Livia.
- ¡Livia! ¡Hija! ¿Qué aspecto es este? ¿Dónde está tu maquillaje? - luego baja la voz a un susurro. - ¡Así nunca encontrarás novio! Mira a tu hermana, recién llegada del avión, y qué bien se ve...
- ¡Basta, mamá! - susurro también.
Hay una diminuta posibilidad de que mi conocido del avión simplemente haya entrado por la puerta equivocada, y si me ve, definitivamente no pasará de largo. Pero solo si me ve... así que, claro, llevando mis cosas puestas. ¡Dios, qué vergüenza!
- ¿Y qué he dicho de malo, Livia? No me digas que ya tienes novio...
- ¡Sí, lo tengo! - murmuro en voz baja, solo para que me deje en paz y no llame la atención.
Entienden, decir "no" es como admitir que eres un fracaso total. Ya me siento lo suficientemente mal... Y me duele que nuestra sociedad y mi familia juzguen el éxito de una mujer únicamente por si tiene hombre o no.
- ¿Y quién es? - salta Gabi de inmediato y pregunta en voz alta. Ella tiene oído de radar.
- ¡Maldita sea! - en realidad, es la palabra más amable de los epítetos que pasaron por mi cabeza.
¿Podría la situación empeorar? Especialmente cuando el tipo al que intentaba "ser invisible" acaba de notarme y se dirige hacia aquí. Bueno, si "morir" se trata, que sea con honores.
- ¡Hola, amor! - me cuelgo del cuello del desconcertado chico y lo beso en los labios. - Al fin has llegado. - me aferro al asa de MI maleta que él sostiene con fuerza.
- ¡Livia!, ¿no nos presentarás a tu amigo? - pregunta mi hermana sorprendida, examinándolo de pies a cabeza.
- ¡Claro! - pero no tengo idea de cómo se llama...
- Amor, ¿puedo hablar contigo un momento? - pregunta mi "conocido no tan conocido", dejando la maleta en el vestíbulo del hotel y agarrándome fuertemente del brazo.
Entiendo que me quedan... Tres, dos, uno... minutos de vida.
Yannis.
En serio, sospechaba que esta chica no estaba del todo bien, ¡pero no tanto!
La agarro del brazo y la arrastro literalmente afuera.
Aprovechando el primer rincón conveniente, casi la empujo allí, cubriéndola con mi cuerpo. La esquina del blanco reluciente de la cerca, al lado de la cual crece un gran y frondoso árbol, sirve como un escondite perfecto de las miradas curiosas.
- ¿No tienes nada que explicarme? - intento hablar en un tono calmado, pero ella no sabe lo que me cuesta.
- ¡No fue intencional! - solloza con la nariz.
- ¿Qué no fue intencional? - mis cejas se fruncen.
- Todo... no fue intencional. - murmura.
Saben, ahora me parece que llegó el momento en que todo influyó en su comportamiento inadecuado: eclipse en Escorpio, Mercurio retrógrado, Plutón estacionario, y yo mismo estoy en shock por lo que me está pasando ahora gracias a esta persona.
- ¡Conozco esa camiseta! - toco la tela con los dedos y la levanto ligeramente. - Y no solo la camiseta. - noto un encaje demasiado familiar que adorna su muslo. Entonces, esta rubia ya ha hurgado entre mis cosas.
Generalmente, no actúo así de directo con chicas que casi no conozco... Pero en este momento, juego con sus reglas. ¡Y además quiero darle una lección a esta chica! Para que la próxima vez no se atreva a tocar cosas ajenas y besar hombres desconocidos. ¡Así que ahora asume, chica!
- ¿Qué te crees que estás haciendo?
- ¿Volvemos al "usted"? ¡Amor!
¡Dios, cómo se ruboriza! Es encantador y adorable, ¡me encanta mirarlo!
- ¿Qué se supone que debía hacer cuando mi maleta estaba en tus manos?
- Pues eso pasó porque tú misma la arrancaste de mis manos, ¿lo olvidaste?
- Intentaba olvidarlo, pero llegaste en un mal momento - murmura, presionándose contra la cerca blanca.
- ¿Entonces no necesitas tus cosas? - finjo irme.
- ¡Sí las necesito! - se estremece mordiendo sus labios.
- ¡Bien! Vamos a por mi maleta. La tuya se quedó en el hotel. A diferencia de ti, no he tocado nada.
Ella se estremece de nuevo, luego aprieta los labios y baja los ojos al suelo.
- No puedo. Tendré que pasar por delante de mi familia.
- ¿Te has metido en un lío? - le levanto la barbilla y la miro a los ojos.
- ¡Sí! - susurra. - No fue intencional... - como si me recordara.
- ¡Eso ya lo escuché! - suspiro, poniendo los ojos en blanco. - Al menos explícalo.
- ¡No lo entenderías!
- ¿Por qué no? Al menos inténtalo. ¿Qué tienes que perder?
Ella entrecierra los ojos con desconfianza tras mis palabras.
- ¡Vale! - finalmente se rinde. - Mi hermana está comprometida con un chico que me gusta muchísimo. Ayer me lo dijeron y me exigieron que estuviera presente. Me negué. Y hoy...
- Y hoy están aquí.
- ¡Sí!
- ¿Y te has inventado que tienes novio para no parecer una perdedora solitaria? - pregunto por si acaso.
Personalmente, creo que esto es exclusivamente un complejo femenino y nada más. Generalmente, no presto atención a si la persona con la que hablo está en pareja o no. Claro, la única excepción es cuando la mujer me gusta. Pero incluso en tales casos, hay diferentes variaciones según la situación.
- ¡Sí! - asiente afirmativamente.
- ¡Entiendo! - meto las manos en los bolsillos y doy medio paso atrás.
¡Incluso me da lástima! ¿Qué habría pasado si en lugar de mí hubiera entrado por la puerta alguien completamente diferente? Un patán, por ejemplo... Estas chicas siempre saben cómo meterse en problemas.
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Editado: 25.08.2024