Te digo adiós

Capítulo 10

Aprender a amarse es lo primero que debemos hacer para poder amar a otras personas.

Amarse a uno mismo es más importante que amar a los demás, y a veces suele ser muy difícil poder amarnos, pero podemos, podemos amarnos.

Yo no vengo aprendiendo de amor ahorita.

Yo aprendí de amor cuando Clara siempre iba por mí hasta donde yo estuviera. 

Aprendí de amor cuando Zoe cada que no contestaba una llamada insistía una y otra vez para saber si yo estaba bien. 

Aprendí de amor cuando vi a una señora en la calle que eligió darle sus gustos a su hijo en vez de darse gustos.

Aprendí de amor cuando Clara me decía que era lo mejor a mí sin importar que yo me enojara. 

Aprendí de amor cuando aun después de mil enojos, sufrimientos e insultos, Zoe decidió quedarse allí para mi apoyándome y confiando en mí.

Aprendí de amor cuando me di cuenta de que Clara aun divorciándose, teniendo que cuidar su hijo rebelde y a su hija adicta a las drogas me regalaba una sonrisa y hacia todo para que los tres estuviéramos bien. 

Aprendí de amor cuando mi padre a pesar de saber que le creí todas las mentiras a su exmujer el creyó en mí, confía en mí y se preocupa por mí.

Aprendí de amor, y fue recibiéndolo de otras personas y no de mi madre. 

Hoy le doy comienzo a mi intento de amarme. 

Estamos a septiembre y espero que en diciembre pueda haber logrado algo. 

Ya tengo muchas cosas planeadas. Aprender amarse suele ser difícil, pero sé que lo lograré.

Nosotros siempre esperamos el amor proveniente de los demás, pero el amor más importante es el de nosotros. 

Cada persona merece amor, más de lo que pensamos, y hay veces que aceptamos el amor que creemos merecer. 

Yo estaba en una gran oscuridad en la cual solo había un hueco muy pequeño por el cual entraba un rayito de luz, pero ese hueco se está agrandando y mi vida se está iluminado. No voy a decir mentiras, no me siento tan bien, no es que de un día para otro voy a estar feliz, tampoco es que sea como que inestable.

Yo quiero demostrar que si puedo, de verdad que puedo.

Igual si viviera en la oscuridad me convertiría en la luna, ella está sola, brilla en la oscuridad, pero tiene ayuda del sol, Jackson, Yashua, Zoe, mi padre y Clara son mi sol. 

Hoy decido decir adiós a todo lo que me hace mal, a mí yo que se lastima a sí misma. 

Digo adiós a todos lo que me lastiman o que me lastimaron. No me importa quien sea o que sea, solamente lo sacaré de mi vida, porque estoy cansada de que me hagan daño, estoy cansada de hacerme daño. 

 Quiero dejar de dañarme y pasar a amarme. El camino será algo dificil, estoy consiente de eso, pero sé que yo puedo.

 Ahora me encuentro en el jardín sentada dibujando, cosa que siempre me ha gustado, pero que deje de hacer cuando me dijeron que lo que yo hacía era una basura, pero es algo que amo hacer y quiero retomarlo.  Lágrimas salían de mis ojos al ver el resultado final, el dibujo a lápiz de mi abuelo estaba frente a mí, su sonrisa en el dibujo... el recuerdo de la última vez que me sonrió vino a mi mente. 

 Lo extraño tanto... 

 La mano de Yash se posó en mi hombro, me veía con una gran sonrisa. Hace unos minutos le conté momentos con mi abuelo mientras me veía dibujarlo.

 Él me miro y me envolvió en un cálido abrazo, al dejar de abrazarme me seco las lágrimas con su pulgar.

 ― Él está bien, él está descansando de esta cruel vida y si te está viendo en este momento sé que está orgulloso de ti, de la gran persona que eres ―Yashua sonrió tomando mi mano. 

 Yo le devolví la sonrisa sin decir nada. 

 ― Te vez hermosa ―murmuro acariciando mi rostro. 

 ― Si mal no recuerdo hace unos meses me dijiste que no era para nada linda―dije riendo.

 ― En ese momento estaba como ciego, olvida eso, sácalo de tu mente. Nunca paso. 

 Dijo el de la misma manera.

 Los dos nos quedamos riendo por un largo rato hasta que nos tuvimos que ir a nuestras habitaciones.

 Cuando cayó la noche dos insoportables cayeron a mi habitación. 

 Yash, Jack y yo estábamos en mi habitación jugando uno sentados en el piso.

 ― Deja de ordenar las malditas cartas por color y comencemos la partida, me estresas ―espeta Yash irritado.

 ― Y a mí me estresa no tenerlas ordeñadas por color, cállate la maldita boca que tú también me estresas ―dice Jack de la misma manera.

 Yo solo rodeé los ojos viendo como los insoportables seguían discutiendo porque Jack quiere tener todo en orden, yo lo veo bien, a veces al ver todo ordenado me entra una paz mental.

 ― Cállense por favor, estábamos tranquilos jugando, no dañemos las cosas― murmuré ya cansada de los dos.     

― Me voy quédense con su jueguito―dice Jack.

 ― No. Yo soy el que me voy ―habla ahora Yash.

 Los dos se miraron de mala manera y salieron enojados.

 Yo solo me quede riendo sentada en el piso.

 Ay, que haré con este par de locos.

 Ya que no tenía más nada que hacer solo me fui a mi cama y me quede dormida.

 Al día siguiente me levante y me fui a desayunar.

 El comedor estaba casi vacío como todos los domingos, por el hecho de que todos se levantan muy tarde.

Desayune rápido y me fui a mi habitación de vuelta, hoy no haría nada, no tengo terapia y tampoco tengo clases. Toda la mañana me la pase intentando ordenar mi habitación, pero sinceramente no hice nada más que hacer la cama.

Cuando llego la hora del almuerzo fui a almorzar, en la mesa estaban los chicos sentados, yo los salude, pero ellos no dijeron nada, me imagino que todavía seguían enojados. Cuando termine de almorzar me fui a mi habitación de nuevo a hacer nada.

Cuando la tarde llego me fui a la azotea a ver el atardecer. El sol apenas se estaba comenzando a ocultar, los tonos rojizos y naranjos hacían que el cielo luciera hermoso. La luz del sol alumbraba mi cara y el viento movía mi cabello.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.