretara fuertemente con sus manos, jamás imagine que esto pudiera pasar, que ellos morirían, que se irían de esta vida sin haber logrado todo lo que ellos querían.

No sé cuánto tiempo llevo allí llorando, abrazada al volante como la única ancla que me mantiene consciente, el mundo se detuvo para mí, igual que el tiempo.

Momentos después siento que Roberto me está sacando del auto, sé que es por qué lo vi seguirme, me trasladan en la camioneta de papá para seguramente llevarme a casa. Yo no quiero ir a casa.

 

[...]

 

Al abrir mis ojos me doy cuenta de que estoy en mi habitación, siento a alguien acariciando mi cabello desde atrás y me emociono, eso significa que todo fue un sueño y mamá está aquí conmigo, la decepción es aplastante en cuanto me volteo y veo a Nani muy cerca de mí, mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente y mis labios empiezan a temblar, la ansiedad amenaza con ahogarme.

—Mi niña te traje algo de comer— dice tan suave, es como si temiera que sus palabras pudieran dañarme. — Sabes que a ellos no le gustaba que te acostarás sin cenar— acaricia mi cabello, eso lo único que necesito para que las compuertas de mis ojos se abrieran y liberarán las lágrimas de dolor que tenía retenidas, porque es horrible tener que aceptar que más nunca me van a regañar como si de una niña pequeña se tratara.

Ella me abraza haciendo que mi llanto crezca, es imposible detenerme una vez empiezo.

La puerta de mi habitación se abre — ¡Bry! — susurran.

La desesperación aumenta en cuanto escucho esa voz, me levanto de un salto y corro hacia ella.

— ¡estás aquí! — Me lance a sus brazos tan fuerte que creo que casi la tumbo — Ellos me dejaron Alexa, se fueron sin mi— sollozo sin parar mientras trato de hablar al mismo tiempo — ¿qué voy a hacer? no sé qué voy a hacer sin ellos, estoy sola, ahora si me que... quedé sola... me quiero morir— grite mientras sollozaba tan fuerte que mi garganta ardía.

No sé en qué momento caímos al suelo, ni en qué momento ella empezó a llorar conmigo, solo sé que ella me abrazaba y me mecía como si fuera un bebé.

—No, no está sola— susurraba en mi oído — me tienes a mí, me tienes a mí— repetía una y otra vez —somos hermanas ¿recuerdas?

Me quede llorando es su pecho segundos, minutos, horas en realidad no lo sé.

— Bryony el entierro será en dos horas debes vestirte— Esas palabras en Nani por momentos me hace odiarla, no sé cuándo salió de mi habitación, ni si quiera sé cuánto tiempo ha pasado — ¿O es que no te vas a despedir de ellos?

Como si fuera tan fácil.

— ¿quieres que te ayude a bañarte? — pregunta Alexa buscando mis ojos.

Niego con la cabeza, porque simplemente las palabras no me salen, me levanté y entre al baño, me duche rápidamente, solo para ver si mi cuerpo despertaba completamente, pero no, se negaba a tener ánimos de algo, al salir ya mi amiga tenía mi ropa lista en la cama.

— te dejó para que te vistas, mientras buscó algo para que comas— informo mientras me abrazaba rápidamente.

Como si un robot manejara todas mis extremidades, me vestí mecánicamente, ni si quiera detalle que ropa era, solo me lo puse y ya.




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