Bryony
Situaciones extrema, requieren soluciones extremas.
La reacción de Frederick al alejarse de mí y observarme como si me hubiese salido un tercer ojo en mi cara, me indica que... tal vez, debí de haber tenido más tacto al hacer mi propuesta. Tal vez no fue la manera de pedirlo.
¿Pero que podía hacer? Mi vida en este momento guinda de un pequeño hilo que se tambalea amenazando con dejarla caer. Prefiero mil veces asegurar el patrimonio de mi familia en manos de Frederick que en los demás familiares que tengo.
Tampoco será la boda que siempre imagine, con un hermoso y pomposo vestido blanco, siendo yo la novia más hermosa, pero es lo que hay. Una chica enferma, pálida, ojerosa, sin cabello junto a un chico en pocas palabras perfecto.
Chico que espero pacientemente y pestañee al menos. Porque quedo como inmóvil frente a mí —Frederick— lo llamo a ver si revive.
—Calma— pide poniendo ambas manos al frente, como si yo estuviera intentando atacarlo —no es el favor que imagine... ¿acaso eres consciente de lo que me estas pidiendo?
—Aún puedo ser coherente, la parte pensante de mi cabeza no está afectada y es obvio que soy muy consciente de lo que te estoy pidiendo— creo que fui muy borde, lo sé por la forma en que me mira justo ahora — ¡lo siento! ¿Si? Toda esta situación está acabando con mi paciencia. Solo piénsalo, de verdad necesito sentirme segura al respecto, confió en ti lo suficiente como para querer tu ayuda pero no te obligare.
—debes sentirte segura Bry. Todo va a salir bien, ¿entiendes? Nada va a pasarte, entrarás en ese quirófano con un tumor y saldrás sin el a continuar con tu vida. Fin de la historia.
—Eso no podemos asegurarlo— respondo y siento mis ojos llenarse de lágrimas, de verdad quisiera él entendiera que estoy aterrada. Nada garantiza que salga viva, y quiero estar tranquila al saber que el esfuerzo de mis papas no caerán en las manos incorrectas —solo siendo mi esposo puedes tener algún poder sobre mis bienes.
— ¡Bryony, mierda! — Se queja dándome la espalda —Me encantaría casarme contigo. Hasta en el infierno lo saben, pero no así. No de esta forma, como una obligación o como un negocio.
Lo comprendo, pero en el fondo de mi mente, pienso y siento que lo que lo frena es mi condición actual. Tal vez el amor que dice tenerme no es suficiente como para casarse con una moribunda, aunque este pensamiento debería hacerme creer más en su amor. No todos renunciarían a la oportunidad de hacerse rico de esta forma, porque eso sería lo que hubiese pasado si nos hubiésemos casado y yo hubiese muerto en medio de la operación. Seria rico, seria poderoso y estaría solo para disfrutarlo de la manera que quisiera.
Sin embargo se molesta, porque piensa que no es la manera, eso también puedo comprenderlo. Pero me estoy desesperando. Esperar el día de la intervención me va a matar más rápido que el tumor y tengo mucho miedo.
—Tienes razón ¡discúlpame! No debí ni si quiera pensarlo, mucho menos someterte a esta presión.
En este momento soy yo quien le da la espalda y camina hacia la puerta, quiero llorar y no quiero hacerlo sentir mal. No se lo merece.
—Bry— me llama, pero mis ojos están a un segundo de derramar las lágrimas que con mucho esfuerzo estoy logrando contener.
—Tranquilo— lo corto y sigo mi camino.
Pero era obvio que él no me iba a dejar salir, entonces veo la culpa en sus ojos al ver los míos llenos de lágrimas al volverme de frente a él y entonces es inevitable que mis lágrimas salgan.
—te amo ¿lo sabes cierto? — Pregunta sosteniendo mi rostro en sus manos, las palabras no salen de mi boca —Bryony te amo— repite —no hay nada que yo deseara más que casarme contigo. No es ninguna presión, sería un honor para mí ser tu esposo, pero me lo imagine distinto, quería hacer de ese un momento especial para ti. No quiero que dudes de lo importante que eres para mí. Tú, la chica, la mujer. No la hija de padres millonarios, no la heredera.
>>sólo quería que fuera perfecto para nosotros.
—No tenemos tiempo— susurro.
— ¡una mierda! Claro que tendremos tiempo, porque tú estarás bien y conmigo. Yo cuidaré de ti, nunca soltare tu mano, nunca te dejare ir Bryony, ni en esta vida ni en ninguna. Sólo debes decirme cuando y donde nos casaremos y yo estaré ahí.
>>pero prometo que en cuanto tenga mi oportunidad haré la propuesta que yo quería hacerte desde que bailaste conmigo aquella primera vez.
Sonrió ante sus locuras, para luego suspirar en su pecho mientras me abraza lo suficientemente fuerte para sentirme pero sin hacerme daño.
[...]
Veo el vaivén del agua a medida que mis pies se mueven dentro de ella.
La alberca de la casa siempre fue el lugar preferido de mi mamá, y justo ahora necesito sentir la calma que ella solía brindarme.
El teléfono pica en mi mano, pero ya no puedo seguir posponiendo lo inevitable.
Alexa es tan ignorante como Chanel de mi situación.
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Editado: 05.10.2020