Siento un nudo en el estómago, que mi garganta se está cerrando poco a poco, que mis manos tiemblan y el enojo se está volviendo más fuerte, siento que esta vez no podré soportar todo esto.
"Hazlo de una puta vez, no seas cobarde" susurra una voz en mi cabeza, la misma que me ha alentado a hacer las mismas tonterías un y otra vez para acabar con mi vida.
Lo he intentado ya dos veces y siempre he terminado fracasando, la primera intente ahorcarme pero mi padre me detuvo, la segunda trate de hacerme un corte en el brazo, un corte mortal que terminara con mi vida de una vez por todas, pero me llevaron al hospital donde el doctor explico que el corte había sido profundo, pero no mortal, sigo en este patético mundo, sigo soportando mi vida de mierda, sigo soportando a...
-¡REGRESA AQUÍ EN ESTE INSTANTE MALDITA ZORRA! – oigo gritar a mi padre desde la planta baja.
No hago caso y cierro la puerta de un golpe, trato de secar mis lágrimas, pero estas simplemente se multiplican, no puedo seguir así, no puedo seguir viviendo en estas condiciones, hasta estar en mi piel me da asco. Sé que la palabras no pueden herirte, solo son frases, pero cuando vienen de las personas que más amas se siente peor que una paliza que te deja al borde de la muerte. Eso ya me ha pasado, aún tengo las cicatrices en brazos y espalda, heridas que me hicieron ellos, mis padres.
La verdad solo mi padre es mi padre, mi mamá murió hace unos años, me duele contar sobre ella, mi papá se casó con Gemma, mi maldita madrastra de mierda.
-¡QUE VENGAS EN ESTE PUTO INSTANTE, KYLE!
-¡¿PARA QUE?! – Grito enojada - ¡PARA QUE ME VUELVAS A PEGAR, PARA QUE ME VUELVAS A... A...!
No lo soportó más y dejo que mis lágrimas salgan, me hecho en el colchón de mi cama y me desahogo, siento que mi corazón se está haciendo pedazos, cada vez que recuerdo ese maldito momento mis ganas de acabar con mi vida se han intensificado, "Hazlo ya, maldita cobarde" Esa voz sigue azotando mi mente, pero sólo la ignoro, me acuesto en mi cama y lloró todo lo que puedo hasta que me quedo dormida.
***
He llegado finalmente al instituto dónde estudió, aquí es el único lugar dónde me siento segura, dónde sé que nada me dañará, este es mi sitio favorito, sé que sueno cómo una nerd, pero aquí estoy segura de toda la mierda vivo en mi casa.
-¡Hola, Kyle! – grita una voz chillona detrás de mí, me giro y veo con alegría a mi mejor amiga corriendo en mi dirección, la abrazo y le contesto el saludo.
-Hola Andi – mi amiga se llama Andrea, pero yo le digo Andi de cariño, hemos sido amigas desde que tengo memoria, es castaña y tiene los ojos de color café oscuro, es muy linda, aunque tiene mala suerte para los chicos.
-¿Qué te paso? – pregunta mirando la mejilla dónde mi papá me pegó la noche anterior, pensé que se quitaría en la mañana la marca de sus asquerosos dedos, pero veo que no.
-Me caí – miento para evitar su mirada de negación, cosa que no ocurre.
-Es la marca de una mano, Kyle, tú padre te volvió a pegar, ¿verdad? – Pregunta y es en ese momento cuando mis ojos se han vuelto a llenar de lágrimas, que trato de soportar, no quiero llorar en la escuela -, Kyle, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea – toma mis hombros y los aprieta – pero ¿Cómo quieres que lo haga si ni siquiera me dices lo que te pasa?
-Andi, no quiero causarle problemas a mi papá – digo cerrando mis ojos -. Yo me merezco eso, soy un estorbo en su vida.
-No te atrevas a decir eso – suelta enojada -. Tú no eres ningún estorbo, eres genial e inteligente, Kyle te apoyo, pero sigo diciendo que lo mejor es que demandes a tus padres, lo que te están haciendo no es legal, es un delito, tarde o temprano te mataran, debes hacerlo – niego con la cabeza, no tengo el valor para hacerlo, soy una cobarde -. Sólo piénsalo, esto no acabaras hasta que tú no pongas un hasta aquí.
-Lo pensaré – digo después de unos minutos y caminamos rumbo al salón en silencio, nos detenemos en la puerta.
-Espera, algo me está molestando, siento algo en mi zapato – me toma del hombro para no caerse, mientras levanta un pie para tratar de quitarse lo que tiene en el zapato.
Escucho pasos acercándose, volteo hacia atrás y es en ese momento cuando siento que los nervios van a explotar, cuando mi sangre deja de correr por mis venas, cuando siento que todo mi cuerpo ha empezado a cubrirse de una fina capa de hielo. Sólo puedo verlo a él, alto, de piel pálida como el papel, viste una camisa negra que resalta su color, su cabello castaño, sus ojos son azules, pero no tienen brillo alguno, las facciones de su atractivo rostro nunca muestran ninguna expresión, siempre serio; nunca muestra ni la más mínima sonrisa. Él es el chico más atractivo de todo el instituto, pero ni siquiera se podría decir que es popular, nadie se atreve a acercársele, siempre se sienta sólo en la mesa más apartada de la cafetería, siempre que alguien intenta acercarse, él los mira directamente a los ojos y tan rápido como llegaron se van de inmediato.
Pasa a mi lado y ver que sus ojos me miran directamente por unos segundos, soy capaz de notar como su expresión fría de un momento a otro se convierte en una completamente diferente, en una que no soy capaz de identificar en ese momento, casi parece una de preocupación.