--¿Quién eres tú?--se me da por preguntar al espejo con mucho miedo.
--Soy tú--me responde--Pero una versión menos estúpida.
Me da tanto miedo que no logro defenderme, así que vuelve a preguntarme si quiero saber el porque. Asiento esperando escuchar una respuesta que me quite ese vacío que tengo.
--Eres tán tonta, siempre los tuviste al frente dándote señales y solo hasta que es demasiado tarde te diste cuenta--me responde sarcásticamente.
--De qué señales hablas? Ellos siempre estaban conmigo, nunca note nada extraño.
--Idiota!!!--grita perdiendo el control
Me asusto más de lo que ya estaba, pero me preparo para decirle que me deje en paz hasta que escucho que se calma de nuevo y empieza a hablar.
--Cuando trabajaron en el proyecto de ciencias, tú te fuiste y Pete se quedó porque según sus padres aún no iban por él--me dice tranquilamente.
Me quedo pensando un rato, pero sigo sin creer que haya pasado algo en ese momento.
-- Cuando fueron a las atracciones y curiosamente los dos desaparecieron, era mentira que no estaban juntos.--dice cada vez con una sonrisa más grande.
Recuerdo esa vez, ambos estaban súper agitados y yo estaba realmente perdida. Serán los hijos de su grandísima madre.
--Cuando no te contesto el teléfono porque estaba enfermo y no quiso que fueras a casa. Cuando salió de fiesta pero no te invito porque era plan de amigos, cuando te dijo que se iría de vacaciones pero solo no quería verte por estar con ella, y podría decir muchas más pero siento que tú roto corazón no aguantaría añadiéndole una decepción más.
No pude más, mi yo del espejo se reía de mi, así como todos lo habían hecho. llore con más fuerza y destape el pote de las pastillas. Justo ahí sentí una Mano que me sujeto.
Mire hacia el espejo y era mi yo, estaba afuera del espejo. Definitivamente ya estaba loca por completo.Las ideas no me llegaban claras a la cabeza, pero al parecer a ella sí.
--Bota eso, tienes que luchar por él--me dijo con firmeza
--No p..u..e..do-- tartamudee entre lágrimas -- un hijo, un bebé, es papá
Sentí un ardor inmenso en mi garganta al pronunciar la palabra "papá". Mi yo del espejo me dijo muchas cosas mientras trababa saliva, entre ellas que yo también podía darle un hijo, uno mejor que él de Jessica pero yo sabia que estaba loca, que nadie querría una responsabilidad de esas y mucho menos dos.
--No tienen porque ser dos--me dijo en un susurro mientras se volteaba para volver al espejo.
Sentí un frío recorrer mi cuerpo, ya no sentía dolor, ni ganas de llorar sino muchas ganas de recuperar a mi Pete.
--Gracias mi yo del espejo--dije más calmada