Te digo adiós

Capítulo 7

Miré a Yash y le di una cálida sonrisa, para luego comenzar a contarle de mi hermosa vida.

― Bueno Yash, de mí no hay nada importante que contar... solo que me trajeron al mundo en contra de mi voluntad un 5 de agosto del año 2003 y llegué a Toronto Canadá. Pasé una difícil infancia, pre-adolescencia y adolescencia, es decir, todo lo que llevo de vida fue una mierda. Mi padre me abandonó cuando tenía 11 años, en realidad no me abandonó únicamente se vino para acá en busca de una mejor vida, y lo vi de nuevo fue hace tres meses porque el ahora esta haciéndose cargo de mí. Mi madre nada valioso que contar de ella, estoy tratando de sacarla de mi mente, ya que ella me comenzó a tratar mal cuando mi padre se fue de la casa, una vez ella casi me mató a golpes estando ebria y yo teniendo solo 13 años. Tuve que madurar muy temprano y hacerme cargo de mí porqué sabía perfectamente que mi madre no lo haría, es decir que soy responsable de mí. Estoy acá encerrada porque mi mejor amiga, su madre y mi padre me obligaron a estar aquí por mi bien, supuestamente. Nada más que contar, mi vida no es interesante.

― Yo en lo personal diría que tienen toda la razón, Maia. Nosotros nunca nos vamos a ver mal pero las personas de nuestro al rededor si lo perciben, y de eso me estoy dando cuenta ahora.

― Lo sé, Yashua, yo lo sé. Estoy totalmente consiente de lo mal que puedo llegar a estar y lo ciega que puedo llegar a ser.

― ¿Y si estás mal por que sonríes? ―escuché una voz masculina desconocida hablar. 

Yo volteé a ver quien era sin embargo no se veía nadie. Pensé en no responderle, pero lo hice.

― Pues porque puede ser una de mis formas de ocultar lo mal que estoy, puedo estar muy mal y tener depresión, pero eso no quiere decir que yo me la pase todos los días llorando, y prefiero fingir una sonrisa a autolesionarme ―dije seria.

Iba a decir algo, pero el desconocido volvió a hablar.

― Maia... no te hagas más daño, sé que es difícil, pero hay muchas personas que te quieren y no se atreven a decírtelo, por ejemplo una persona muy cercana a ti. Puede que nadie te lo demuestre, pero eres muy importante para algunas personas, y allá fuera alguien que te estará esperando con los brazos abiertos, y feliz de que tu estés bien.

― Si, Jackson tiene razón, aunque como que se le fueron un poco las palabras, pero tiene razón ―admitió Yash algo nervioso.

¿Jackson? Oh... entiendo el chico ese que tiene trastorno obsesivo-compulsivo. 

Por lo que he escuchado Jackson tiende a ser una persona obsesionada con la limpieza, el orden y todo eso que tiene que ver con gérmenes, es una persona que se cuida mucho y según algunas enfermeras que han tratado con él dicen que es una persona muy cariñosa y tierna, sin embargo no le gusta el contacto físico. 

Muchas personas que han entrado a su habitación dicen todo está perfecto allí, no hay nada desordenado, no hay cosas tiradas en su piso, en pocas palabras la habitación de Jackson es orden y perfección.

No conozco muy bien a Jackson, pero te puedo decir que me cae muy bien.

Los tres nos quedamos en silencio y a los minutos Yash y yo escuchamos como Jackson se iba del lugar.

Le di una mirada rápida Yashua para irnos, cuando llegamos a nuestras habitaciones me quedé parada viendo a la puerta, me voltee rápidamente y miré a Yashua que me estaba mirando esperando que dijera algo.

No pensé ni un segundo, solo le dije lo que tenía que decir.

― Me gustas... ―dije sin embargo al instante me arrepentí ― Perdón... buenas noches.

No dejé que Yash me respondiera solamente entre a mi habitación lo más rápido que pude.

Me acosté en mi cama mirando el techo, que mierda pasa por mi cabeza. 

Debo dejar de enamorarme de todo aquel que me trata bien, pero es que mi gusto por él es algo más serio, estoy segura de esto. Pero aun así tengo que dejar de enamorarme de todo aquel que me trata bien, parezco una mujer divorciada que esta falta de cariño.

Yo estoy segura de que no le gusto, la acabo de cargar, maldita sea.

Acabo de mandar nuestra amistad a la mierda. 

¡Agh! Malditos sean los sentimientos.

Maldito Yashua Williams.

¿Qué mierda habrá hecho para que me gustara? No soy de esas personas que se enamoran de un día para otro.

Pero es que este idiota tiene algo diferente.

Me molesta admitir que de verdad me gusta. Dios me sentí tan estúpida al decirle que me gustaba. Seguro pensó que soy una idiota, se debe de estar riendo de mí, maldita sea,¡¿Por qué tuve que abrir la bocota?! ¡Me quiero matar!

Ojalá me tragará la tierra y me escupa en Canadá.

Mi puerta se abrió y Jackson la atravesó.

― Hasta que se lo dices, se veía a lo lejos que te gustaba, y por si no sabes tú a el también le gustas ―dijo él sonriendo.

― Si, claro.

Dije sin darle importancia a lo que él me dijo.

― Aparte de ser bipolar eres ciega ―susurro él, pero aun así pude escucharlo.

Solo lo miré fijamente y puse los ojos en blanco.

― Me caes bien.

Dijo Jackson sonriendo.

Yo le di una sonrisa amable.

― Fui muy idiota ¿verdad? ― pregunté.

― Desde que naciste ―dijo sin pensarlo.

― Lo sé, gracias ―dije restándole importancia Jackson me miro, sonrió y me comenzó a aplaudir.

Yo lo miré raro, él me dio una mirada orgullosa, lo volví a ver raro, él me volvió a dar una mirada orgullosa y me sonrió.

― ¡LO LOGRASTE! ¡MAIA! ¡LO LOGRASTE! ―grito él saltando en mi habitación.

¿Lo logré? ¿Qué logre?

― Te dije un comentario hiriente y lo ignoraste ¡no le diste importancia!

Decía el emocionado todavía saltando por la habitación.

¿Lo logré? ¡Lo logré! El comentario de Jackson no me afecto en nada, no me dolió, no me hizo sentir mal aunque me haya dicho que soy una idiota, su comentario no me dolió...




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