La luz es cegadora, no sé dónde me encuentro, no recuerdo nada, sólo de que estaba a punto de acabar conmigo pero alguien me volvió a salvar, alguien me saco del agua y es lo último que recuerdo, de repente me encuentro en este lugar, muchos dicen que lo último que ven las personas al morir es una luz blanca pero esta luz pertenece a una lámpara, a una enorme lámpara que se encuentra colgando encima de mi cama, pero esta no es mi cama, no se siente como el colchón viejo que tengo para dormir, este se siente más cómodos. Mis ojos se han acostumbrado a la luz y soy capaz de ver que estoy en una habitación del color blanca, los aparatos que están conectados a mí es lo único que se oye, la ventana que se encuentra a lado de mi cama me dejan ver al doctor y a ¿Corey Fogelmanis? No puede ser posible, fue él quien me rescato, eso es imposible.
El doctor y Corey me miran a través del cristal y entran a toda velocidad al interior de la habitación.
-Señorita Miller, me alegra que haya despertado – el doctor mira el dispositivo mientras que yo observo a Corey quien tiene su mirada clavada en mí -. Bueno, tus signos están estables – pone una lámpara en mi ojo -. Todo parece estar en orden, solo fue un susto Señor Fogelmanis, la trajo justo a tiempo, el agua en sus pulmones no fue suficiente como para matarla.
"Eso es lo que lamento" pienso mientras miro al doctor.
-Podrá irse en unas horas, sólo ocupo la firma de sus padres para que se pueda retirar – mis nervios crecen enseguida.
-No creo que eso sea posible – Cory mira al doctor -. Sus padres no están enterados de esto.
-Y no quiero que se enteren – digo con odio.
-¿Por qué? – pregunta el doctor.
-Porque ellos provocaron que hiciera lo que hice – las miradas preocupadas del doctor y Cory me invaden, nunca le había dicho eso a nadie que no sea Andi, el silencio invade el cuarto hasta que Cory rompe el silencio.
-Yo puedo firmar.
-Necesita firmarlos un mayor de edad – dice el doctor.
-Soy mayor de edad, tengo dieciocho años – saca su cartera y le da su identificación al doctor.
-Pero tiene que hacerlo un familiar – el doctor insiste,
-Por favor, no quiero ver a mis papás en este momento – le ínsito al doctor, el mira dudoso pero al final acepta.
-Vamos a las oficinas, veremos que hacemos – el doctor va a la salida y Corey lo sigue.
-Vuelvo en seguida – me dice antes de desaparecer en el umbral de la puerta.
***
No sé cuánto tiempo ha pasado desde que Corey y el doctor desaparecieron por la puerta, pero estoy seguro de que han pasado por lo menos dos horas o tal vez un poco más, ya me siento mejor, ya me quiero ir a mi casa, quiero que todo esto termine de una vez.
La puerta se abre y aparecen el doctor y Corey.
-Ya se puede retirar Señorita Miller, el Señor Corey la llevara a su casa, que tengan un buen día – ambos le agradecemos, el doctor sale y esperamos a que una enfermera me desconecte.
-¿Qué demonios te pasa? – Corey se acerca con una mirada salvaje y enojada –. Por poco te matas.
-Eso es justo lo que quería hacer – la expresión del chico cambio por una de duda –. Para qué demonios sigo aquí si para todos soy un estorbo.
-¿De qué carajos estás hablando?
-No tienes que fingir compasión por mí – no sé porque pero creo que mis palabras han dejado callado a Corey, ya no sabe qué contestarme –. ¿Por qué demonios me salvaste? Pudiste haber dejado que me matara de una vez por todas.
-¿Estás loca? – me dice con una mirada fría –. A muchas personas les harías falta.
-¿Cómo a quién?
-Como a Andi, tu amiga, te extrañaría mucho.
-Lo único que me ata a este mundo es ella, pero no puedo contar con ella para toda mi vida, creo que es mejor dejar de ser una carga para mis papás, ellos mismos me dijeron que soy una carga y tienen razón...
-¡NO TE ATREVAS A DECIR ESO DE NUEVO! – grita Corey con una voz aterradora –. Nadie en este mundo es una carga.
-Que palabras tan más falsas Corey, ya no hay nada bueno para mí en esta vida, afrontemos la verdad y déjame ir a mi casa.
-No – dice con voz seria.
-¿Qué dijiste?
-Que no pienso permitir que vuelvas a tu supuesta vida de mierda, no pienso dejar que vuelvas hacer la misma puta locura.
-¿Quién te crees tú como para hacer eso?
-Un amigo que está dispuesto a ayudarte.
Una enfermera entra y Corey sale de la habitación sin decir nada más, cuando me desconectan del aparato, me dan mi ropa, me permiten cambiarme y salgo de la habitación para ir al Área de Espera, dónde él me está esperando a un lado de la enorme ventana empañada debido a la lluvia.
-Vámonos y acabemos con todo esto Corey – él no contesta, sólo me observa -. Ya sabes dónde vivo, ahora vámonos y...
-No te llevaré tu casa.
-¿Qué?
-No pienso permitir que hagas la misma locura, por poco te matas y no pienso permitirlo, iremos a mi casa.