Bryony
Jamás un amanecer me había parecido tan hermoso.
El cielo ni oscuro ni claro al frente de mí, unos pequeños rayos solares escapan rebeldes entre las pocas nubes que hay y su claridad llega hasta mi ventana.
No creo en cosas sobrenaturales y eso.
Pero... quiero pensar, que, el cielo me está dando una señal. ¡Si! Pensare que me está diciendo que todo saldrá bien. Porque siempre, siempre, después de una fría y oscura noche, viene un cálido y resplandeciente amanecer.
Ya he vivido mucho mi noche. Y a pesar de que siento mucho miedo, sé que... me merezco mi amanecer.
Aún si haber dormido en toda la noche. Disfruto del espectáculo que me ofrece la naturaleza. En mi posición, a horas de entrar en un quirófano, del que nadie me asegura salir con vida. Es que más aprecio las cosas sencillas y extraordinarias que tengo frente a mí.
¡Al menos se, que no moriré virgen!
Me río internamente de mi muy mal chiste.
Pero en serio, disfrute mucho anoche y odio la sensación de angustia y ansiedad que siento, no quiero morir. Quiero poder disfrutar mucho más de los labios, las caricias y la protección que Frederick me ofrece.
El de verdad me hace sentir una mujer especial. Y no quiero perder mi oportunidad de ser feliz a su lado.
Entonces nuevas lágrimas salen de mí. Son de rabia. Impotencia. Pero sobre todo miedo, mucho miedo.
Dicen que cuando morimos, nuestras almas van a disfrutar de otra vida llena de paz y sin lamentaciones, tal vez papá y mamá estén en esa vida, tomando café y viendo el mismo amanecer que yo veo. Pero yo aún no estoy preparada para ir junto a ellos.
No todavía. Quedan muchas cosas aquí por disfrutar. Y aunque los extraño muchísimo, y no hay día que no piense en ellos, no estoy lista para marcharme de aquí.
No cuando sé qué, si me voy. Dejaré de sentir las mariposas que siento cada vez que estoy envuelta en los fuertes brazos de Frederick.
Él dormía, pero ahora esta aquí conmigo, observando el mismo amanecer que yo, abrazándome desde atrás y cuidándome como siempre ha hecho desde que lo conozco.
— ¡debes descansar princesa, sé que no dormiste nada! — dice dándome un casto beso por detrás de la oreja.
—no puedo... de verdad por más que lo intento me es imposible.
— ¡te comprendo!... y es normal. Creo que todos tenemos nuestra propia cuota de ansiedad, pero veras que... dentro de poco ya serás la misma chica que le gusta intimidar a sus pobres empleados.
Sonrió, ¿qué más puedo hacer? —yo no intimidó...
— ¡claro que sí! — Se ríe abiertamente —es por eso que decidí que cuando vuelvas tú a la empresa, yo volveré a mi grandioso y seguro puesto como tu guardaespaldas. No quiero ni pensar en lo que sería de mi si algo en la oficina no se resuelve a tu manera.
—no es necesario que algo así suceda... podría solo levantarme de mal humor para querer atropellarte yo misma con él auto que tu conduces.
El me gira entre sus brazos. Observó su pecho desnudo, no evitó poner mis manos ahí. Me gusta mucho su calidez y sentir su corazón latir en mis palmas, pero veo sus ojos. Sus ojos oscuros que han estado ahí siempre que he necesitado verlos.
—me sentiré muy afortunado de verte despertar todas las mañanas, así estés siempre de mal humor. Lo único que necesito es que estés aquí... de cualquier manera, pero conmigo.
¿Podría dejar de amarlo? Creo que ni en cinco vidas podría mermar todo estos sentimientos que él genera en mí.
—tengo tanto miedo.
Pero mi miedo no es a morir. Mi miedo radica en... no estar con el cómo deseo.
— ¡yo lo se princesa!... yo también tengo miedo, mucho. Y no me da pena decirlo, temo a una vida sin ti. Temo perderte. Temo a no volver a ver el amarillo de tus ojos que tanto me encanta. Temo mucho a un futuro donde no estés, le temo a muchas cosas. Pero esos miedos no son fuertes cuando aún te siento aquí conmigo, en mis brazos, mía... te siento mía ahora, y Dios sabe cuánto deseo que sea así por siempre.
—Volveré por ti— prometo abrazándolo muy fuerte.
—y yo te esperaré mi princesa.
[...]
Desayuno en familia. Nani, Frank, Alexa, Chanel, Liam, Matt, Frederick y yo. Ellos son mi familia. La única que amo y la única que me ama realmente.
Todos sin excepción alguna, están con semblante preocupados. Quieren parecer relajados pero su sobre actuación los delata.
No quiero verlos así, es por eso que voy a decir algo que tengo tiempo pensando.
—Voy a aprovecharme de mi enfermedad para pedir algo— digo llamando la atención de todos.
Nani y Frank que son los que están sentados en la mesa frente a mí me miran directamente cuando los señaló.
—quiero que... cuando todo esto pase. Ustedes me den una fecha para su boda.
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Editado: 05.10.2020