Hace mucho tiempo atrás, la tranquila Bahía de Riddletown fue propiedad de los piratas, sus hermosas y amplias casas demostraban la opulencia que estos tenias por las cantidades absurdas de dinero que robaban y que también tenían de sus pequeños negocios en su pueblo, dice la leyenda que antes de dejar a su descendencia, quienes no querían seguir su legado, dejaron oculto un tesoro, pero no cualquier tesoro, este contenía el secreto de cómo ser millonario o eso era lo que decían unas personas, otras afirmaban que encontrarían monedas de oro, pero la mayoría de los pueblerinos decían que era un leyenda creada para atraer pobladores de los distintos pueblos y hasta de otros países, por lo que dicho tesoro no era más que la construcción del pueblo, el legado que se fue construyendo poco a poco después de su partida.
¿Cuál crees que sea la verdad?
Por si lo quieres descubrir: Te contaré una historia.
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El Conde Estefan de Ríos, ha navegado por todos los océanos habidos y por haber, siempre estaba rodeado de todo lo que soñó: mujeres, dinero y poder, pero como cualquier otro hombre de la época quería más, así que fue recabando información sobre donde estaba el tesoro, varios habían muerto en la búsqueda claro está, pero quien no arriesga no gana, así que con su tripulación a bordo fue al punto en qué estaba el tesoro, y obviamente, quién busca encuentra, y el encontró el tesoro, pero no era lo que pensaba.
Con una furia hirviendo en sus entrañadas se fue con su “tesoro” y en el trayecto estuvo pensando que hacer, todos los tripulantes se le que deban mirando con lujuria y embobados por lo magnifico que era, la belleza de una mujer no puede compararse con nada, y menos la de una sirena que volvería a la vida después de que aquella persona destinada a salvarla la encontrará.
Ella siempre lo miraba con adoración y ternura, pero él no entendía nada sobre esos sentimientos que producía el amor, poco a poco, la muchacha fue encargándose de las labores del hogar, le hacia la comida, le planchaba, limpia sus desastres, y siempre con una bella sonrisa lo hacía, pero el Conde nunca lo miro así, siempre estaba vigilándola y viendo que no se robara nada de sus fortuna, porque así eran todas las mujeres pensaba para sí mismo, pero ya se daría cuenta de su error.
Una tarde, ellos salieron juntos, él siempre comparaba las cosas que ella necesitaba para limpiar y cocinar, pero ella quería explorar el mundo con su ser amado, así que le pregunto y él dijo que sí, no vaya ser que ella gastara su dinero en otras cosas, pensó rápidamente cuando le dijo que quería salir.
En el trayecto al mercado, todo el mundo los miraba, o mejor dicho la miraban a ella, las mujeres sentían envidia y los hombres lujuria y pasión por tenerla, todo el mundo sabía del “tesoro” que consiguió el Conde, y de los tratados de esté hacia ella, por lo que de repente se vieron rodeados de hombres que querían comprar a la mujer, él pensó que así podría deshacerse de ella, por lo que no lo pensó dos veces y se la vendió a su mejor amigo, Rodelf Colinas, era un hombres de buena familia, y estaba buscando una esposa, así que ella no estaría en malas manos.
Paso el tiempo, y él añoraba a su dulce mujer, le encantaba tenerla cerca, oír su melodiosa voz aunque nunca le respondiera, allí fue el momento en que se dio cuenta de que cometió un error, el tesoro que consiguió era que le dio sentido a su vida, le devolvió algo de claridad a su vida desmedida, así que fue corriendo donde su amigo y le dijo que le daría todas sus pertenencias, monedas de oro, todo lo que él quisiera a cambio de que le regresara a su mujer, lo único que recibió fue risas de su amigo, y le dijo algo que ya sabía pero que le dolía escuchar.
—Ella vale mucho más que todo el dinero del mundo.
El Conde no se rindió, y fue todos los días a hacerle la misma propuesta, y siempre recibia la misma respuesta.
Desesperado de haber perdido el tesoro más valioso de su vida, decidió aventurarse a una aventura en la que podría salir muerto, pero no le importaba morir porque ya le habían quitado lo más quería en la vida y no sabía que había encontrado: el amor.
A pesar del mal oleaje, salió vivo, pero enfermo, estaba convaleciente en su casa, y solo quería que la fiebre lo terminara de matar, pero eso no pasó, ella en cuanto se entero salió rápidamente y llego a su casa a cuidarlo, a pesar de todo, ella siempre volvería a él.
—Has vuelto dijo él —pensando que era una alucinación.
—Y siempre volveré por ti, mi amor —dijo ella de forma cariñosa.
—¿Eres real? —pregunto a pesar de saber que no lo era, pero le sorprendió la respuesta.
—Soy real, porque mis sentimientos siempre me guiaran hacia ti, aunque tú no quieras ni desees verme —dijo con voz afligida, mientras le coloca una pañito de agua fría en la frente.
No paso ni un segundo, cuando él separo, y la beso demostrándole todo aquello que sentía por ella: dulzura, amor, pasión y deseo.
—Deseo que te quedes —susurro mientras se separaba de ella.
—Deseo concedió, mi capitán —susurro ella mientras se besaban.
A veces ignorábamos que el tesoro de la vida, no son las riquezas ni el poder ni el sexo, son los sentimiento que albergamos por las personas y lo que ella que llegan a sentir, los material es temporal, pero los sentimientos siempre estarán allí con nosotros para guiarnos.