Te amaré... En esta vida y en la otra.

Capítulo 12

Bryony

No puedo creer que haya pasado un mes desde la muerte de mis ángeles, casi no duermo, no como, parezco un cadáver.

Necesito salir de mi habitación no puedo seguir así papá estaría súper enojado conmigo.

Decidí que ya tuve tiempo suficiente para lamentar, ahora debo sacar a flote mi apellido y honrar lo que significa ser una Mathews.

Hoy saldré de la madriguera y empezaré a reconstruir mi vida, mis padres siempre estarán en mi corazón...

Me baño, me visto y me maquillo un poco para disimular mi pálido y ojeroso rostro. Luego bajo a la cocina donde Frank y Nani, comen en silencio.

—Buenos días— me hago notar, sorprendiéndolos a ambos.

Frank en seguida bajó la mirada al verme, no he hablado con él desde que le eche la culpa en el hospital y la verdad me siento mal por eso.

— ¿Vas a desayunar mi niña? — pregunta Nani

—Si por favor, pero antes necesito hablar con Frank un minuto a solas.

El mencionado asiente y me sigue en silencio hacia el antiguo despacho de papá, no he entrado en días y su olor se mantiene flotando en el aire, Frank cierra la puerta de pues de entrar.

—Perdóname— suelto apenas voltea.

El sólo niega sonriendo y no entiendo por qué — ¡Sabía que ibas a decir eso Bryony! — Se acerca un poco —no tengo nada que perdonarte, entiendo que el dolor de perder a tus padres te hizo hablar así, con alguien tenías que desahogarte y yo era lo único que tenías cerca. Lo comprendo. En cierto modo, sé que te fallé. Que les fallé porque su seguridad eran mi responsabilidad y no los protegí, pero te extraño, extraño que me avergüences delante de los muchachos, todos en esta casa te extrañamos mucho y queremos verte bien— dice recogiendo una lágrima que rodó por mi mejilla —Sé que tal vez, lo que nosotros sintamos no sea importante para ti, después de todo sólo somos tus empleados, pero sabes que puedes contar con nosotros, para lo que quieras, no estás sola.


Agradezco tanto sus palabras, que lo abrazo como no lo hacía desde hace más de un mes.

—Ustedes son más que empleados para mí, somos un equipo recuérdalo, sin embargo ahora son más que eso, son la única familia que me queda— me separó de su abrazo y veo fijamente sus ojos tan amarillos como los míos —necesito de tu ayuda, debo poner en orden las empresas de mis padres, y necesito que sea hoy.

—Está bien— suspira y sé que dirá algo que no me va a gustar —Tus tíos y tus primas han tomado posesión de tus empresas, no nos permiten acercarnos y no creo que tus padres quisieran eso.

Sentí cada bello de mi piel erizarse y la sangre subiendo a mi cabeza, de la nada llegan a mi mente las palabras del Tío Neron.

¡Por Dios!

Que no sea lo que estoy pensando, porque si la muerte de mis papás fue provocada y más por ellos juró por mi vida que me las pagaran muy caro.

—Primero me llevarás al restaurant— dije saliendo del despacho.

Se me quito el apetito, así que salimos de casa para cuarenta minutos después entrar en Embajada's.

Frank y Roberto me acompañan, entran detrás de mí, en el camino me encuentro con varios de los trabajadores y no disimulan los sorprendidos que están de verme.

Iba camino a la oficina, cuando casi tropiezo a un bello chico de ojos negros que me mira directamente a los ojos ¿desde cuándo Frederick trabaja aquí?

Entonces recuerdo aquella vez en el hospital en donde me abrazo, nunca le di las gracias por eso, termino de acercarme —Hola ¿cómo estás?

—Bien princesa ¿y tú? — responde, alterando mi corazón por aquel apelativo cariñoso con el que me llamo.

Reír para no llorar, es mi mantra.

Por eso le doy una simple sonrisa —Bien, estoy bien...

Detrás de él puedo observar que en la oficina de mamá, están muy cómodamente instaladas Gillian y Jessa. Sin retrasar ni un segundo más camino hacia ellas.

— ¿Pero miren a quien tenemos aquí? — Gillian fue la primera en notarme.

— ¡Pero si es Bryonyta la huerfanita! — se burla Jessa a su lado.

Sentí un cuchillo cortando mi corazón, no por ella, si no por lo que ella dijo no es mentira y no deja de doler.

Todos los que pudieron escuchar voltearon a mirarlas y para mi mayor sorpresa todos las miraban con el mismo odio que sentía yo por ellas, en el pasado no me afectaban sus palabras porque nunca me importó ser adoptada, pero ahora me recuerda mi triste realidad y me duele el alma de saberme sola.

—Qué bueno que se den cuenta de que estoy aquí y de que vine para quedarme, ya pueden retirarse, desde este momento prescindo de sus servicios—  las enfrente como papá me enseño a hacerlo con la gente que quería hundirme.

Gillian ríe, al parecer cree que juego —Tú no puedes sacarnos de aquí.

—Además, eres demasiado incompetente para la tarea no podrás sola— Que sea Jessa la que diga eso solo revela su nivel de ignorancia.




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