Te amaré... En esta vida y en la otra.

Capítulo 34

Frederick

Trague grueso. De emoción. Y de miedo.

¿Cuándo me puede operar doctor?

En mi mente se repiten esa frase una y otra vez. Es como sentir un soplo de aire fresco entre tanta mierda...

Jamás imagine que esto sería tan difícil. Y en serio que muchas veces imagine como de fácil y tranquila hubiese sido mi vida si no hubiera conocido a Bryony. Porque no me pintare como un hombre perfecto al decir que hubiese escogido pasar por momentos así de traumáticos voluntariamente, pero lo que si diré es que agradezco al cielo que Bry pueda tener alguna esperanza de salir de esta situación.

Ya sufrió bastante, ahora le toca ser feliz y espero que ella pueda encontrar su felicidad a mi lado, porque yo no imagino mi vida con otra mujer que no sea ella.

La amo, la amo tanto y estuve tan cerca de perderla que no puedo tan si quiera concebir que ella no quiera estar conmigo.

Salimos del hospital hace bastante rato, consulte con el médico si podría llevarla a dar un paseo y me recomendó que solo por un momento para que se distrajera.

Aunque creo que más distraída no puede estar, sus pensamientos están viajando lejos, a pesar de su cuerpo ir en el asiento del copiloto de su auto ella parece no estar aquí conmigo, ni si quiera ha notado que no es a su casa a donde nos estoy llevando. Su piel últimamente pálida está adquiriendo un leve sonrojo por los pocos rayos solares.

Cuando estaciono el auto en un pequeño y viejo parque que solía frecuentar de niño es que ella reacciona e inspecciona todo a su alrededor. Sin embargo, sigue en silencio, me bajo primero y luego la ayudo a ella. Mira todo como sí de un niño pequeño se tratará, como si estuviera viendo el mundo por primera vez.

Con cierto temor al rechazo, tomo su mano entre las mías y la instó a caminar junto a mí, observamos todo al rededor. Es agridulce desde algún punto para mí, porque este lugar me recuerda buenos y malos momentos de mi infancia.

—A Chanel le encanta este lugar— comento para romper el silencio.

Llegamos hasta una pequeña banca, justo al lado de un enorme árbol, no fue difícil sentarme y ubicar a Bry entre mis piernas, recostada en mi pecho y protegida por mis brazos, que es donde siempre debe estar.

—de niña yo vine muchas veces... recuerdo que mamá, papá y Frank siempre jugaban a ser los detectives que iban a encontrar a mis verdaderos padres. Deseaba tanto hacerlo...

— ¿deseabas?

—si... crecí y entendí que las personas están donde quieren estar. Y es obvio que ellos no quisieron estar conmigo. Lo asumí, lo acepte y fui muy feliz con la vida que tuve.

>>pero cuéntame cosas tuyas... sabes todo de mí y yo apenas y se tu nombre.

Sonrió contra el pañuelo que cubre su cabeza — ¡eso no es cierto! Sabes muchas cosas mías... pero entiendo el punto —nacimos en Decmar bueno eso al menos lo dice mi acta de nacimiento. Mi padre se llama Kendal y mi madre Xandra, hasta donde sé siempre fueron adictos, no mentiré sobre eso, nos dieron una infancia de mierda y no sé porque tengo un espacio blanco en mi mente, en donde no puedo recordar de Matt, de Chanel recuerdo cuando nació, fue muy hiperactiva desde niña, contenerla fue todo un reto para mí, mis padres odiaban verla correteando a su alrededor.

>>muchas veces su maltrato radicaba en el hecho de que mi hermana siempre sonreía, rara vez lloraba sin motivos y eso era muy malo para ellos, entonces venia el castigo para nosotros ¡sin agua, sin comida y los golpes! Sabes... nunca lo entendí ¿qué de malo tendría que tu hijo fuera feliz? Hace mucho deje de preguntármelo; las cosas empeoraron mientras crecíamos, ya no solo éramos una carga, sino una buena fuente para conseguir dinero. Durante mucho tiempo nos usaban para mantener su vicio. Quizá hubiésemos aguantado un poco más junto a ellos, pero saber que querían prostituir a Chanel fue mi impulso para agarrar a mi hermana y lárganos de ese grotesco lugar. Desde ese entonces más nunca supe de mis padres, solo éramos Chanel y yo... hasta que te conocí y luego volvió Matt.

—tus padres son unos verdaderos cabrones... al menos los míos simplemente se largaron dejándome con una familia que si me amo.

—y fuiste muy afortunada. Aun lo eres, si algún día llegará a tener hijos quiero pensar que no seré ni un poco como mis padres. No quiero ver en ningún otro niño el miedo que muchas veces Chanel sufrió, a estas alturas siendo ya una mujer a veces sufre de pesadillas, ella es una chica realmente fuerte... Igual que tú.

>>mis chicas son mujeres valientemente grandiosas...

Ella se queda en silencio. A veces me dejo llevar y siento que la asusto, pero es bueno que ella sepa de una vez que la considero mía. Mi chica. Mi nena. Mi princesa.

—quiero que sepas que estoy realmente muy agradecida contigo— dice después de un suspiro —has hecho por mi más de lo que esperaba y no se ni si quiera como pagarte tanto.

—no tienes nada que agradecer Bry, pero si sientes que me debes algo creo que con haber elegido luchar has hecho muchísimo. Además, tú también has hecho cosas por mí y por mi hermana que jamás nadie ha hecho, y soy yo quien te agradece porque sé que lo que hiciste lo hiciste porque quisiste, porque nació de ti... y porque quiero gustarte más te diré que gracias también porque me aceptaste en tu vida, me conociste más allá de mis trabajos, de mis posición y de mi físico,  me conociste a mí a Frederick, el mismo hombre que hoy es capaz de confesar lo mucho que está enamorado de ti y lo feliz que me hizo saber que aceptaste la cirugía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.