Prólogo

— Prólogo —

12 de agosto de 2020

Querido Tyler:

Día 15 681

Mi hija empieza a creer que estoy loco. No te vas a creer que me llamó viejo senil cuando le mencioné sobre el viaje a Inglaterra para reunirme con Figueroa, y pensar en su casa de reposo como una opción para después. Se lo dije en la cena y no se lo tomó bien, cree que ella está en condiciones de cuidarme cuando envejezca más, pero yo sé que no podrá y pronto me volveré un estorbo.

Cuando me miro al espejo cada mañana, viendo mi cabello casi completamente blanco y las incontrolables arrugas que cada vez parecen que son más, solo puedo pensar en cómo te verías tú ahora. Tal vez me burlaría de lo feos que nos hemos vuelto, o tal vez no estuvieras a mi lado y te observaría a lo lejos envejecer igual que yo.

Pero, creo que jamás sabré que tan mal te verías con canas. Prometí que no volvería a llorar por ti, y te juro que no he faltado a mi promesa. Creo que hasta Issac se ha dado cuenta que su abuelo no es un viejo que piensa todo el día en cigarrillos y periódicos, pero él sabe que lo quiero, lo que deja de lado mi reputación como un ser humano amargado.

Supongo que estas cartas tienen más información de mi vida que un álbum familiar, lo cual no me deja tranquilo. Por más que Dana sepa que la caja donde las guardo es prohibida para cualquiera que se acerque, creo que ya estás enterado que ella no es de las que se aguantan leer el chisme completo.

Esperando que estés bien y te estés divirtiendo en algún lugar.

Con amor,

Cameron.