Te Ayudaré.

Capitulo 6.

Hemos llegado a mi hogar temporal, estoy que la sangre me hierve de rabia, enojo y vergüenza por lo que Corey me hizo delante de mis amigos y delante de toda la escuela, sin embargo a él no parece importarle, se ve tranquilo y serio, como si no hubiera hecho nada.

-¡¿Qué diablos te pasa?! – digo mientras camino a la sala.

-No sabía que te relacionabas con idiotas – dice de una manera fría.

-¿De qué hablas? – digo confundida mientras arrojo mi mochila al sofá.

-Sabes de lo que hablo – camina en mi dirección –. Hablo de García, ¿te relacionas con más imbéciles o sólo con él?

-¿Hablas de Mario? Es un amigo, somos amigos desde la secundaria, él me ha apoyado junto con Andi con mi difícil situación.

-¡Ahora resulta! – dice enojado –. ¡Todos saben de tu problema, García lo sabe, pero yo no!, ¡¿Qué para ti no vale nada lo que he hecho por ti?!

-¡Corey apenas nos conocemos!

-¡ESO NISIQUIERA ES CIERTO! ¡ESTOY CONTIGO EN LA MISMA CLASE DE HISTORIA DESDE HACE TRES AÑOS!

-¡PERO NISIQUIERA NOS DIRIJIAMOS LA MÁS MÍNIMA PALABRA! ¡APENAS NOS MIRABAMOS! – tomo aire y de la manera más calmada posible trato de seguir la conversación –. Corey, agradezco todo lo que has hecho por mí, pero no quieras que confíe en ti de la noche a la mañana – la expresión del chico ha cambiado, de una manera rápida, su expresión enojada ha cambiado por una de tristeza y dolor –. He pasado por muchas cosas difíciles, tantas que... me cuesta confiar en otras personas, al igual que tú – me mira de una manera extraña, como si no entendiera a lo que me refiero –. Me prohibiste a gritos que no subiera al ático, quise explicaciones pero tú me las negaste, creo que sabes perfectamente lo que se siente el tener una situación complicada que te cuesta decírselo a los demás – Corey asiente con la cabeza, toma las llaves de su motocicleta y se dirige a la puerta.

-No salgas por favor – la abre y se detiene en el umbral –. Y mucho menos con el imbécil de Mario – y sin más sale de la casa.

***

Ya es de noche, son las seis y Corey no ha regresado, Mario me envió un mensaje, se iban a encontrar en el Bar Orión a las siete, no me importa si me tengo que escapar de la casa, estoy decida a ir con mis amigos, ocupo distraerme.

He tomado una ducha rápida, me he puesto una blusa roja que deja al descubierto mis hombros, unos vaqueros ajustados y unas botas negras, dejo suelto mi pelo rubio y salgo por la puerta principal que para mí buena suerte no esta cerrada.

En media hora he llegado al Bar Orión, un edificio negro por la noche que es iluminado por luces de neón que bailan a través de los cristales dibujando el letrero del lugar, no hay tanta gente para mi buena suerte, algo raro ya que este lugar casi siempre se abarrota de personas.

-Hola Miller – Mario susurra en mi oído.

-Hola García – le contesto y lo abrazo.

-Me da gusto ver que estas en una pieza – me dice mientras esperamos a Andi.

-¿Por qué lo dices?

-Me preocupe al ver en la manera en la que te llevaba Fogelmanis hoy cuando salimos de la escuela.

-¿En serio? – dije con una sonrisa de burla en la cara.

-Sí, iba a ir por ti, pero cuando salimos Andi y yo, ese chico ya te llevaba en su motocicleta a toda velocidad.

-Sí, tenía que ir a trabajar.

-¿Y porque te llevo?

-Estoy viviendo con él por un periodo temporal... si así puede decirse.

-¿Vives con él? – Asiento y él me mira con una cara preocupada – ¿Te ha intentado hacer algo?

-No, ¿Por qué? ¿Qué tienen tú y Corey?

-¿De qué hablas? – suena nervioso y cuando se pone así es porque me está ocultando algo.

-Hoy Corey me hablo de ti de una forma... enojada... como si tuviera algo contra ti.

-Corey y yo tuvimos nuestra historia, pero no creo que sea el momento preciso para contártelo.

-Ya me acostumbre a que me digan eso.

-Kyle no te enojes, solamente si te digo esto – me mira y se acerca a mí –. Ten cuidado con él, porque Fogelmanis es un...

-Chicos – Andi aparece y nos saluda – disculpen la tardanza.

-No hay cuidado – decimos y entramos al bar.

***

Me siento mareada, todo el mundo me da vueltas, no hay duda alguna, estoy borracha, no tengo el control sobre mí misma, no recuerdo como llegue a este estado porque no sé cuántos tarros de cerveza me he tomado en lo que va de noche, tampoco sé a qué hora empecé a bailar con un rubio bastante atractivo, pero no me importa, sigo moviéndome como una idiota al compás de la música, ni siquiera sé qué tipo de canción es, simplemente me muevo.

-Sí que sabes moverte nena – me dice – ¿Qué te parece si vamos a un lugar más solitario?

Me toma del brazo y comienza a caminar entre el mundo de gente que se haya bailando en la pista, no sé cuándo el bar se ha llenado, pero no me importa, sólo sigo el rubio hasta que unas manos sujetan mis caderas y me lanzan hacia atrás zafándome del agarre del rubio, alguien se ha puesto entre el chico y yo, sólo alcanzo a distinguir una chaqueta de cuero negra.



#11935 en Joven Adulto
#44370 en Novela romántica

En el texto hay: celos, amor, misterioso

Editado: 18.08.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.