Te amo: Un amor sin fronteras

Diagnostico

A la semana siguiente ya teníamos todo listo para hacerlo cuando Gabriel empezó a sentirse muy mal, aquella mañana tenía fiebre y no lograba controlarla con medicamento por lo que nuevamente tuvimos que llevarlo a la clínica para revisión. El medico dijo que debido a su enfermedad era mucho más susceptible a varios tipos de virus por lo que era necesario tenerlo en observación un par de días, en ese momento el me pidió que viajara y tuviera todo listo para cuando le dieran el alta no quería dejarlo solo así que llamé a Melissa, apenas ella entró le expliqué lo que sucedía y ella aceptó quedarse mientras él se encontraba en la clínica pese a sus ocupaciones y a informarme si su estado de salud decaía. Tomé el auto donde se encontraban nuestras cosas empacadas en un par de cajas de cartón y empecé a viajar rumbo a Zúrich, al llegar el lugar se encontraba tal como lo habíamos visto por lo que solo tuve que colocar nuestras cosas en el closet que estaba en la habitación. Agarré algo de dinero de mi bolso y fui a comer algo a la calle, no podía dejar de pensar en Gabriel pero no había ninguna novedad respecto a su estado según parecía. De vuelta al departamento, recibí una llamada de Melissa en la que decía que habían controlado la infección que tenía y que pronto estaría conmigo, lo que me tranquilizó inmensamente. Pasaron tres días después de esta llamada cuando alguien tocó a la puerta, al abrirla era Gabriel quien había llegado sin avisarme junto con hermana tomándome por sorpresa porque aun me encontraba en pijama. Apenas salí de mi estado de asombro cuando Melissa se despidió diciendo que tenía algunas tareas pendientes por hacer y que no se podía quedar más tiempo, dicho esto se giró y se marchó rápidamente dejando a Gabriel en la entrada del departamento totalmente solo con una mueca de enfado fingida lo que me causó bastante gracia.

Pasaron algunos minutos más y luego entró al departamento dirigiéndose al sofá en donde se sentó y con un gesto me indicó que hiciera lo mismo justo al lado de él. Al sentarme tan cerca pude percatarme que estaba un poco ojeroso pero su semblante era bueno para alguien que había pasado tantas veces por la clínica. Al notar que lo miraba se acercó y me besó, diciéndome al oído:

—Te extrañé demasiado estos días— mientras colocaba su cabeza sobre mis piernas, apenas se recostó no pude evitar sentir la necesidad de pasar mis dedos por su cabello y de acariciar sus mejillas, al hacerlo sentí que empezaba a quedarse dormido por lo que suavemente coloqué su cabeza sobre una de los cojines y fui a buscar una manta para taparlo. Al transcurrir unas horas se despertó, lucia tan hermoso como de costumbre cuando me miró fijamente, me encontraba en la cocina preparando el desayuno para los dos, él se acercó diciéndome que el olor lo había levantado con un gesto entre serio y curioso por lo que no pude evitar reírme de sus palabras, él husmeaba tratando de ver que  cocinaba pero lo mantuve a raya. Apenas serví el desayuno sus ojos saltaron de la emoción ante lo que veía, había preparado huevos con tocino, pan tostado y café se sentó de inmediato y empezó a comer vorazmente como un niño pequeño con un caramelo; luego de quedar satisfecho con el desayuno, me dijo que saliéramos a conocer la ciudad, lo que me pareció una excelente idea pero le pedí que se abrigara un poco porque estaba apenas en una camiseta de manga corta delgada y unos jeans, de mala gana aceptó diciendo que estaba cómodo así pero le recordé que había acabado de salir de la clínica y que debía cuidarse bastante. Salimos al cabo de media hora a recorrer la ciudad, era esplendida con muchos edificios de aspecto antiguo, lo que me parecía fascinante. Nos detuvimos a comer en un lugar llamado Rheinfelden Bierhalle donde pedimos unos sándwich que acompañamos con una jarra de cerveza, después de esto estábamos exhaustos y regresamos a casa a descansar. Al llegar a casa, nos recostamos en la cama y quedamos dormidos inmediatamente, al despertar noté que Gabriel no se encontraba a mi lado y temí lo peor, me levanté de prisa y me dirigí al baño en el cual no había nadie, escuché un leve canturreo proveniente de la cocina y al revisar él se encontraba cocinando el desayuno mientras entonaba una canción que no había escuchado antes y decía así:Je t'apprendrai l'amour avec des gestes tendres je te dirai les mots que tu rêves d'entendre je te découvrirai pour la première fois quand tu vas t'endormir dormir tout près de moi, me percaté que cantaba en francés fluido y su voz sonaba melodiosa a mis oídos. Apenas sintió mi presencia dejó de cantar y me miró fijamente con una gran sonrisa en su rostro mostrándome lo que estaba haciendo, eran pancakes con fruta picada y miel; solté una carcajada sonora diciéndole:

—amor, vamos a engordar con comida así— dicho esto, él también se río por mi comentario y me hizo señas con la cabeza para que me sentara en el comedor que quedaba en la cocina mientras el llevaba los platos a la mesa. A decir verdad, el desayuno me había encantado porque me recordaba mucho a mi hogar, en ese momento sentí un pinchazo de culpa habían pasado casi cuatro meses desde que había salido de mi casa y aún no había contactado a mi mamá para decirle que me encontraba con Gabriel y que estaba bien, en ese momento tomé el celular y la llamé, cuando contestó pude sentir sus sollozos al teléfono mientras me decía:




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